¿Qué ves cuando me ves?: Family Romance.- Cine y Psicoanálisis

¿Qué ves cuando me ves?: Family Romance.- Cine y Psicoanálisis

El Área de Biblioteca junto al Grupo de Investigación de Cine y Psicoanálisis, tienen el agrado de  invitar a la apertura del Ciclo de Cine y Psicoanálisis del Cid Santiago del Estero 2021 denominado «¿Qué pretende usted de mí? Los malentendidos del amor”, abordará como tema principal el “Amor” en consonancia con el Seminario Anual 2021 «Entre el Uno y el Otro, el amor”. Lectura del Seminario 20 y articulaciones, como también con el décimo evento de ENAPOL «Lo nuevo en el amor»; Modalidades contemporáneas de los lazos.
La propuesta del  Ciclo 2021 será visibilizar las diversas formas que adquieren los vínculos amorosos actuales a través de diferentes films.
La película de apertura será «Family Romance LLC» el día Viernes 30 de abril a las 19.30hs. Por la plataforma Zoom.
La actividad consistirá en la conversación y debate de la película, coordinada por:  Gabriela Alluz  (Coordinadora del Grupo de Cine y Psicoanálisis) como Invitado especial: José Vidal Psicoanalista (Miembro EOL Córdoba y AMP Docente del IOM2)  Comentarios y aportes a cargo del Grupo de Cine y Psicoanálisis.
El film es del año 2019, dirigido por el  director alemán Werner Herzog fue rodada íntegramente en Japón y está basada en circunstancias verdaderas: una empresa dedicada al alquiler de personas que interpretan a pedido el rol de otra.
Una película que nos invita a pensar, conversar y analizar los vínculos en torno al amor en la época actual.

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Reseña Clase 1: “Aun una lectura”.- Marita Salgado

Reseña Clase 1: “Aun una lectura”.- Marita Salgado*

Reseña de la Primera Clase del Seminario Clínico Anual “Entre el Uno y el Otro, el Amor”

La primera clase del Seminario Clínico Anual estuvo a cargo de nuestra directora Marita Salgado, AP de la EOL (BS. AS.) Y AMP; cuyo título fue “Aun una lectura”.

La docente realizó un exhaustivo recorrido “a la letra” de los capítulos 1 y 2 del Seminario XX.

Comenzó precisando que éste último es un seminario que refiere al goce como satisfacción paradójica.

Nos iluminó con algunos antecedentes tales como el seminario VII, en dónde Lacan menciona que la ética del psicoanálisis trabaja esa satisfacción paradójica, que los discursos del Amo, Universitario, Histérico rechazan, entonces, es el discurso analítico quien la toma a su cargo, satisfacción paradójica que en el Seminario XX llamará Goce.

Otro antecedente que sitúa la docente es el Seminario XIX ya que, allí  comienza a trabajar la comedia de los sexos, la relación Hombre y Mujer. Y se pregunta por el semblante, que es lo que vela la nada, el agujero, en este sentido, nos dice que no basta con ser Hombre o Mujer, sino también parecer, este “parecer” está del lado del semblante, entonces como «No Hay relación Sexual», algún semblante hay que inventar. Nos invita a pensar las fórmulas de la sexuación como un modo de hacer ante éste “No hay relación Sexual”, pero también hay un “hay”, el Uno y concluye que el Uno es lo que resta del goce, lo que va decantando de esa satisfacción paradójica y como el sujeto puede operar con eso al final del análisis.

Marita Salgado luego de la introducción que realizó destaca que Lacan en su transmisión está en una posición de analizante, y que su modo de avanzar es un ”no quiero saber nada de eso”.

Él está dividido, en posición de construir en acto, un saber. Hace referencia al “…o Peor” del Seminario XIX  para decirnos que los tres puntitos quieren decir “No hay relación sexual” y que estamos complicados pensando que existe la relación sexual.   Nos propone pensar en los  femicidios, en donde posiblemente, en estos hechos  hay relación sexual, hay el intento de hacer Uno con el otro.

Continúa orientándonos y nos dice que  goce y amor no son lo mismo. El goce del cuerpo del Otro sigue siendo una pregunta, el amor, pide amor, lo pide sin cesar, lo pide aún… y nos dice  que “Aun” es el nombre propio de esa falla donde el Otro parte la demanda de amor , es una hiancia. El amor no es  con mayúscula es un “a-mor”, introduce la cuestión del objeto a, en  francés es“a-mour”, el amuro, es el cuerpo en donde se inscriben los caracteres sexuales.

Se  pregunta sobre éstas señales extrañas sobre el cuerpo…¿De dónde vienen? ¿Cómo se hace un Hombre y una Mujer? Y nos dice que un cuerpo no puede gozar del otro cuerpo, hay una barrera, se goza del propio cuerpo, en-cuerpo (Encorpe) el ser del cuerpo es verdaderamente sexuado, pero esto es secundario, porque las huellas en el amuro no dependen del goce del cuerpo en tanto simboliza al otro, si no que éstas huellas son significantes, es decir que los caracteres sexuales, más allá de la biología vienen del significante. ¿El amor es hacerse uno con el otro? El goce sexual es igual al goce del otro, o al

goce del cuerpo? Hay división de los goces.

A modo ilustrativo la docente toma dos referencias, por un lado, la cotorra enamorada de Picasso, en dónde nos dice que lo importante es el atuendo, no basta ser, sino “parecer”. Por otro lado, en cuanto a Aquiles y la tortuga concluye que el primero la puede pasar, pero no alcanzar en ese goce infinito. Lacan divide los goces, el femenino, el goce del otro, sexual. Así es que  plantea que el goce en tanto sexual es fálico, quiere decir que no se relaciona con el  otro como cuerpo. El goce fálico está fuera del cuerpo y es por esto que puede haber encuentro sexual entre un Hombre y una Mujer, hay significantes, hay significación fálica que da lugar a un encuentro entre un hombre y una mujer, no es por el cuerpo sin el significante.

Lo último que toma en este capítulo es la necedad, la tontería y dice poder llegar a ser menos necios pero no sublimes. El discurso analítico se ocupa de lo que no anda y eso que no anda también es la necedad.

En cuanto al cap. 2 “A Jackbson” la docente nos dirá que Lacan modifica el algoritmo de Saussure de significante y significado, en donde refiere que el significante es el que procura un significado. Relaciona el significante y el goce. Y toma la cuestión de los discursos. No hay relación sexual, pero sí hay discurso, y va a decir que el amor irrumpe cada vez que se cambia de discurso en el análisis. En este capítulo se pregunta muchas veces por el significante, este último no es el fonema, tampoco es la palabra, por el tonel agujereado de la significancia se desparrama un block lleno de significado, no hay como capturar todos los significados, siempre hay un tonel agujereado por dónde se cuela un significado. Es decir, No hay relación sexual, hay goce, hay del Uno pero hay significante. Y es el significante el que va a permitir inventar  Algo con eso.

Cuando se ama, no es asunto de sexo, goce y amor están disyuntos. El amor difiere del goce sexual y el goce sexual está fuera del cuerpo, además dice Lacan, que el amor no es una palabra, tampoco es el significante, no se puede hablar de amor, el amor se escribe, está la carta de amor, la canción y está el afecto ligado al narcicismo, al espejo…

Área de Difusión

*AP de la EOL Y AMP

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La actualidad en cuestión: Responde Maximiliano Alesanco

La actualidad en cuestión: Responde Maximiliano Alesanco*

Actualidad en cuestión: Una apuesta por producir un diálogo desde el psicoanálisis sobre cuestiones de actualidad, entre grupos de lecturas, grupos de investigación y/o áreas de trabajo del CID Sgo del Estero y analistas elegidos por integrantes de estos espacios.

– Respecto al lazo social, cómo ve la proliferación de actitudes abiertamente transgresivas en relación al cumplimiento del aislamiento obligatorio, que se manifiesta en reuniones y fiestas clandestinas. Y que, según las estadísticas, son la principal fuente de contagios.**

 

 

 

 

* Practicante de psicoanálisis. Responsable gestión operativa CID Salta. Lic. Esp. en Psicología Clínica. Docente universitario.

** Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis”, del CID Santiago del Estero. Coordinador: Lic. Francisco Ruiz.

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La actualidad en cuestión: Responde Miguel López

La actualidad en cuestión: Responde Miguel López*

-Ya sea por la pandemia, ya por la cuarentena, o el distanciamiento social… ¿Qué cambios han sido notables en los síntomas de los analizantes, teniendo en cuenta la realidad psíquica y fantasmática de cada sujeto?**

– Resulta interesante de entrada la diferenciación establecida en la pregunta. No es lo mismo la pandemia que la cuarentena y a su vez que el distanciamiento social. En lo que respecta a la pandemia, nos encontramos ante un real que exige de cada sujeto una respuesta, que en algunos de los casos pudo haber ido por el lado del síntoma, en otros por la inhibición y en muchos por la angustia. Podemos ubicar aquí cierta hermandad en la que todos quedábamos ubicados respecto a la contingencia, desde un habitante de Boston, Londres o Madrid, hasta cualquier ciudadano del noroeste argentino.

     Sin embargo, otra cuestión pasó por la cuarentena y el distanciamiento social, en tanto las mismas se transformaron en las estrategias por las cuales los amos políticos del mundo entero, y en distinto grado, buscaron afrontar aquello impredecible de la COVID-19. En este punto, Éric Laurent[1] nos advertía sobre la importancia que las medidas implementadas, a las cuales los sujetos dábamos consentimiento, sean lo suficientemente elaboradas para que así se tornen soportables. Y aquí asistimos a escenarios de permanentes tensiones sobre las cuales se ha dicho demasiado, pero donde quisiera destacar un punto. La ideología,  y cierta religiosidad dogmática como núcleo central de la misma, proporcionó a muchos sujetos de una coraza de sentido que les posibilitó transitar con dificultades bastante reguladas este real que emergió de un modo traumático; es algo muy interesante, en tanto las identificaciones que posibilitan ubicar en un Otro maligno los causales de las más diferentes penumbras, terminan proporcionando cierta pacificación. En esto no hay nada nuevo, solo basta releer lo trabajado por Freud[2] sobre el ejército y la iglesia en Psicología de las masas y análisis del yo.

     Por otro lado, respecto a cambios notables que hayan podido vislumbrarse en los analizantes, y yendo más allá de la particularidad psicopatológica y la singularidad del caso por caso, diría que es posible trazar un conjunto de cuestiones que son consecuencia de la actual era técnica, en la cual asistimos a una virtualización generalizada en los más diferentes campos de desenvolvimiento subjetivo. Este fenómeno ya venía gestándose, pero la pandemia proporcionó un marco de legitimación de dicha virtualización que no fue sin consecuencias en los sujetos, porque bajo ningún punto de vista puede pensarse que la sustracción de los cuerpos al momento del lazo pueda llevarse a cabo sin síntomas, inhibiciones o angustias.

     Como bien lo señala Gustavo Dessal[3], las tecnologías y su compulsión a la transparencia atentan contra el sujeto del inconsciente, el cual necesita de la oscuridad para sobrevivir. Y la virtualización generalizada gestada durante la pandemia, con home office para los adultos que tuvieron la dicha de no perder su trabajo, con clases on-line para jóvenes, adolescentes y niños, transformó numerosos hogares en petits panópticos donde cada uno estaba al alcance de la mirada invasiva del otro. En este punto, fue difícil para muchos analizantes encontrar en su propia casa un lugar de resguardo de su intimidad desde donde sostener actividades que precisan como condición sine qua non estar a salvo del alcance de la mirada del Otro. Como por ejemplo el análisis mismo.

     A partir de ahora, vacuna mediante, asistiremos paulatinamente a situaciones en las cuales los sujetos podrán encontrarse nuevamente con sus actividades en un lazo con otros sin prescindencia de los cuerpos. Nada de esto será sin las marcas que la COVID-19 haya dejado tras su paso a modo cual huracán, y es aquí también donde los analistas lacanianos seremos convocados a alojar las diferentes formas con las que se presente el malestar de ese real de la pandemia como fenómeno global y por supuesto subjetivo.

[1] Laurent, É. (2020). El Otro que no existe y sus comités científicos, en Virtualia N°38.

[2] Freud, S. (2008): “Psicología de las masas y análisis del yo”. En Obras Completas, Libro 18 “Más allá del principio de placer. Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras (1920-1922)”. Bs. As. Amorrortu Editores.

[3] Dessal, G. (2019). Inconsciente 3.0. Madrid: Xoroi.

 

*CID Tucumán

**Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis” del CID Santiago del Estero

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Reseña Clase 7: «Los cuatro conceptos fundamentales».

Reseña Clase 7: "Los cuatro conceptos fundamentales".

La docente inició su clase con un breve repaso de los acontecimientos que enmarcan el dictado de este seminario: Lacan fue excomulgado de la IPA luego de haber dictado diez seminarios orientados a la formación de analistas. Lacan nombra esta expulsión como una “excomunión” semejante a la que ocurrió con Spinoza. El seminario XI se establece en cierto modo como continuidad de aquel “Seminario inexistente” que quedó interrumpido por la excomunión. Las clases se desarrollan en la Facultad de Derecho de la Escuela Normal Superior de París, con un público heterogéneo, donde se destacan personalidades de la filosofía política como Althusser y Miller. La disertación de Susana Amado se detuvo especialmente en el capítulo XX y el epílogo de este Seminario. Allí Lacan contrapone los preceptos de la IPA a la centralidad de volver a los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis: inconsciente, repetición, transferencia, pulsión, en ese orden. Se partió de una pregunta: ¿qué orden de verdad rige nuestra práctica? La respuesta está en Lacan, es sostener los cuatro conceptos antes mencionados. Asimismo, ante el cuestionamiento ¿qué razones sostienen nuestra práctica? Lacan va a responder hablando de la impostura. Esa pregunta inicia otra. ¿Cómo asegurarnos que no estamos en la impostura? ¿De qué impostura se trata? Este Seminario es una respuesta y el objeto a, que va a poner en el centro, es su invención. Impostura que se encuentra en relación con los rituales y estándares que sostenía IPA, tales como la identificación al analista, la predeterminación del tiempo de sesión de 50’, la rigurosidad y el privilegio del saber. Lacan vincula la impostura con la religión y la ciencia. Esta “didáctica” que sostenía la IPA remite para Lacan a una religión. El psicoanálisis no es una religión, ni una ciencia. Pues, la primera pone el acento en el olvido (no en el deseo). Sustancia el ser del sujeto dándole la posibilidad de una subsistencia. En la religión no alcanza con una sola inscripción (bautismo) para creer, sino que requiere una reconfirmación del pacto (sacramentos). La segunda, la ciencia, sostiene la impostura de un sujeto ligado al saber, planteando una relación al saber por medio de un objeto cognoscible y de un conocimiento científico, intentando de este modo una adecuación con respecto al objeto (a). Sin embargo, el psicoanálisis nos advierte que eso falla siempre. El real de la ciencia tiene una ley, un saber. En el psicoanálisis el real es sin ley, y fuera de todo sentido y saber posible. Cabe destacar que Lacan en el Seminario XI plantea la constitución del sujeto a partir de las operaciones de Alienación / Separación, que matematiza bajo $ losange a. El a es el objeto extraído del campo del Otro. Implica una separación entre demanda y pulsión introduciendo una diferencia absoluta. En esta línea, Lacan ubica la transferencia más del lado de la pulsión. No se trata de la identificación con el analista, como final de análisis, ni de su liquidación. Se orienta de una manera distinta. El sujeto supone un saber al analista, respecto de su padecimiento. ¿Por qué luego de que el sujeto logra un saber sobre su padecer debe liquidar su identificación? O bien, ¿se trata de pasar de la suposición de un saber en el Otro, de Otro sin barra, a un saber en su propio campo respecto de su propia barra? Se trata de deponer los objetos del campo del Otro: mirada y voz. Cuando eso no sucede, la demanda retorna y realiza su recorrido. En contraposición de la IPA, que plantea que la transferencia está ligada a la repetición. No basta con que el analista sirva de soporte a la función de Tiresias, es preciso que el analista «tenga tetas», es decir, que se ofrezca para que algo a partir de su lugar se escriba en relación con el objeto. Allí el analista se orienta por el objeto. En efecto, cuando en esa ficción organizada que es el fantasma algo estalla, la angustia como angustia productiva orientará hacia ese objeto. Esto es, ¿qué cosa orienta respecto de la angustia? Pues, la angustia sirve de brújula hacia el objeto, dónde está localizado y qué hizo estallar al fantasma.

Área de Biblioteca

* AME Miembro de EOL y AMP.

Directora del CID Santiago

Integrante de Dirección Ejecutiva de IOM2

Responsable dl Depto. De Psicoanálisis y filosofía del Centro de Investigaciones de I.C.d.e.B.A

Co-responsable de la Revista Dispar

Supervisora del equipo de violencias, Hospital Álvarez

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La actualidad en cuestión: Responde José Vidal.

La actualidad en cuestión: Responde José Vidal.

¿Cuál es su opinión sobre las cada vez más frecuentes rebeliones sociales, sobre todo por parte de comunidades afro descendientes, muchos de ellos nacidos en EEUU? Rebeliones, sobre todo, contra el racismo y la violencia policial.
El asesinato de George Floyd es el que más recordamos ahora, por ser el último y con características quizás de espectáculo siniestro y perverso.
¿Tendrá algo que ver esto con lo que Lacan dice en uno de sus seminarios en referencia a la teoría evolucionista de Darwin, en torno a que dicha teoría sólo podría haber nacido en una Nación cuya industria es el racismo? *


Debemos, en tanto analistas, no comprender demasiado rápido lo que se nos propone desde el disco- urso- corriente, esa discursividad de sentido común con la que nos machacan los medios y las redes.
La tensión social es un hecho inevitable. Es lo que aprendimos con Freud en el Malestar en la cultura: se pide sacrificios a los individuos por el bien común y eso deja un resto inasimilable por el orden imperante, un superyó insaciable. El agravante de estos tiempos es que el discurso capitalista se nos presenta desbocado, provocando la proletarización de los sujetos, es decir, despojándolos de aquello significantes con los que podrían representarse en lo social. A cambio, ofrece la producción de subjetividades, neo identidades que son funcionales al mercado que los sujetos toman sin notar que son ellos los objetos.
En este sentido, creo que la expresión afrodescendientes, en lugar de negro, no dice nada de los sujetos así denominados. ¿Quién no sería afrodescendiente en un sentido genético? Pero ese decir apunta a la victimización de un sector de la sociedad. Esa victimización es la manera de construir una subjetividad en el orden capitalista, sea como negro, como mujer, como gay, como discapacitado, como excombatiente o lo que sea, pero siempre objeto de goce de otro, sin sujeto. Lo ocurrido con George Floyd tendría un tratamiento mucho más digno si se considerara el hecho como un atropello a un ciudadano norteamericano y no una obscena mostración del hecho que propone que eso le pasó por ser negro. Y víctima desde antes de que ocurriera. No voy a desconocer el problema del racismo en Norteamérica, pero pienso que eso es algo ineliminable allá y en todos lados. La victimización sí puede ser modificada. Justamente, el discurso analítico se opone a toda victimización porque busca, siempre y en todos los casos, la responsabilidad singular de cada sujeto con su forma de gozar. Luego de eso, con eso, el sujeto puede contar con algo para hacer lazo social y resistir a la voracidad capitalista.
Algo bueno en el caso de George Floyd es que nos llega como un nombre propio, irrepetible, único, con el cual sí se puede llevar adelante un movimiento político. La nominación permite el acto.

*AP Miembro  de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)

 

*Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis” del CID Santiago del Estero

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Goce, Repetición y Pulsión de Muerte.- Gastón E. Vallé Lipreri

Goce, Repetición y Pulsión de Muerte.- Gastón E. Vallé Lipreri

Goce, Repetición y Pulsión de Muerte, la revisión de estos conceptos resulta pertinente para caracterizar la subjetividad de la época. En un mundo globalizado, en constante «desarrollo», en permanente cambio aparente, la ciencia haciendo uso de la técnica y sus instrumentos de medición propone la homogeneización de los sujetos produciendo un atentado a la singularidad y al orden simbólico que brindaba cierta orientación. Sin embargo, aunque se trate de velar la falta con proliferación de objetos novedosos o construidos en serie, algo del orden de la repetición siempre aparece e insiste, siguiendo la perspectiva de Jacques Alain Miller, «algo que ha proporcionado efectivamente el psicoanálisis es que la vida es fundamentalmente una repetición, que nos damos la ilusión de lo nuevo, pero que de hecho, la vida está constituida por la repetición.» (1986, p. 73). Hay algo del orden de la repetición que insiste, aunque no es más que el retorno del mismo objeto con el disfraz de la novedad, se trata del objeto perdido mítico de la primera experiencia de satisfacción, el denominado objeto a.

En este contexto los sujetos se ven empujados a consumir con la creencia de apresar o reencontrar el ágalma. Esta búsqueda no finaliza nunca, porque se trata de un objeto perdido por estructura y la pulsión se satisface en su recorrido mismo. Por ello, el deseo es siempre insatisfecho, en su búsqueda de repetir el placer original, mientras que la pulsión siempre se satisface.

Lacan decía, «el análisis más que ninguna otra praxis, está orientado hacia lo que, en la experiencia, es el hueso de lo real.» (1964, p. 61). La dirección de la cura apunta a que el sujeto construya su propia respuesta, su sinthome. Es decir, como refiere José Pablo Feinmann (2016) recuperando a Sartre en su programa Filosofía aquí y ahora, “se trata de saber hacer con lo que hicieron de nosotros”. De ese modo, se restituye la responsabilidad del sujeto en lo que le pasa y se ubica su posición, desde la cual contribuye él mismo, de alguna manera, en su padecimiento.

El camino a seguir en la clínica es a través de la palabra, es decir, por vía de lo simbólico, para circunscribir ese real y para acceder al inconsciente estructurado como un lenguaje, para acceder a la dialéctica del deseo. «La regla analítica, para Freud, no consistía sino en recomendar al sujeto dejar venir sus pensamientos y convertirlos de inmediato en enunciados dirigidos a su analista convertidos en mensaje.» (Miller, 1999-2000, p. 242).

Para que el sujeto advenga como tal, hay que seguir la red significante, automatón,

donde uno regresa, vuelve, se cruza con su camino, los cruces se repiten y son siempre los mismos, y no hay en ese capítulo 7 de la interpretación de los sueños otra confirmación sino ésta: Hablen de azar, señores, si les da la gana, yo en mi experiencia, no encuentro en eso nada arbitrario, pues los cruces se repiten de tal manera que las cosas escapan al azar. (Lacan, 1964, p. 53).

Quiere decir que hay un entramado entre los elementos significantes, que tienen leyes que estructuran el discurso, éstas son la metáfora y la metonimia; equivalentes a la condensación y desplazamiento en la concepción freudiana.

En el camino hacia el deseo nos hallamos con un escollo, se podría decir, con un opositor al deseo, éste es el goce. «El goce no es una función dialéctica […] el goce no es el goce de Otro.» (Miller, 1986, p. 149). No tiende al lazo, es del orden auto-erótico, no dialéctico, incluso puede prescindir del Otro.

«El deseo está ligado a la cadena significante y por ende a sus permutaciones, por eso es muy móvil, es dúctil, plástico al significante. Por el contrario, las relaciones del goce con el significante son relaciones de exclusión.» (Miller, 1986, p. 150). Entonces, surge la pregunta ¿cómo incidir sobre el goce mediante el significante?

El goce es una perturbación del cuerpo y el deseo es una defensa contra él. «El goce no proporciona placer, el goce es antinómico con el bienestar, puede incluso confinar con el dolor.» (Miller, 1986, p. 152). Sin embargo, la anulación total del goce implicaría el fin de la vida, no se puede vivir sin gozar. El goce es del orden pulsional, sin medida, sin ley, por ello la propuesta de un análisis es artesanalmente construir diques, acotar el goce y lograr que sea los más vivificante posible.

Se infiere cierto parentesco entre Goce y Pulsión de Muerte a partir de la lectura de Lacan. Freud no empleó el término Goce a lo largo de su obra, e incluso expresa que el concepto de Pulsión de Muerte se le impuso por su práctica clínica, donde captó que su hipótesis de que el aparato psíquico se regía por el principio del placer se refutaba. El síntoma presenta una contracara al placer, una cara de goce, además evidenció la dificultad de algunos pacientes de ceder ante el displacer, ante el goce en el transcurso de la cura lo que lo llevó a teorizar sobre la reacción terapéutica negativa.

En nuestra época también se impone hablar de Pulsión de Muerte, para elucubrar sobre el atentado sobre sí mismos de los sujetos. Freud decía, «[c]ontra el exterior existe una protección […]. Mas contra las excitaciones procedentes del interior no existe defensa alguna.” (1920, p. 2520). Las prácticas suicidas, toxicomanías, el consumo de aparatos tecnológicos, los nuevos monosíntomas, anorexias, bulimias y obesidades, ludopatía. Además, las inscripciones en el cuerpo, tatuajes, cirugías estéticas, aros, etc. dan las coordenadas de la época y los recursos de los que se sirven los sujetos para paliar el malestar, el punto común es el desenganche del Otro y el propio cuerpo como instrumento. Miller denominó la época que asistimos como del Otro que no existe. Ante lo cual el sujeto responde como puede, puesto que los ideales parecen haber caducado o, por lo menos, perdieron su efectividad, a partir de la debilidad de la medida fálica a partir de la pérdida de potencia del Nombre del Padre.

No obstante, no se trata de añorar al padre, ni restituirlo, debemos ir más allá de esa función y valernos artesanalmente de nuevos recursos. Cada uno irá construyendo su solución singular, a partir de encontrar cómo se articula en su economía psíquica su síntoma y qué función en su subjetividad, transferencia mediante con un analista. Los analistas no debemos perder de vista la singularidad de los sujetos y tener en cuenta que el sujeto hace uso de los objetos de un modo particular e inconmensurable.

«La sesión analítica […] induce una experiencia de la extimidad, a saber, que en el seno mismo de aquello que es para mí más interior aparecen elementos de los que no puedo responder y, que están allí, que eventualmente se encadenan, me faltan o, por el contrario, afluyen y me despojan, en ese punto, de mi iniciativa.» (Miller, 1986, p. 243). Se trata en la práctica analítica de saber hacer con esos elementos, se trata de poder apropiarse entre saber y verdad de esos significantes e instrumentarlos con una respuesta única e irrepetible frente al malestar en la cultura, se trata de una praxis que incide sobre el sufrimiento.

 

Bibliografía

  • Feinmann, José Pablo. 21 de septiembre de 2016. Programa: Filosofía aquí y ahora. ¿Qué hacemos con lo que hicieron de nosotros? [Archivo de video]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=bzzsoMyO_VU
  • Freud, Sigmund (1920), «Más Allá del Principio de Placer». Obras completas -1ª. Ed., 4ª reimpr. – Buenos Aires: Ed. El Ateneo, 2011.
  • Lacan, Jacques, (1964), El Seminario libro 11. -1ª ed. 20ª reimp. – «Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis». Ed. Paidós, Bs. As 2013.
  • Miller, Jacques-Alain, (1986), «Recorrido Lacan» Conferencias Caraqueñas, Cap. IV «La Transferencia de Freud a Lacan”. Ed. Manantial, Bs. As.
  • Miller, Jacques-Alain, (1999-2000), «Los usos del lapso”, Cap. III, V y XII. Ed. Paidós.

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Reseña Clase 1: “El inconsciente y la repetición”.

Reseña Clase 1: “El inconsciente y la repetición”. Seminario Teórico - Clínico 2020 “La interpretación en la dirección de la cura”.

El día Martes 14 de Abril se llevó a cabo la primera clase del Seminario Teórico-Clínico 2020 La Interpretación en la Dirección de la Cura Seminario 11 de J. Lacan. Esta  clase llamada “El Inconsciente y la Repetición” estuvo a cargo de la psicoanalista Susana Amado directora del CID Santiago del Estero, AME, Miembro de EOL (Bs.As.)

     La docente comenzó refiriéndose al Seminario del año 1964 expresando que se va trabajar a partir de los cuatro conceptos Fundamentales del Psicoanálisis que son Inconsciente, Repetición, Transferencia y Pulsión.

     A continuación, haciendo referencia al primer capítulo del Seminario “La Excomunión”, señalo que el Seminario 11 viene al lugar del Seminario Inexistente Así llamado por Miller, seminario del que sólo se conoce una sola clase, es decir (una operación metafórica) de los Nombres del padre. Al lugar de lo que queda de religioso de reverencial al padre. Pero al mismo tiempo los cuatro conceptos no dejan de ser cuatro nombres del Padre.

  En relación a Los nombres del Padre aclara de que se trata de un Padre en tanto función reguladora y que puede ser ocupada por cualquiera, por ejemplo: un Estado, una institución o un Sujeto. Los Nombres del Padre son los cuatro conceptos fundamentales, a los cuales Lacan va agregar los conceptos de Sujeto y Real. Lo común a los cuatro conceptos es los conceptos de Inconsciente. Que primero lo presenta como sujeto, sujeto del Inconsciente, Después como repetición, El inconsciente repite, luego como emergencia de la transferencia, cuando define a esta como la puesta en acto de la realidad del inconsciente. Y luego la pulsión, cuando otorga al inconsciente la función de pulsación que la homologa a la pulsión. Subrayó que en estos Cuatros conceptos de Freud se van infiltrando los de Lacan: la noción de Objeto a en el binomio Inconsciente -repetición y la alienación-separación con transferencia y pulsión.

 En este tiempo de enseñanza el Inconsciente está estructurado como un lenguaje.  Se sirve de la Antropología filosófica para indicar que existen relaciones pre-subjetivas, que la naturaleza proporciona significantes que organizan de un modo inaugural las relaciones humanas.

Señalo también la diferenciación que Lacan establece con respeto a la lingüística, al subrayar que si el inconsciente funcionara según las leyes de la metáfora y la metonimia sería un inconsciente del cual nada se sabría.  . El Inconsciente  que le interesa a Freud subraya Lacan no es el de la antropología o el de la lingüística, sino el que obliga a una suposición del sujeto.  En otras palabras marcar la diferencia entre inconsciente y sujeto del Inconsciente. Qué clase de sujeto hay que suponerle al goce. pero que solo prueba que existe éste, solo cuando falla, cuando uno se pregunta “no sé donde estoy parado”, “no soy cuando sueño”, “no soy cuando hablo. “

        Lacan va a desplegar cual es el estatuto del Inconsciente y agrega que la primera manifestación es la discontinuidad, una vacilación en cualquiera de las formaciones del Inconsciente. Se trata de un Sujeto indeterminado, que tiene que ver con algo del orden de lo no realizado. Se le otorga un estatuto evanescente, lo cual lo encontramos en las formaciones del Inconsciente, pero no en el síntoma. En un análisis el síntoma es puro desconocimiento al principio, ante lo cual, la interpretación busca generar  un hallazgo, una sorpresa, una discontinuidad.

  El inconsciente busca interrumpir en la consciencia, con una insistencia ligada a marcas, al trauma, a lo  Real. En el retorno de esa huella, algo se repite y algo se escapa. Que algo se escape es lo que comanda la repetición y por ende vela lo real. Siempre hay fracaso de la repetición. La repetición sería lo que no cesa de ser imposible.

   Podemos concluir que  los cuatro conceptos Fundamentales, desde Lacan, tienen que ver con la no relación entre el sujeto y objeto. En la constitución del sujeto siempre queda un saldo, un resto inasimilable.  Un análisis consiste en saber cuál es el goce para ese sujeto, orientará preguntarnos acerca de: ¿Qué sujeto hay que suponerle al Inconsciente? ¿Qué lugar ocupa ese sujeto en el campo del Otro? ¿Con qué goza ese Sujeto? Un análisis concluye cuando un Sujeto puede hacer esa extracción del objeto, de ese lugar que ha funcionado como tapón de alguna falta.

Realizado por: Área de Eventos del CID Santiago del Estero

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Reseña Clase 5: “Alienación y Separación: Afánisis”.

Reseña Clase 5: “Alienación y Separación: Afánisis”. Seminario Teórico - Clínico 2020 “La interpretación en la dirección de la cura”.

El viernes 14 de Agosto se llevó a cabo la Clase 5 denominada “Alienación y Separación: Afánisis”. Las docentes a cargo de esta clase fueron Inés Contreras (EOL – AMP – Integrante del CID Sgo), Cristina Ruchelli (Integrante del CID Sgo) y Silvia Zarba (Integrante del CID Sgo) quien realizó un aporte en relación a la lógica de la cura.

La apertura del encuentro estuvo a cargo de Inés, quien planteó que Lacan trabaja en el seminario 11, en los capítulos referidos a estas operaciones, cuatro términos: sujeto, S1, S2 y a, atendiendo especialmente a las relaciones del sujeto con el Otro, articulado no sólo al significante sino al objeto a. Al respecto, Lacan dirá que lo que orienta al sujeto en su relación con el Otro es la pulsión parcial.

Para Freud la líbido es energía pulsional. Lacan, en cambio, se referirá a ella como un órgano, esencial para comprender la naturaleza de la pulsión. No es real, ni simbólica, ni imaginaria, es irreal, una sustancia que no se deja atrapar, pura vida que se derrama. Se referirá así a la laminilla. Dirá que la líbido es indomeñable, pero que no impide encarnarse en un órgano.

En este proceso, el sujeto se instala en el campo del Otro por la vía de la falta. Esta falta es doble: la que adviene en el sujeto del significante y, una falta real, anterior a su función de ser viviente.

Cristina desarrolló las dos operaciones lógicas que se producen en el advenimiento del sujeto: reunión (alienación) e intersección (separación).  Refirió que sólo a través de la primera, el sujeto produce una articulación al Otro. En esta operación el sujeto se dirige al sentido del Otro, encuentra en el campo del Otro un S1. En la separación, se produce una intersección común: el encuentro de dos faltas: del sujeto y del Otro. En esta segunda operación el sujeto se aísla del sentido del Otro y apunta a su ser (a). En la primera operación, el sujeto busca hacerse significar (sujeto del significante). En la segunda operación, el sujeto busca el objeto.

El significante que se produce en el Otro, sólo funciona reduciendo al sujeto a no ser más que un significante, en el mismo movimiento con que lo llama a hablar como sujeto. Este S1 con el que adviene el sujeto, viene del Otro. Supone la identificación primordial al discurso del Otro, ciñendo la singular posición del sujeto en el campo del Otro. Este significante que habla del sujeto, y desde el cual él se aprehende, está indeterminado, “ahí no hay nada”, siempre es posible adicionarle un significante más. En este sentido, la alienación implica la desaparición (fading) del ser. Si elegimos el ser, caemos en el sin sentido. Si elegimos el sentido, éste aparece recortado, por la desaparición del ser. En la elección algo se pierde.

La separación completa la circularidad de la relación del sujeto con el Otro. Una falta es lo que encuentra el sujeto en el Otro, de allí el “qué me quiere”. El sujeto es aprehendido en su falta. El qué me quiere, refleja aquí el enigma del deseo del Otro. En este encuentro con la Falta del Otro, el sujeto pone en juego esa porción de sí perdida, produciendo una respuesta ante ese enigma que abre el deseo del Otro. El sujeto va a colocar su propia falta para tapar la falta del Otro, colmándola con el objeto.

Separarse de la buena manera no es, entonces, la cancelación de la alienación, sino un retorno a la misma, en donde el sujeto queda alienado al objeto a. Separarse, saber lo que uno es, más allá de la inscripción en el Otro.

Inés tomó a su cargo el desarrollo del capítulo de La afánisis, puntuando que no hay sujeto en lo real, sólo hay sujeto por efecto del significante, no hay nada de él antes del significante. El sujeto no se produce de un solo salto, tendrá que navegar entre S1 (significante unario) – S2 (significante binario), con el S1 sólo no alcanza.

Dirá que la significación es el interjuego entre los significantes que vienen del Otro y los significados. Para Lacan, lo reprimido no es la significación. La interpretación va contra la significación.

Una orientación clínica fue plantear que la paranoia imaginaria se pacifica en lo simbólico, algo pone un orden, está la función sublimatoria. En la psicosomática, hay 2 significantes, S1, S2,, sin embargo, no hay afánisis del sujeto, no hay desaparición: la líbido no busca en el exterior sino que vuelve al cuerpo. Dará el ejemplo de la holofrase, al no haber afánisis, hay un bloque S1-S2 y pasa directamente al cuerpo. Es un defecto de la metaforización, una coagulación en un solo significante. Dirá que no hay movimiento, esta afánisis de poder elegir, por eso se pasa al acto. Concluirá diciendo que la libertad puede pensarse, en relación al final de análisis, al separarse en la transferencia, al decir “soy eso, lo que fui en el deseo del Otro”.

Para concluir, Silvia Zarba tomó una viñeta clínica extraída del texto “Anorexia neurótica: una falla en el uso del fantasma” por B. Horne y C. Sales, publicado en el libro “Púberes y adolescentes. Lecturas lacanianas”. El cual permitió trabajar sobre los conceptos desarrollados.

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Reseña Clase 3: “Transferencia y Pulsión”.

Reseña Clase 3: “Transferencia y Pulsión”. Seminario Teórico - Clínico 2020 “La interpretación en la dirección de la cura”.

En la mañana del sábado 13 de junio se llevó a cabo la Tercer Clase del Seminario teórico-clínico 2020: “La interpretación en la dirección de la cura” denominada “Transferencia y pulsión” (primera parte) la misma estuvo a cargo de Francisco Ruiz y Gastón Vallé, integrantes del CID Santiago del Estero.

Los capítulos abordados del Seminario 11 fueron el X Presencia del analista y el XI Análisis y verdad o cierre del inconsciente que se encuentran en el eje Transferencia y pulsión.

Francisco Ruiz inició la clase realizando una articulación entre Transferencia e Inconsciente, en el sentido que la transferencia puede ocurrir tanto dentro como fuera de un análisis, en cambio el inconsciente sólo se produce dentro de un análisis. Realizó un exhaustivo recorrido partiendo de conceptos freudianos tales como la rectificación subjetiva, que sería una modificación que se produce en el sujeto en relación con su realidad; abordó las nociones de trauma y síntomas entendidos como resultado de aquellas palabras no dichas que cuando el analizante habla de ello el síntoma cede. Es el tratamiento por la palabra, o talking cure, según lo denominó Ana O. en 1880 y más tarde Lacan dirá que a partir de allí se abrió un surco nuevo que es el Psicoanálisis y va a plantear a la praxis analítica como un tratamiento de lo Real por lo Simbólico.

El docente, puso especial énfasis en la cuestión del lazo amoroso de la transferencia que para Lacan funciona como resistencia o como obstáculo en el análisis; la  resistencia es del lado del analista que produce el cierre del inconsciente, en cambio para Freud el cierre del inconsciente es cuando el paciente dice “no sé”, ahí  Freud ubica una resistencia a decir algo del trauma. Para Lacan el cierre del inconsciente se produce cuando el analista le da sentido a todo lo que dice el paciente.

Para ejemplificar la transferencia amorosa como resistencia al tratamiento se refirió al  caso de Ana O. en donde la dimensión erótica hacia su analista funcionó como obstáculo para el tratamiento.

También hizo referencia a los post-freudianos que privilegiaban una realidad objetiva en cambio Freud privilegió la realidad psíquica, fantasmática, individual, el “teatro privado”, es decir lo que le pertenece al campo singular de cada sujeto. Se trabajaron algunos artículos de Sacha Natch, Ida Macalpine y Franz Alexander.

Otro tema que desarrolló fue el concepto de inconsciente como pulsación y señaló que cuando se produce una interpretación, en ese movimiento de pulsación, la interpretación queda del lado del analizante y opera como apertura del inconsciente; citó lo que Lacan dijo en 1958 acerca de la interpretación como aquello que descifra la diacronía de las representaciones inconscientes.

La interpretación es aquello que el analista dice y que produce un efecto en el sujeto, no se puede calcular totalmente sus efectos; ese efecto no es dar un sentido sino producir un efecto de sentido.

Lacan propone lo que es del orden del Deseo del analista que se agrega al nudo Inconsciente, Transferencia e Interpretación y retoma lo que Freud había comenzado a plantear a partir de  escuchar a las histéricas. Allí interviene un deseo que no es solamente terapéutico sino que es un deseo del orden del enigma. Miller al respecto se pregunta ¿qué es un analista? Y esa pregunta no tiene una respuesta universal.

Luego continuó la exposición Gastón Vallé el cual trabajó un caso clínico de la revista Mediodicho N° 31 de Hilda Vittar, para ilustrar la articulación de los conceptos desarrollados en donde fue puntuando claramente los diferentes momentos de la transferencia y el efecto de las interpretaciones en el marco analítico.

Luego de la Clase se abrió un espacio para las preguntas que produjo un intercambio muy enriquecedor con valiosos aportes de los presentes. Los aportes de los integrantes del CID y de los asistentes permitieron profundizar en la comprensión de lo expuesto.

La clase se desarrolló por la plataforma Zoom.

 

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