La actualidad en cuestión: Responde Sergio Higa

La actualidad en cuestión: Responde Sergio Higa*

Actualidad en cuestión: Una apuesta por producir un diálogo desde el psicoanálisis sobre cuestiones de actualidad, entre grupos de lecturas, grupos de investigación y/o áreas de trabajo del CID Sgo del Estero y analistas elegidos por integrantes de estos espacios.

Título: "Soledad y bola sin manija forman un par" (Descripción: Hombre mirando el paisaje mientras pasa una pelota por sus pies. Mina El Aguilar, 2013). Ph: Sergio Higa.

¿Qué papel le toca al psicoanálisis en el contexto actual de la pandemia,  teniendo en cuenta que la extensión del virus a nivel mundial y sus consecuencias  subjetivas, sociales y económicas parecería ser algo del orden de lo imprevisto e  incalculable. Y a veces, hasta de una incertidumbre total acerca del futuro?**

 

Esta pregunta invita a reflexionar sobre:  

  • La globalización del virus. 
  • las consecuencias subjetivas 
  • las consecuencias sociales 
  • las consecuencias económicas 
  • lo real sin ley 
  • el desarraigo respecto de las garantías y/o algo de la predectibilidad.  Para empezar me parece oportuno contar brevemente una anécdota que me recordó  lo que me tocaba hacer, es decir, contestar en poco tiempo una pregunta que condensa  una complejidad considerable. 

En enero de 2019, cuando la pandemia explotaba en Wuhan, alojé en mi casa a una  ciudadana de Beijing por unas semanas. En ese momento los noticieros mostraban que  en China se construyó un hospital en una semana. Indagada por mí respecto de cómo es  posible lograr tamaña empresa en poco tiempo, la pequinesa me contestó que ello es  gracias al tipo de educación que reciben los ciudadanos desde que son niños. 

Dicho modo organiza a la sociedad desde la primera infancia con un ritmo estricto,  que resalta por la híper exigencia, rigidez, frialdad y severidad en el modo en que se  educa a los vástagos, dando como resultado una posición sumisa que, en palabras de mi  amiga, sienta las bases para que de grandes trabajen sin protestar en jornadas de 12  horas o más por día. Es decir que desde la temprana infancia se los anima a resignarse  respecto de una característica del amo, esta es, llevar las cosas al terreno de la muerte  con el fin de conservar su lugar (Lacan, 1969-70, pág. 113). Ya Hegel decía “la muerte, si  así queremos llamar a esa irrealidad afectiva, es lo más espantoso, y el retener lo muerto,  lo que requiere mayor fuerza” (Hegel, 1807, pág. 21). Otro punto que recuerdo de las  charlas con mi amiga es que me dijo que los chinos, producto de ese tipo de educación,  son muy distantes al momento de establecer lazo, especialmente en lo concerniente al  contacto físico y frialdad a nivel de los lazos. Y que… ¡el uso de barbijos y del miedo al  contagio ya existía en oriente desde mucho antes de esta pandemia! lo cual me recordó  que cuando visité un país de oriente, en este caso Japón, se me hizo saber que, para la  cultura oriental, una muestra de hostilidad o mala educación consiste en ir a visitar a  alguien estando uno resfriado y que intentar saludar con un beso es equivalente a una  insinuación erótica. ¿Genera este tipo de educación un campo fértil para que luego  aparezca el miedo al contagio, y el miedo al contagio un debilitamiento de los lazos,  aquellos que posibilitan el amor, no pasional, sino el que permite condescender el goce en  deseo?  

Si bien el psicoanálisis demuestra que sí es posible un tratamiento singular, no para  modificar al amo, sino más bien para que el sujeto se las arregle en términos relativos en  la circulación de su discurso, también es cierto que por estructura, hay algo que el  psicoanálisis no logra modificar, lo cual se convierte en un amo para cada uno. Esto  sucede a un determinado nivel en donde lo simbólico -necesariamente encarnado en el  lazo social, no llega. Veo esto cuando Lacan dice “tan sólo como siempre lo estuve en mi  relación con la causa psicoanalítica” (Lacan, 1971, pág. 247), ya que no es conveniente  perder de vista que la causa de cada uno es éxtima (Miller, 2010), es decir, incluye al  Otro, más ello no anula su reverso, el Otro goce (Lacan, 1969-70), el indomeñable, que  habita en cada quien, La Cosa de cada quien. Por eso, la postura de Freud, la de adoptar  una posición de vasallo antes que amo, la de encontrar un término medio entre la  exigencia pulsional y la social, termina siendo la posición más conveniente. 

Entonces, si el distanciamiento social, vigente en la cultura oriental desde mucho  antes que comience esta pandemia, le resulta una incomodidad al instinto gregario, ello  se debe a que la pandemia le hizo perder al sujeto su posibilidad de hacer lazo con… la  virtualidad, ya que cuando se reunía con sus cercanos, en vez de interactuar con sus  pares, lo hacía con su celular. Que sí, sonreía mientras miraba la mirada, pero esta no era  la de un otro, sino la de la cámara que lo miraba cuando se tomaba la selfie con sus  amigos. Bien dijo Gustavo Dessal1, que el encuentro de los cuerpos, no garantiza la presencia. Opino entonces que a partir del ASPO2 y DISPO3 se genera un debilitamiento obligado de los lazos sociales, pero que ya desde antes existía un “DISVO”, un  distanciamiento social, virtual y obligatorio -en el sentido de imperativo superyoico-, y que  en todo caso, el ASPO y DISPO agregó al DISVO la imposibilidad para que los cuerpos se  encuentren.

Título: Libertad y soledad forman un par (Descripción: niña jugando sola en medio de un tumulto. Purmamarca, Jujuy). Ph: Sergio Higa

En tal sentido puede decirse que uno de los efectos de la pandemia, el ASPO y  DISPO, hace las veces de emisor, devolviéndole al sujeto contemporáneo su propio  mensaje de manera invertida ya que, como bien asumió Silvia Ons4, nadie, ni siquiera los analistas, logran escapar al imperativo del uso compulsivo de los recursos virtuales.  Entiendo que esto es, ya sea porque se era adicto desde antes y el sujeto emponderaba  la interacción virtual, o bien porque el ASPO y DISPO obligó a algunos analistas que  rechazaban las sesiones virtuales a que se sometan al nuevo orden.  

En consecuencia sería necesario indagar los efectos del ASPO y DISPO sobre el  Eros, ese que nominó Lacan en el seminario 1 cuando dijo que se trata de una forma  “universal de poder de vinculación entre los sujetos” (Lacan, 1961-62, pág. 173), lo cual  va en consonancia con lo dicho por Freud cuando se refiere a una de las formas de  pensar la intersubjetividad: “la psicología individual, rara vez puede prescindir de los  vínculos con los otros” (Freud, 1921, pág. 67). Entonces me surge la pregunta de si el  virus traerá consecuencias a ese nivel, generando contingentemente las condiciones para  la expansión de dicho orden social y económico a partir del debilitamiento del Eros, Eros  que está más presente en los díscolos latinos, si se los compara con los orientales. De lo  que se trata entonces es de indagar los efectos subjetivos singulares que tiene el  distanciamiento social de los cuerpos, ya que el distanciamiento referido al debilitamiento  del Eros había comenzado antes, a partir de la introducción de la virtualidad en el campo  del lazo social.  

Pero, siguiendo el reverso de la anterior referencia de las masas, en el mismo texto  Freud toma la idea de LeBon cuando dice que, en contacto social, es decir el individuo en  masa “por diversa que sea su inteligencia […] el mero hecho de transformarse en una  masa los dota de una especie de alma colectiva en virtud de la cual piensan, sienten y  actúan de una manera distinta […] de como sucedería en forma aislada […] en la masa  desaparecen las adquisiciones de los individuos y por tanto su peculiaridad” (Freud,  1921, págs. 70-71). 

Entonces se podrían confrontar estas posturas. Para Freud el individuo en soledad  puede pensar y es el distanciamiento respecto de la masa lo que permite el encuentro con  la singularidad del mismo, en el sentido del texto citado. Para ejemplificar esta doble cara  del ASPO, me referiré a los casos aislamiento extremo, es decir el aislamiento como  castigo, cuyos efectos he tenido la oportunidad de vislumbrar cuando realizaba mi tesis de  licenciatura en una cárcel de Jujuy, ya que en ese entonces tuve la oportunidad de  entrevistar en sus celdas de castigo a presos que habían sido aislados, por no menos de  siete días, en una celda de seis metros cuadrados, con una botella para hacer las  necesidades y con permiso de una hora por día para salir a un patio de 16 metros  cuadrados. En algunos casos era claro que el aislamiento producía una fuerte  descompensación que obligaba al personal penitenciario a acudir a la farmacología o  desistir del castigo por el riesgo inminente para sí. En otros casos se producía un efecto  similar durante los primeros días, pero a menor escala que los anteriores, y luego se  generaba una estabilización de los registros, aminorando el anterior imperio del imaginario  respecto de los otros dos. Es que efectivamente el aislamiento, así como permite salirse  del alma de la masa, del alma colectiva, de manera concomitante deja al sujeto a solas  con su singularidad, que entiendo que no es más que La Cosa en sí (Miller, 2000), lo cual  es del orden de lo displacentero pero a veces también como punto de partida de la  recatectización de la realidad, y otras veces tan insoportable al punto de preferir la  muerte. Por eso me parece interesante la observación que hizo Silvia Ons en la entrevista  antes citada cuando dijo que la pandemia pondrá a prueba los finales de análisis.  

Pero sin ir a tal extremo, recuerdo también el caso de un paciente que se estabilizó a  partir de lo que para él significaba la posibilidad de mantener distancia respecto del otro,  ya que, debido a una permanente deyección (Lacan, 1955-56, pág. 81) que experimenta  ante la presencia del par imaginario nuevo, el que va cruzando por la calle, el barbijo le  permitió ocultar la condensación de su desmembramiento al punto tal de mostrar aflicción  por qué irá a hacer con su vida cuando la pandemia termine y se deje el DISPO, ya que  logró hacer con las tiritas del barbijo un cordón que le ata momentáneamente los  registros.  

*Responsable CID Jujuy

** Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis”, del CID Santiago del Estero. Coordinador: Lic. Francisco Ruiz.

1 Conversaciones sobre psicoanálisis y la época: Luis Salamone con Gustavo Dessal Disponible en https:// 1 www.youtube.com/watch?v=FuzqcrWhO80 

2 ASPO: Aislamiento social, preventivo y obligatorio 

3 DISPO: Distanciamiento, social preventivo y obligatorio

4 Conversaciones sobre psicoanálisis y la época. Luis Salamone con Silvia Ons. Disponible en https:// 4 www.youtube.com/watch?v=DzKWNm8aROw 

 

BIBLIOGRAFÍA  

Freud, Sigmund, “Obras completas”, Amorrortu Editores (1976), Traducción de José L. Etcheverry, Buenos Aires.

(1921) “Psicología de las masas y análisis del yo”

Hegel, George Wilhelm Friedrich (1807). “Fenomenología del espíritu”. Fondo de cultura económica, México, 1980.

Lacan, Jacques:

(1953-54) El Seminario, libro 1 “Los escritos técnicos de Freud”, texto establecido por Jacques Alain Miller. PAIDOS IBERICA, 2010.

(1955-56) El Seminario, libro 3 “Las psicosis”, texto establecido por Jacques Alain Miller. PAIDOS IBERICA, 2010.

(1971). Acto de Fundación. En “Otros Escritos”. 1 ̊ Ed., 2 ̊ reimpresión. Buenos Aires, Paidós. 2014.

(1972-73) El Seminario, libro 20 “Aun”, texto establecido por Jacques Alain Miller. PAIDOS IBERICA, 10 ̊ reimpresión, 2009.

Miller, Jacques A.:

(2000) Miller, Jacques Alain. “El lenguaje aparato del goce”. Buenos Aires, Diva, 2000.

(2010). Extimidad. 1 ̊ Ed. 3 ̊ reimpresión. Buenos Aires, Paidós, 2017.

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La actualidad en cuestión: Responde Maximiliano Alesanco

La actualidad en cuestión: Responde Maximiliano Alesanco*

Actualidad en cuestión: Una apuesta por producir un diálogo desde el psicoanálisis sobre cuestiones de actualidad, entre grupos de lecturas, grupos de investigación y/o áreas de trabajo del CID Sgo del Estero y analistas elegidos por integrantes de estos espacios.

– Respecto al lazo social, cómo ve la proliferación de actitudes abiertamente transgresivas en relación al cumplimiento del aislamiento obligatorio, que se manifiesta en reuniones y fiestas clandestinas. Y que, según las estadísticas, son la principal fuente de contagios.**

 

 

 

 

* Practicante de psicoanálisis. Responsable gestión operativa CID Salta. Lic. Esp. en Psicología Clínica. Docente universitario.

** Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis”, del CID Santiago del Estero. Coordinador: Lic. Francisco Ruiz.

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La actualidad en cuestión: Responde Miguel López

La actualidad en cuestión: Responde Miguel López*

-Ya sea por la pandemia, ya por la cuarentena, o el distanciamiento social… ¿Qué cambios han sido notables en los síntomas de los analizantes, teniendo en cuenta la realidad psíquica y fantasmática de cada sujeto?**

– Resulta interesante de entrada la diferenciación establecida en la pregunta. No es lo mismo la pandemia que la cuarentena y a su vez que el distanciamiento social. En lo que respecta a la pandemia, nos encontramos ante un real que exige de cada sujeto una respuesta, que en algunos de los casos pudo haber ido por el lado del síntoma, en otros por la inhibición y en muchos por la angustia. Podemos ubicar aquí cierta hermandad en la que todos quedábamos ubicados respecto a la contingencia, desde un habitante de Boston, Londres o Madrid, hasta cualquier ciudadano del noroeste argentino.

     Sin embargo, otra cuestión pasó por la cuarentena y el distanciamiento social, en tanto las mismas se transformaron en las estrategias por las cuales los amos políticos del mundo entero, y en distinto grado, buscaron afrontar aquello impredecible de la COVID-19. En este punto, Éric Laurent[1] nos advertía sobre la importancia que las medidas implementadas, a las cuales los sujetos dábamos consentimiento, sean lo suficientemente elaboradas para que así se tornen soportables. Y aquí asistimos a escenarios de permanentes tensiones sobre las cuales se ha dicho demasiado, pero donde quisiera destacar un punto. La ideología,  y cierta religiosidad dogmática como núcleo central de la misma, proporcionó a muchos sujetos de una coraza de sentido que les posibilitó transitar con dificultades bastante reguladas este real que emergió de un modo traumático; es algo muy interesante, en tanto las identificaciones que posibilitan ubicar en un Otro maligno los causales de las más diferentes penumbras, terminan proporcionando cierta pacificación. En esto no hay nada nuevo, solo basta releer lo trabajado por Freud[2] sobre el ejército y la iglesia en Psicología de las masas y análisis del yo.

     Por otro lado, respecto a cambios notables que hayan podido vislumbrarse en los analizantes, y yendo más allá de la particularidad psicopatológica y la singularidad del caso por caso, diría que es posible trazar un conjunto de cuestiones que son consecuencia de la actual era técnica, en la cual asistimos a una virtualización generalizada en los más diferentes campos de desenvolvimiento subjetivo. Este fenómeno ya venía gestándose, pero la pandemia proporcionó un marco de legitimación de dicha virtualización que no fue sin consecuencias en los sujetos, porque bajo ningún punto de vista puede pensarse que la sustracción de los cuerpos al momento del lazo pueda llevarse a cabo sin síntomas, inhibiciones o angustias.

     Como bien lo señala Gustavo Dessal[3], las tecnologías y su compulsión a la transparencia atentan contra el sujeto del inconsciente, el cual necesita de la oscuridad para sobrevivir. Y la virtualización generalizada gestada durante la pandemia, con home office para los adultos que tuvieron la dicha de no perder su trabajo, con clases on-line para jóvenes, adolescentes y niños, transformó numerosos hogares en petits panópticos donde cada uno estaba al alcance de la mirada invasiva del otro. En este punto, fue difícil para muchos analizantes encontrar en su propia casa un lugar de resguardo de su intimidad desde donde sostener actividades que precisan como condición sine qua non estar a salvo del alcance de la mirada del Otro. Como por ejemplo el análisis mismo.

     A partir de ahora, vacuna mediante, asistiremos paulatinamente a situaciones en las cuales los sujetos podrán encontrarse nuevamente con sus actividades en un lazo con otros sin prescindencia de los cuerpos. Nada de esto será sin las marcas que la COVID-19 haya dejado tras su paso a modo cual huracán, y es aquí también donde los analistas lacanianos seremos convocados a alojar las diferentes formas con las que se presente el malestar de ese real de la pandemia como fenómeno global y por supuesto subjetivo.

[1] Laurent, É. (2020). El Otro que no existe y sus comités científicos, en Virtualia N°38.

[2] Freud, S. (2008): “Psicología de las masas y análisis del yo”. En Obras Completas, Libro 18 “Más allá del principio de placer. Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras (1920-1922)”. Bs. As. Amorrortu Editores.

[3] Dessal, G. (2019). Inconsciente 3.0. Madrid: Xoroi.

 

*CID Tucumán

**Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis” del CID Santiago del Estero

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La actualidad en cuestión: Responde José Vidal.

La actualidad en cuestión: Responde José Vidal.

¿Cuál es su opinión sobre las cada vez más frecuentes rebeliones sociales, sobre todo por parte de comunidades afro descendientes, muchos de ellos nacidos en EEUU? Rebeliones, sobre todo, contra el racismo y la violencia policial.
El asesinato de George Floyd es el que más recordamos ahora, por ser el último y con características quizás de espectáculo siniestro y perverso.
¿Tendrá algo que ver esto con lo que Lacan dice en uno de sus seminarios en referencia a la teoría evolucionista de Darwin, en torno a que dicha teoría sólo podría haber nacido en una Nación cuya industria es el racismo? *


Debemos, en tanto analistas, no comprender demasiado rápido lo que se nos propone desde el disco- urso- corriente, esa discursividad de sentido común con la que nos machacan los medios y las redes.
La tensión social es un hecho inevitable. Es lo que aprendimos con Freud en el Malestar en la cultura: se pide sacrificios a los individuos por el bien común y eso deja un resto inasimilable por el orden imperante, un superyó insaciable. El agravante de estos tiempos es que el discurso capitalista se nos presenta desbocado, provocando la proletarización de los sujetos, es decir, despojándolos de aquello significantes con los que podrían representarse en lo social. A cambio, ofrece la producción de subjetividades, neo identidades que son funcionales al mercado que los sujetos toman sin notar que son ellos los objetos.
En este sentido, creo que la expresión afrodescendientes, en lugar de negro, no dice nada de los sujetos así denominados. ¿Quién no sería afrodescendiente en un sentido genético? Pero ese decir apunta a la victimización de un sector de la sociedad. Esa victimización es la manera de construir una subjetividad en el orden capitalista, sea como negro, como mujer, como gay, como discapacitado, como excombatiente o lo que sea, pero siempre objeto de goce de otro, sin sujeto. Lo ocurrido con George Floyd tendría un tratamiento mucho más digno si se considerara el hecho como un atropello a un ciudadano norteamericano y no una obscena mostración del hecho que propone que eso le pasó por ser negro. Y víctima desde antes de que ocurriera. No voy a desconocer el problema del racismo en Norteamérica, pero pienso que eso es algo ineliminable allá y en todos lados. La victimización sí puede ser modificada. Justamente, el discurso analítico se opone a toda victimización porque busca, siempre y en todos los casos, la responsabilidad singular de cada sujeto con su forma de gozar. Luego de eso, con eso, el sujeto puede contar con algo para hacer lazo social y resistir a la voracidad capitalista.
Algo bueno en el caso de George Floyd es que nos llega como un nombre propio, irrepetible, único, con el cual sí se puede llevar adelante un movimiento político. La nominación permite el acto.

*AP Miembro  de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP)

 

*Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis” del CID Santiago del Estero

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