¿Puede el psicoanálisis incidir en el campo social? Coordenadas éticas y políticas.

¿Puede el psicoanálisis incidir en el campo social? Coordenadas éticas y políticas. Conversación con Marita Salgado.

¿Puede el psicoanálisis incidir en el campo social? Si es así, ¿de qué manera?

Freud dice que el psicoanálisis no es una cosmovisión. Tiene incidencia en el campo social porque está en el campo social, no está por fuera. Pero no es la política. Aunque hay una política del psicoanálisis.

No se dirimen las decisiones políticas desde el psicoanálisis, ni se deben hacer interpretaciones subjetivas desde el psicoanálisis, como hay muchas, al sujeto presidente p. e. porque son cuestiones de la política social. Tiene incidencia en el sentido de que es una práctica que incide en lo social, porque incide en las personas. Entonces, tiene una posición ética más que política. La política del psicoanálisis es la ética.

Justamente en este momento, la ética social está cuestionada.

La cuestión del psicoanálisis es una ética, no es una cosmovisión. Lacan dice que hubiera esperado un efecto más del psicoanálisis en la cultura, en lo social. Miller hablar de la acción lacaniana. Quizá la acción lacaniana es la que los psicoanalistas hacen todos los días, inciden en el campo social, trabajan en hospitales, en escuelas, salen del consultorio.

Freud, desde El malestar en la cultura, el por qué de la guerra, incidió con su investigación, con su obra en la cultura. Y Lacan anticipó asuntos que no estaban en el momento, que él las profirió, como p.e. la segregación, el niño generalizado, el porvenir de los mercados comunes. Todas cuestiones con las que él se adelantó. Con el psicoanálisis concluyó cuestiones que trascienden al psicoanálisis, y quizá inciden en la visión de la política que se puede tener, pero desde la ética del psicoanálisis de pensar la singularidad. A partir de pensar la singularidad desde una ética, se puede hacer una prospectiva, y Lacan pudo hacer una prospectiva y adelantarse a los hechos. Esa es una incidencia. Yo creo que es una incidencia muy importante, todas las anticipaciones que Lacan realizó y todo lo que dijo Freud en el malestar en la cultura, p. e.

Estudiamos el Seminario 17, vimos ahí cómo él interpreta, interviene, y no responde desde el lugar de amo, sino desde otro discurso.

Si, nunca se fue de la cuestión ética del psicoanálisis.

Es también una posición de ir en contra, el reverso, hacer una defensa, vamos a decir, ante cualquier discurso totalitario donde haya un aplastamiento del sujeto.

Si, es una ética antitotalitaria. Justamente, él incidió sobre lo que supuestamente es el totalitarismo. Además, el psicoanálisis atravesó el nazismo.

Por eso surgió el analista ciudadano, que retoma Laurent, que no es un lugar vacío. Es un lugar en donde se trata de colaborar con la civilización, entre las normas sociales y las particularidades individuales.

Claro, un analista que va a supervisar, que va a trabajar en relación a la transmisión del psicoanálisis está incidiendo.

Disolver las identificaciones, dice, las cuestiones imaginarias, para que se pueda operar.

Germán García decía que se puede hablar de todo con el psicoanálisis. Quiere decir, se puede analizar desde el psicoanálisis muchas cuestiones. El asunto es con qué fin. Un psicoanálisis aplicado a la personalidad de un político no tiene mucho efecto.

Quizá hay una incidencia que es a contrapelo de la política. Si pensamos la política como la configuración de lo común, a contrapelo viene la ética de la singularidad. Ahí podemos ubicar un terreno de la incidencia.

Si, más en este momento particular, en el que eso está absolutamente aplastado. El psicoanálisis ahí tiene un lugar. Y por supuesto que los analistas pueden pensar o escribir sobre la situación actual desde ese lugar, desde la ética del psicoanálisis.

Lacan dice el inconsciente es la política. No dice la política es el inconsciente. Lo dice en el contexto de El seminario 14, La lógica del fantasma, es en el contexto de la guerra de Vietnam. Donde él habla del rechazo. Por qué alguien tiene que insistir en ser aceptado por el amo. Por qué no pensar que es mejor el rechazo del amo. Esto lo liga a Vietnam, cómo ganó la guerra por tomar ese lugar de ser rechazado por el amo que lo vino a invadir. También en la clínica, quizá ese es el lugar que le conviene, más allá del lamento y el padecimiento, y no ir atrás del amo y someterse a los caprichos del amo. Eso es lo que dice Lacan de Vietnam. Y por eso dice el inconsciente es la política, dice “simplemente”, además, el inconsciente es la política.

¿Cuál es la ética del psicoanálisis?

Es una ética del deseo. No es una ética del hábito, no es una ética que tiene que ver con la moral. Sino es una ética de la singularidad, de tomar en cuenta fuertemente la palabra del sujeto. Por eso en El seminario 7, La ética del psicoanálisis, empieza por la ética de Aristóteles y cambia la cuestión de la moral por la ética. Aristóteles hablaba del hábito, de lo que se hace habitualmente como ético y Lacan lo lleva al orden del deseo. Se trata de una ética que tenga en cuenta la vida. No que el sujeto muera por el deseo, porque en definitiva el deseo es siempre deseo de muerte.

También Lacan dijo que la política es la política del síntoma. Que no es la política de la esfera, donde todo cuadra, sino justamente que la política es la política del síntoma de lo que no anda, de lo que se opone, viene a obstaculizar al amo, a lo que funciona en el asfalto.

Entonces, podemos ubicar la incidencia, por un lado, como lo que conversamos respecto de la ética que va a contrapelo de la política. Es decir, una política del psicoanálisis que va a contrapelo de la política del momento. El reverso de la biopolítica desde Freud a la actualidad. Por otro lado, el borde de la incidencia que tiene que ver con la posibilidad de leer. Esto que dice German García, hablar en realidad también es el leer, el interpretar la época. De una incidencia no sólo hacia afuera, sino hacia a dentro, en términos de intensión y extensión. Si podemos pensar eso como una banda de moebius. Qué de la lectura, de la interpretación del psicoanálisis le vuelve como una posibilidad de leer, desde Psicología de las masas y análisis del yo a los cuatro discursos de Lacan, a lo que hoy podemos leer de nuestra época. No tanto en términos de la psicología del líder, sino los modos en los que el lazo social hoy toma consistencia, está afectado, qué es lo que le da operatividad pulsional, de goce a modalidades políticas como las actuales.

¿Qué es lo que hace lazo?

El psicoanálisis no puede operar en un sistema totalitario, necesita para ejercer de la democracia. En ese sentido, es un defensor de la democracia. El psicoanálisis pasó por muchas condiciones, incluso de guerra. p. e. M. Klein con el caso Dick, era en plena guerra.

Ahí, podríamos decir, de lo que se trata es de la política del síntoma, en el sentido de lo que no funciona en un circuito más o menos totalizante. Y también poder leer lo que funciona, es decir, qué es lo que efectivamente da soporte a determinado discurso más o menos totalizante. Por ahí esa paradoja entre el no discurso capitalista y la totalización del efecto discursivo.

Claro porque totalitario también puede ser una práctica que no toma en cuenta la singularidad. La moral, lo que debe ser, hay muchos tratamientos en los que el sujeto debe hablar, debe hacer esto, lo otro, y tienen unas grillas a las que responder con las terapias. Eso también es una practica totalitaria y afín al mercado. En ese sentido, la ética del psicoanálisis es desobediente a los principios totalitarios del amo.

Hay una referencia de Zadig de España que dice que la democracia no es un ideal psicoanalítico, sino una condición de que exista el psicoanálisis.

Claro, el psicoanálisis tiene que reivindicar la política en realidad, porque justamente la política es quitada de las prácticas totalitarias. Porque implica diferencias, divergencias de ideas, y justamente es eso lo que da lugar a la posibilidad humana. Fíjense Grecia, la polis. Que se hable en la ciudad, que se diga.

Pero hay que advertir que no es una cosmovisión, la verdad de todo.

Sino la búsqueda de las pequeñas verdades de cada sujeto singular.

También hay algo respecto de cómo  se juega la vida del psicoanálisis en eso, no deja de estar concernido en el corazón de su existencia el hecho de cómo la época, lo que anda y lo que no anda, también hace eco en la gramática psicoanalítica. Es decir, eso se permea, se abre, en ese esfuerzo de poder decir algo de lo que pasa, del malestar en la cultura, es un modo de forzar la letra psicoanalítica.

Ese es el punto, un esfuerzo de poesía. Porque ahí, en Un esfuerzo de poesía, lo que dice es que el psicoanálisis hace con la pulsión de muerte, ese es su material. Tampoco es que la va a aniquilar, podemos decir, es su material de trabajo, porque en el lenguaje mismo se cuela la pulsión de muerte.

Es un momento difícil, en este momento pensar toda la cuestión política. En otras épocas el psicoanálisis fue muy cuestionado por los gobiernos militares. Entonces, es un filo que hay que respetar y tener en cuenta. 

¿Se podría ubicar la distinción entre “psicoanalista” y “analista”? No sé si estaría bien, lo pienso para poder introducir la distinción entre un sujeto que habla, que habita el discurso psicoanalítico y la posición del analista. Una cosa es el sujeto que puede hablar desde el discurso psicoanalítico, que no siempre es esa posición de analista.

Pero es un poco contradictorio.

Podríamos decir paradójico, no contradictorio. Cuando uno escribe un artículo, habla en nombre propio es un sujeto formado en la tradición psicoanalítica, habitando ese discurso.

Traigo un artículo de Javier Aramburu, Psicoanálisis y Derechos Humanos, que salió en la Revista Dispar 2. Habla de tres justificaciones de prácticas -la religiosa, la kanteana y la política-. Dice, de todas maneras, podemos sostener que sea por las razones que sean, esencialistas o políticas, metafísicas o posmetafísicas, hemos acordado sostener que vamos a privarnos del goce de aniquilar, explotar, segregar, gozar de los diferentes. El acuerdo básico es prohibir ese goce. El derecho básico humano es, entonces, el derecho a un goce limitado. Pero los derechos humanos no dicen, como la ley kanteana, que todos somos iguales, dice que todos renunciamos igualmente al goce de aniquilar las diferencias. En realidad, el derecho humano es el derecho a la diferencia limitada al espacio de la ley.

Renunciar a gozar del otro, esa es la ética.

Continúa, exaltar la diferencia no es lo importante, es necesario respetarla, al punto de concederle iguales derecho que los míos. Es decir, nuevamente aquí lo determinante es la igualdad de derechos para todas las diferencias limitadas a una ley igualitaria. Así derechos humanos es un nombre para ese lazo social que se funda en el límite al poder del Otro, como Otro de la ley.

Es muy interesante esto de la renuncia, me recuerda a El malestar en la cultura, es lo que cada uno sede de lo pulsional para estar en la cultura.

Retomemos el texto, esta pregunta, ¿se puede tomar a un torturador cómo analizante? Era una pregunta que en un momento surgió, después de la dictadura. El argumento para afirmar esto es que precisamente el análisis lo curaría de ello. Pero la pregunta es otra, ¿qué es un analizante? Un analizante es precisamente alguien que ha renunciado a ser un torturador, ha renunciado a ese goce y sufre por ello. Se culpa de ello, sin haberlo sido. -Sin haberlo sido, es interesante acá la cuestión del fantasma-. Para un torturador ese goce es real, no es prohibido, no es imposible. Y aún cuando se culpe por ello, en tanto no ha renunciado a él, su culpa es real. Él ha realizado el acto y esto le da otro estatuto. Un torturador es un culpable real, así como un torturado es una víctima real. Aquí no estamos aún en el espacio del inconsciente. Pero aún el argumento de si podría tomar a un torturador en análisis, porque es como un neurótico, o un perverso o aún un psicótico al que hay que curar, no valdría para un analista. […] yo insisto en que un torturador no puede ser analizante, mucho menos analista, aún cuando no torture a sus pacientes. El problema es si se puede pensar en un analista que conserve ese goce, aún cuando sea en las horas no analíticas y operar como si eso no ocurriera como analista.

Es muy interesante para pensar en estas horas el lugar del psicoanálisis en la cultura. Esa es la ética del psicoanálisis, la ética de lo singular es esa. Quizá la pregunta es si el psicoanálisis tiene lugar respecto de la perversión, no del rasgo perverso.

Ese pasaje entre lo real y el terreno del inconsciente queda abierto, entonces.

Lo real es sin ley, pero la ética del psicoanálisis es la ética del inconsciente. O sea que el psicoanálisis no es sin ley, por eso necesita de la democracia para ejercer, o para intervenir, para trabajar. Necesita un marco legal, hay una ley que separa los cuerpos, podemos decir, y el límite es el cuerpo del otro.

Lacan tiene un artículo muy interesante de psicoanálisis y criminología, donde dice el psicoanálisis irrealiza el crimen. El crimen está realizado, pero el psicoanálisis lo irrealiza. Pero, ¿en qué marco? En el marco de la ley. Hay psicoanalistas que trabajan en la cárcel. En ese marco se puede irrealizar el crimen quizá, pero tampoco se consiente a cualquier cosa. El marco de la ley. Por eso el psicoanálisis y la democracia.

En este punto, la pregunta acerca de la ética para el psicoanálisis toma la vía de la ética de las consecuencias, no la ética de las intenciones o de las buenas intenciones, sino la de la responsabilidad subjetiva.

Equipo de publicaciones

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Entrevista a José Vidal: ¿Cuál es el éxito del psicoanálisis, hoy?

Entrevista a Susana Amado: De las nominaciones a lo que nombra la falla

Entrevista a Susana Amado: De las nominaciones a lo que nombra la falla.

 

– Hoy los sujetos vienen a consulta muchas veces con las nominaciones dadas por el Otro, en relación a esto ¿Con qué trabaja el psicoanálisis? ¿Cómo opera?

Susana Amado: Los sujetos vienen con la nominación de  “ataques de pánico”, “Yo tengo soledad”, “depresión”, es decir, que son todos los nombres que quizás, las psicoterapias plantean incluso a través  de los medios y redes sociales. Yo creo que es necesario ser pragmático como señala Miller, pero también no olvidar que el psicoanálisis  trabaja  sobre la singularidad, esa es su Orientación: El caso por caso y esperar que el síntoma se despliegue, cosa que no es tan fácil hoy lograr que un síntoma se despliegue. Se trata entonces de localizar el síntoma, es decir, que mucho más que la nominación con la que viene, es localizar cuál es el síntoma, en donde está la falla, no tanto el nombre de lo que trae sino en donde esta eso que nombre la falla. Y eso no se puede lograr en el análisis sino es a través del caso por caso, teniendo en cuenta la singularidad de cada sujeto. No es una tarea fácil actualmente porque la psicoterapia triunfa, a través de la despatologización, la ciencia provee un nombre para la clínica contemporánea. El psicoanálisis tiene que lograr de alguna manera que ese síntoma aparezca no siempre es fácil porque al mismo tiempo hay una urgencia subjetiva , de resolver los casos muy rápidamente, que es lo que ofrecen a veces las terapias cortas o las referencias a las prepagas o tratamientos acotados, es difícil localizar el síntoma, pero apacigua la palabra apacigua, y nosotros trabajamos con la palabra.

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Entrevista Marita Salgado: «Afecttio Societatis»

Entrevista a Marita Salgado: "Afecttio societatis"

 

Entrevistamos a Marita Salgado, Directora de nuestro CID, Miembro de la EOL – AMP, con motivo de su visita a la provincia para la segunda clase del Seminario Clínico Anual 2023.

En esta oportunidad, le preguntamos acerca del afecttio societatis, y esto fue lo que nos compartió.

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El Psicoanálisis en la Universidad. Entrevista a Roberto Bertholet

El Psicoanálisis en la Universidad. Entrevista a Roberto Bertholet

En el marco del Seminario Clínico Anual «Los signos del goce en Freud y Lacan», tuvimos la oportunidad de conversar con Roberto Bertholet*. Docente a cargo de la clase 4 «El fantasma y el masoquismo», así como de la conferencia pública «Esas pasiones que nos habitan», a realizarse los días viernes 15 y sábado 16, en Santiago del Estero.
En esta oportunidad, la conversación surge a partir de algunos interrogantes en torno al lazo posible del psicoanálisis en el ámbito universitario.


-¿Cuáles son, si los hay, los avatares actuales del psicoanálisis en la Universidad? ¿Cómo piensa la transmisión del psicoanálisis en la Universidad?

Diferentes perspectivas se presentan, rápidamente, cuando intento responder a esta pregunta.

En primer lugar, esos avatares dependen del lugar geográfico y la tradición cultural en que se encuentre la Universidad. El ámbito universitario del «primer mundo» no aloja -salvo contadas excepciones- al Psicoanálisis en sus currículas. La estructura académica de EEUU -enorme en cantidad y, también, en calidad- sólo incluye al Psicoanálisis como un capítulo de la historia de la Psicología y sólo algunos pocos filósofos o historiadores académicos lo incluyen en sus investigaciones culturales.

Del mismo modo, ocurre en todos los países de Europa, salvo algunas Universidades de Francia, entre las que se cuentan las Universidades de París 5 y 7 (donde se incluye en el grado) y en la de París 8, en la que el Departamento de Psicoanálisis (creado por J. Lacan como una respuesta política al mayo francés) se inscribe en los estudios de Post-grado. En España la Complutense no brinda ningún tipo de enseñanza referida al Psicoanálisis. Y en general, las Universidades de todo el mundo, salvo algunas pocas de América Latina, rechazan lo que el Psicoanálisis enseña sobre la práctica clínica.

En América, contamos con algunas cátedras, no son pocas, con contenido psicoanalítico, tal como en México, Colombia, Ecuador, Chile, Brasil, Uruguay y Argentina.

Sólo en tres lugares del mundo, por lo que tengo entendido, hay Departamentos de Psicoanálisis de la Universidad: en la Universidad de París 8, Francia; en la Universidad de Antioquía, Medellín, Colombia; y en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario.

Por supuesto, en las Facultades de Psicología de la UBA, en la UNC (Córdoba) y en la UNR (Rosario) hay varias materias con contenidos psicoanalíticos, pero se hace evidente que, por diferentes razones -y, en gran parte, por decisiones de política educativa- van ganando un lugar preponderante otros discursos, con una posición opuesta a la ética del Psicoanálisis.

Éste sería un ángulo posible para responder a la pregunta por los avatares actuales del Psicoanálisis en la Universidad.

Otro ángulo posible, para responder a la pregunta, sería enfocar lo que podríamos nombrar «los síntomas de la relación con el saber en la Universidad del siglo XXI».

¿Cuáles son?

Partamos de que la enseñanza y -en el mejor de los casos- la transmisión del Psicoanálisis en el ámbito universitario conlleva necesariamente la invitación a un trabajo genuino. Trabajo de elaboración en el que cada estudiante adopte una posición crítica y comprometida, deseante, con lo que no-sabe. Es decir, que asuma un interés sostenido por hacerse responsable de un «sapere aude» -según reza la conocida sentencia del poeta latino Horacio, que se podría traducir por un “ten la audacia, el coraje, de saber; anímate a saber”-, cada vez más difícil en las condiciones de esta cultura y sus efectos alienantes, particularmente en la juventud. Uno de esos efectos alienantes es mantener en un «infantilismo», al decir de Freud, donde le resulta muy difícil al estudiante universitario hacerse «adulto». Recordamos el maravilloso escrito de Kant, un clásico de la filosofía, publicado en 1784 «¿Qué es la Ilustración?».

Frente a la invitación a ese trabajo de elaboración, al «sapere aude», hoy en día la respuesta suele ser la pereza y el aburrimiento -respuestas del estudiante universitario como efecto de su lugar en el discurso universitario, lugar de objeto frente al saber puesto en posición de agente, de acuerdo con la lectura que propone Jacques Lacan en el Seminario 17-. Esa pereza, en estos tiempos, se ve potenciada por la «locura» de esta civilización que, al decir de J. Lacan en «El saber del analista», rechaza la castración. No está de más recordar que la castración, lejos de ser un impedimento o una prohibición que limita, resulta ser la condición misma del deseo y del amor. Y para una relación fecunda, productiva, viva, con el saber es necesario poner en juego la propia castración; si no, resulta sólo parodia.

La pereza es una posición infantil, donde el poder y la responsabilidad de los actos se le atribuye al Otro. Como decíamos, «infantilismo», fijación a las condiciones infantiles de la vida.

A esto me refiero con «los síntomas de la relación con el saber en la Universidad del siglo XXI».

Por supuesto, en nada de lo que se diga de la vida humana se puede generalizar. Repetimos: se trata del caso por caso. Y sin dudas hay un cierto número de estudiantes universitarios muy interesados en construir su «ciudadanía universitaria» de modo activo y muy comprometidos con la enorme cantidad de tiempo de vida que le tienen que dedicar a su experiencia universitaria. Son quienes no quieren seguir viéndose como alumnos de la escolaridad primaria o secundaria, donde se trata de cumplir con el Otro. Ese cambio de posición siempre es conveniente que esté estimulado por quien quiere transmitir el psicoanálisis en el ámbito universitario. Se trata, entonces, no sólo de enseñar contenidos, sino de provocar que se pueda interrogar qué posición libidinal se tiene con relación al saber.

  • -Tocas un punto nodal en relación a la posición singular que un psicoanalista puede aportar a esos espacios movidos por el discurso universitario, muchas veces en comunión con el discurso capitalista.

En ese punto, en relación con la segunda pregunta, tenemos la posición del psicoanalista en la Universidad, quien conviene que se ubique como enseñante, no como profesor que sabe mucho, sino como quien está afectado por una relación genuina y fecunda con la castración en relación al saber, por supuesto siempre con su rasgo singular y también con sus síntomas. Esto quiere decir que el enseñante del Psicoanálisis en la Universidad conviene que esté habitado por la pasión a la que invita a los estudiantes. Como dice Eric Laurent respecto del psicoanalista: que esté habitado, en la medida en que ha avanzado en su experiencia de análisis, por «una pasión esclarecida».

Hacer de la «carrera» universitaria otra cosa que una rutina tediosa y aburrida para convertirla en una «experiencia» transformadora, es un desafío muy valioso en estos tiempos.

Por último agrego un aspecto muy conveniente a considerar: cómo enseñar lo que el Psicoanálisis nos enseña, repitiendo la pregunta que Lacan hace en su texto publicado en Escritos 1. ¿Cómo enseñar lo que el Psicoanálisis nos enseña -quienes tenemos un recorrido de análisis personal, de experiencia clínica y de elaboración epistémica, más una posición política en la orientación lacaniana, a quienes no han tenido la experiencia de un análisis personal, ni se han encontrado con la demanda de un paciente que sufre, que presenta un real que se repite dolorosamente en su vida?

Mi criterio es que el síntoma más frecuente de la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad es pasar rápidamente del ver al concluir, sin la necesaria e indispensable comprensión. Es el tiempo de comprender el que conviene acentuar en la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad, para no generar efectos de fascinación, de logros narcisistas inconsistentes y de infatuaciones ridículas. Si el estudiante universitario permanece en el instante de ver, es la realización de la impotencia. Si pasa directamente al momento de concluir, la omnipotencia. El tiempo de comprender, que implica un cierto esfuerzo para evitar la solución rápida y engañosa, sí tiene chances de dejar una huella de la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad. Y la responsabilidad del enseñante está allí en juego. Claridad, precisión, rigurosidad y comprensión, creo que son los cuatro elementos convenientes a la hora de pensar la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad, para que el estudiar sea algo vivido con alegría y gusto.


*A. P. Miembro de la EOL-AMP

Docente del Instituto Oscar Masotta (IOM2). Profesor titular de «Psicoanálisis II» de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario.

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Marita Salgado.- Las publicaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana.

Marita Salgado.- Las publicaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana.

Marita Salgado, Directora del CID Santiago del Estero, Miembro de la EOL y la AMP, nos visitó con motivo de la realización de la primera clase del Seminario Clínico Anual 2022 «Los goces en Freud y en Lacan». Tuvimos entonces la oportunidad de conversar con ella, partiendo de la pregunta ¿qué función tienen las publicaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana? y esto fue lo que nos dijo. 

Agradecemos su predisposición y generosidad en la transmisión.

 

 

*El texto de J. A. Miller al cual hace referencia, lleva por título «La salvación por los desechos», disponible en: https://tuxdoc.com/queue/miller-la-salvacion-por-los-desechos_pdf?queue_id=5f071269e2b6f5494d89f573

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La actualidad en cuestión: Responde Sergio Higa

La actualidad en cuestión: Responde Sergio Higa*

Actualidad en cuestión: Una apuesta por producir un diálogo desde el psicoanálisis sobre cuestiones de actualidad, entre grupos de lecturas, grupos de investigación y/o áreas de trabajo del CID Sgo del Estero y analistas elegidos por integrantes de estos espacios.

Título: "Soledad y bola sin manija forman un par" (Descripción: Hombre mirando el paisaje mientras pasa una pelota por sus pies. Mina El Aguilar, 2013). Ph: Sergio Higa.

¿Qué papel le toca al psicoanálisis en el contexto actual de la pandemia,  teniendo en cuenta que la extensión del virus a nivel mundial y sus consecuencias  subjetivas, sociales y económicas parecería ser algo del orden de lo imprevisto e  incalculable. Y a veces, hasta de una incertidumbre total acerca del futuro?**

 

Esta pregunta invita a reflexionar sobre:  

  • La globalización del virus. 
  • las consecuencias subjetivas 
  • las consecuencias sociales 
  • las consecuencias económicas 
  • lo real sin ley 
  • el desarraigo respecto de las garantías y/o algo de la predectibilidad.  Para empezar me parece oportuno contar brevemente una anécdota que me recordó  lo que me tocaba hacer, es decir, contestar en poco tiempo una pregunta que condensa  una complejidad considerable. 

En enero de 2019, cuando la pandemia explotaba en Wuhan, alojé en mi casa a una  ciudadana de Beijing por unas semanas. En ese momento los noticieros mostraban que  en China se construyó un hospital en una semana. Indagada por mí respecto de cómo es  posible lograr tamaña empresa en poco tiempo, la pequinesa me contestó que ello es  gracias al tipo de educación que reciben los ciudadanos desde que son niños. 

Dicho modo organiza a la sociedad desde la primera infancia con un ritmo estricto,  que resalta por la híper exigencia, rigidez, frialdad y severidad en el modo en que se  educa a los vástagos, dando como resultado una posición sumisa que, en palabras de mi  amiga, sienta las bases para que de grandes trabajen sin protestar en jornadas de 12  horas o más por día. Es decir que desde la temprana infancia se los anima a resignarse  respecto de una característica del amo, esta es, llevar las cosas al terreno de la muerte  con el fin de conservar su lugar (Lacan, 1969-70, pág. 113). Ya Hegel decía “la muerte, si  así queremos llamar a esa irrealidad afectiva, es lo más espantoso, y el retener lo muerto,  lo que requiere mayor fuerza” (Hegel, 1807, pág. 21). Otro punto que recuerdo de las  charlas con mi amiga es que me dijo que los chinos, producto de ese tipo de educación,  son muy distantes al momento de establecer lazo, especialmente en lo concerniente al  contacto físico y frialdad a nivel de los lazos. Y que… ¡el uso de barbijos y del miedo al  contagio ya existía en oriente desde mucho antes de esta pandemia! lo cual me recordó  que cuando visité un país de oriente, en este caso Japón, se me hizo saber que, para la  cultura oriental, una muestra de hostilidad o mala educación consiste en ir a visitar a  alguien estando uno resfriado y que intentar saludar con un beso es equivalente a una  insinuación erótica. ¿Genera este tipo de educación un campo fértil para que luego  aparezca el miedo al contagio, y el miedo al contagio un debilitamiento de los lazos,  aquellos que posibilitan el amor, no pasional, sino el que permite condescender el goce en  deseo?  

Si bien el psicoanálisis demuestra que sí es posible un tratamiento singular, no para  modificar al amo, sino más bien para que el sujeto se las arregle en términos relativos en  la circulación de su discurso, también es cierto que por estructura, hay algo que el  psicoanálisis no logra modificar, lo cual se convierte en un amo para cada uno. Esto  sucede a un determinado nivel en donde lo simbólico -necesariamente encarnado en el  lazo social, no llega. Veo esto cuando Lacan dice “tan sólo como siempre lo estuve en mi  relación con la causa psicoanalítica” (Lacan, 1971, pág. 247), ya que no es conveniente  perder de vista que la causa de cada uno es éxtima (Miller, 2010), es decir, incluye al  Otro, más ello no anula su reverso, el Otro goce (Lacan, 1969-70), el indomeñable, que  habita en cada quien, La Cosa de cada quien. Por eso, la postura de Freud, la de adoptar  una posición de vasallo antes que amo, la de encontrar un término medio entre la  exigencia pulsional y la social, termina siendo la posición más conveniente. 

Entonces, si el distanciamiento social, vigente en la cultura oriental desde mucho  antes que comience esta pandemia, le resulta una incomodidad al instinto gregario, ello  se debe a que la pandemia le hizo perder al sujeto su posibilidad de hacer lazo con… la  virtualidad, ya que cuando se reunía con sus cercanos, en vez de interactuar con sus  pares, lo hacía con su celular. Que sí, sonreía mientras miraba la mirada, pero esta no era  la de un otro, sino la de la cámara que lo miraba cuando se tomaba la selfie con sus  amigos. Bien dijo Gustavo Dessal1, que el encuentro de los cuerpos, no garantiza la presencia. Opino entonces que a partir del ASPO2 y DISPO3 se genera un debilitamiento obligado de los lazos sociales, pero que ya desde antes existía un “DISVO”, un  distanciamiento social, virtual y obligatorio -en el sentido de imperativo superyoico-, y que  en todo caso, el ASPO y DISPO agregó al DISVO la imposibilidad para que los cuerpos se  encuentren.

Título: Libertad y soledad forman un par (Descripción: niña jugando sola en medio de un tumulto. Purmamarca, Jujuy). Ph: Sergio Higa

En tal sentido puede decirse que uno de los efectos de la pandemia, el ASPO y  DISPO, hace las veces de emisor, devolviéndole al sujeto contemporáneo su propio  mensaje de manera invertida ya que, como bien asumió Silvia Ons4, nadie, ni siquiera los analistas, logran escapar al imperativo del uso compulsivo de los recursos virtuales.  Entiendo que esto es, ya sea porque se era adicto desde antes y el sujeto emponderaba  la interacción virtual, o bien porque el ASPO y DISPO obligó a algunos analistas que  rechazaban las sesiones virtuales a que se sometan al nuevo orden.  

En consecuencia sería necesario indagar los efectos del ASPO y DISPO sobre el  Eros, ese que nominó Lacan en el seminario 1 cuando dijo que se trata de una forma  “universal de poder de vinculación entre los sujetos” (Lacan, 1961-62, pág. 173), lo cual  va en consonancia con lo dicho por Freud cuando se refiere a una de las formas de  pensar la intersubjetividad: “la psicología individual, rara vez puede prescindir de los  vínculos con los otros” (Freud, 1921, pág. 67). Entonces me surge la pregunta de si el  virus traerá consecuencias a ese nivel, generando contingentemente las condiciones para  la expansión de dicho orden social y económico a partir del debilitamiento del Eros, Eros  que está más presente en los díscolos latinos, si se los compara con los orientales. De lo  que se trata entonces es de indagar los efectos subjetivos singulares que tiene el  distanciamiento social de los cuerpos, ya que el distanciamiento referido al debilitamiento  del Eros había comenzado antes, a partir de la introducción de la virtualidad en el campo  del lazo social.  

Pero, siguiendo el reverso de la anterior referencia de las masas, en el mismo texto  Freud toma la idea de LeBon cuando dice que, en contacto social, es decir el individuo en  masa “por diversa que sea su inteligencia […] el mero hecho de transformarse en una  masa los dota de una especie de alma colectiva en virtud de la cual piensan, sienten y  actúan de una manera distinta […] de como sucedería en forma aislada […] en la masa  desaparecen las adquisiciones de los individuos y por tanto su peculiaridad” (Freud,  1921, págs. 70-71). 

Entonces se podrían confrontar estas posturas. Para Freud el individuo en soledad  puede pensar y es el distanciamiento respecto de la masa lo que permite el encuentro con  la singularidad del mismo, en el sentido del texto citado. Para ejemplificar esta doble cara  del ASPO, me referiré a los casos aislamiento extremo, es decir el aislamiento como  castigo, cuyos efectos he tenido la oportunidad de vislumbrar cuando realizaba mi tesis de  licenciatura en una cárcel de Jujuy, ya que en ese entonces tuve la oportunidad de  entrevistar en sus celdas de castigo a presos que habían sido aislados, por no menos de  siete días, en una celda de seis metros cuadrados, con una botella para hacer las  necesidades y con permiso de una hora por día para salir a un patio de 16 metros  cuadrados. En algunos casos era claro que el aislamiento producía una fuerte  descompensación que obligaba al personal penitenciario a acudir a la farmacología o  desistir del castigo por el riesgo inminente para sí. En otros casos se producía un efecto  similar durante los primeros días, pero a menor escala que los anteriores, y luego se  generaba una estabilización de los registros, aminorando el anterior imperio del imaginario  respecto de los otros dos. Es que efectivamente el aislamiento, así como permite salirse  del alma de la masa, del alma colectiva, de manera concomitante deja al sujeto a solas  con su singularidad, que entiendo que no es más que La Cosa en sí (Miller, 2000), lo cual  es del orden de lo displacentero pero a veces también como punto de partida de la  recatectización de la realidad, y otras veces tan insoportable al punto de preferir la  muerte. Por eso me parece interesante la observación que hizo Silvia Ons en la entrevista  antes citada cuando dijo que la pandemia pondrá a prueba los finales de análisis.  

Pero sin ir a tal extremo, recuerdo también el caso de un paciente que se estabilizó a  partir de lo que para él significaba la posibilidad de mantener distancia respecto del otro,  ya que, debido a una permanente deyección (Lacan, 1955-56, pág. 81) que experimenta  ante la presencia del par imaginario nuevo, el que va cruzando por la calle, el barbijo le  permitió ocultar la condensación de su desmembramiento al punto tal de mostrar aflicción  por qué irá a hacer con su vida cuando la pandemia termine y se deje el DISPO, ya que  logró hacer con las tiritas del barbijo un cordón que le ata momentáneamente los  registros.  

*Responsable CID Jujuy

** Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis”, del CID Santiago del Estero. Coordinador: Lic. Francisco Ruiz.

1 Conversaciones sobre psicoanálisis y la época: Luis Salamone con Gustavo Dessal Disponible en https:// 1 www.youtube.com/watch?v=FuzqcrWhO80 

2 ASPO: Aislamiento social, preventivo y obligatorio 

3 DISPO: Distanciamiento, social preventivo y obligatorio

4 Conversaciones sobre psicoanálisis y la época. Luis Salamone con Silvia Ons. Disponible en https:// 4 www.youtube.com/watch?v=DzKWNm8aROw 

 

BIBLIOGRAFÍA  

Freud, Sigmund, “Obras completas”, Amorrortu Editores (1976), Traducción de José L. Etcheverry, Buenos Aires.

(1921) “Psicología de las masas y análisis del yo”

Hegel, George Wilhelm Friedrich (1807). “Fenomenología del espíritu”. Fondo de cultura económica, México, 1980.

Lacan, Jacques:

(1953-54) El Seminario, libro 1 “Los escritos técnicos de Freud”, texto establecido por Jacques Alain Miller. PAIDOS IBERICA, 2010.

(1955-56) El Seminario, libro 3 “Las psicosis”, texto establecido por Jacques Alain Miller. PAIDOS IBERICA, 2010.

(1971). Acto de Fundación. En “Otros Escritos”. 1 ̊ Ed., 2 ̊ reimpresión. Buenos Aires, Paidós. 2014.

(1972-73) El Seminario, libro 20 “Aun”, texto establecido por Jacques Alain Miller. PAIDOS IBERICA, 10 ̊ reimpresión, 2009.

Miller, Jacques A.:

(2000) Miller, Jacques Alain. “El lenguaje aparato del goce”. Buenos Aires, Diva, 2000.

(2010). Extimidad. 1 ̊ Ed. 3 ̊ reimpresión. Buenos Aires, Paidós, 2017.

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La actualidad en cuestión: Responde Maximiliano Alesanco

La actualidad en cuestión: Responde Maximiliano Alesanco*

Actualidad en cuestión: Una apuesta por producir un diálogo desde el psicoanálisis sobre cuestiones de actualidad, entre grupos de lecturas, grupos de investigación y/o áreas de trabajo del CID Sgo del Estero y analistas elegidos por integrantes de estos espacios.

– Respecto al lazo social, cómo ve la proliferación de actitudes abiertamente transgresivas en relación al cumplimiento del aislamiento obligatorio, que se manifiesta en reuniones y fiestas clandestinas. Y que, según las estadísticas, son la principal fuente de contagios.**

 

 

 

 

* Practicante de psicoanálisis. Responsable gestión operativa CID Salta. Lic. Esp. en Psicología Clínica. Docente universitario.

** Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis”, del CID Santiago del Estero. Coordinador: Lic. Francisco Ruiz.

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La actualidad en cuestión: Responde Miguel López

La actualidad en cuestión: Responde Miguel López*

-Ya sea por la pandemia, ya por la cuarentena, o el distanciamiento social… ¿Qué cambios han sido notables en los síntomas de los analizantes, teniendo en cuenta la realidad psíquica y fantasmática de cada sujeto?**

– Resulta interesante de entrada la diferenciación establecida en la pregunta. No es lo mismo la pandemia que la cuarentena y a su vez que el distanciamiento social. En lo que respecta a la pandemia, nos encontramos ante un real que exige de cada sujeto una respuesta, que en algunos de los casos pudo haber ido por el lado del síntoma, en otros por la inhibición y en muchos por la angustia. Podemos ubicar aquí cierta hermandad en la que todos quedábamos ubicados respecto a la contingencia, desde un habitante de Boston, Londres o Madrid, hasta cualquier ciudadano del noroeste argentino.

     Sin embargo, otra cuestión pasó por la cuarentena y el distanciamiento social, en tanto las mismas se transformaron en las estrategias por las cuales los amos políticos del mundo entero, y en distinto grado, buscaron afrontar aquello impredecible de la COVID-19. En este punto, Éric Laurent[1] nos advertía sobre la importancia que las medidas implementadas, a las cuales los sujetos dábamos consentimiento, sean lo suficientemente elaboradas para que así se tornen soportables. Y aquí asistimos a escenarios de permanentes tensiones sobre las cuales se ha dicho demasiado, pero donde quisiera destacar un punto. La ideología,  y cierta religiosidad dogmática como núcleo central de la misma, proporcionó a muchos sujetos de una coraza de sentido que les posibilitó transitar con dificultades bastante reguladas este real que emergió de un modo traumático; es algo muy interesante, en tanto las identificaciones que posibilitan ubicar en un Otro maligno los causales de las más diferentes penumbras, terminan proporcionando cierta pacificación. En esto no hay nada nuevo, solo basta releer lo trabajado por Freud[2] sobre el ejército y la iglesia en Psicología de las masas y análisis del yo.

     Por otro lado, respecto a cambios notables que hayan podido vislumbrarse en los analizantes, y yendo más allá de la particularidad psicopatológica y la singularidad del caso por caso, diría que es posible trazar un conjunto de cuestiones que son consecuencia de la actual era técnica, en la cual asistimos a una virtualización generalizada en los más diferentes campos de desenvolvimiento subjetivo. Este fenómeno ya venía gestándose, pero la pandemia proporcionó un marco de legitimación de dicha virtualización que no fue sin consecuencias en los sujetos, porque bajo ningún punto de vista puede pensarse que la sustracción de los cuerpos al momento del lazo pueda llevarse a cabo sin síntomas, inhibiciones o angustias.

     Como bien lo señala Gustavo Dessal[3], las tecnologías y su compulsión a la transparencia atentan contra el sujeto del inconsciente, el cual necesita de la oscuridad para sobrevivir. Y la virtualización generalizada gestada durante la pandemia, con home office para los adultos que tuvieron la dicha de no perder su trabajo, con clases on-line para jóvenes, adolescentes y niños, transformó numerosos hogares en petits panópticos donde cada uno estaba al alcance de la mirada invasiva del otro. En este punto, fue difícil para muchos analizantes encontrar en su propia casa un lugar de resguardo de su intimidad desde donde sostener actividades que precisan como condición sine qua non estar a salvo del alcance de la mirada del Otro. Como por ejemplo el análisis mismo.

     A partir de ahora, vacuna mediante, asistiremos paulatinamente a situaciones en las cuales los sujetos podrán encontrarse nuevamente con sus actividades en un lazo con otros sin prescindencia de los cuerpos. Nada de esto será sin las marcas que la COVID-19 haya dejado tras su paso a modo cual huracán, y es aquí también donde los analistas lacanianos seremos convocados a alojar las diferentes formas con las que se presente el malestar de ese real de la pandemia como fenómeno global y por supuesto subjetivo.

[1] Laurent, É. (2020). El Otro que no existe y sus comités científicos, en Virtualia N°38.

[2] Freud, S. (2008): “Psicología de las masas y análisis del yo”. En Obras Completas, Libro 18 “Más allá del principio de placer. Psicología de las masas y análisis del yo y otras obras (1920-1922)”. Bs. As. Amorrortu Editores.

[3] Dessal, G. (2019). Inconsciente 3.0. Madrid: Xoroi.

 

*CID Tucumán

**Pregunta formulada por el grupo de lectura “Las Neurosis” del CID Santiago del Estero

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