La locura de todos, el síntoma de cada uno.- XVII Jornadas Regionales de los CID del NOA

La locura de todos, el síntoma de cada uno.- XVII Jornadas Regionales de los CID del NOA

Proponemos trabajar para estas jornadas “Todo el mundo es loco”, brújula de la última enseñanza de Lacan y de sus consecuencias clínicas. (1)

Esto es así porque reubica el estatuto del sentido, del significante, de los fenómenos de lenguaje y obliga a reconsiderar la verdad, el saber, la creencia y la interpretación.

Tempranamente Lacan define la locura como lo que no es separable del problema de la significación para el ser en general, es decir, del lenguaje para el hombre”. (2) Lejos de ser un hecho contingente, la locura “es la permanente virtualidad de una grieta abierta en su esencia”. (3) Por eso podemos decir que la locura es de todos.

En consonancia con este primer tiempo, Miller al decir que el yo está preñado de delirio señala la perspectiva clínica de Lacan. (4) Esa locura que apunta al desconocimiento de lo que se es en el Otro. La infatuación no es otra cosa que la inmediatez de la identificación, la creencia en un yo igual al yo, desconociendo que no soy sin el Otro. Así el primer síntoma que el sujeto lleva al análisis es su yo, delirio de identidad.

“Todo el mundo es loco”, Lacan dice que para Freud “Todo es sueño”, si todo es sueño, todo el mundo está loco. Pero hay una diferencia, en Freud hay sueño y despertar, en correspondencia con el principio de placer y principio de realidad. Lacan descifra la generalización del sueño, al situar que principio del placer, y principio de realidad no se oponen, lo que explica que la vigilia es una continuación del sueño con otros medios, y que la pesadilla que implica ir hacia lo real, nos devuelve a la vigilia para seguir soñando.(5)

Podemos señalar también la locura del todo o sea la aspiración delirante de dar respuestas generalizadas sin atender al inconsciente de cada uno. Así en determinadas respuestas en el ámbito de la salud, o lo jurídico, vemos el intento de taponar lo singular de cada sujeto presente en su síntoma.

Todo el mundo es loco valida el término despatologización, que se vuelve cada vez más corriente, pero a la vez la clínica psicoanalítica, la que se extrae de la última enseñanza va más allá de la despatologización y hace necesario reconsiderar los términos locura, delirio, psicosis, neurosis que son específicos del psicoanálisis. (6)

La contrapartida de esta locura que puede presentarse en una deriva del sentido y también en una deriva pulsional, es el síntoma de cada uno. Síntoma al que se llega solo con la relación al inconsciente y la lectura de la contingencia del encuentro que es singular.

La práctica en la última enseñanza toma como punto de referencia el modo de gozar de cada uno que es posible aislar en un análisis. Por esta vía introduce el concepto de sinthome. Es importante destacar que al hablar de sinthome no se tacha la clínica freudiana, la clínica lacaniana clásica, sino que se trata de resolver aquellos problemas que plantea la clínica cuando se encuentra con el límite del sentido y del desciframiento. Es decir, es un concepto que viene a agregar y superar lo anterior.

En “Sutilezas analíticas”, Miller señala que la distinción neurosis y psicosis es operatoria a nivel del significante, pero lo es mucho menos a nivel del modo de gozar, en este sentido da un paso más allá en tanto la clínica del desciframiento basada en el Nombre del Padre no puede dar cuenta del goce que queda excluido de las palabras. (7)

“Todo el mundo es loco” está también en consonancia con la no relación generalizada de la última enseñanza. Si no hay relación sexual, ¿Cómo se establece la relación que no hay?

¿Qué de los síntomas del amor en la vida cotidiana y en la experiencia analítica bajo este paradigma de la no relación? ¿Qué pasa cuando no están los encuentros que velan la ausencia de saber, cuando se presentan la modalidad de la devastación y de lo ilimitado en los lazos amorosos?

La práctica analítica se orienta por este real, por no hay relación, junto con la interpretación y la transferencia. En este punto, la interpretación implica hacer resonar otra cosa que el sentido.

Queridos colegas las Jornadas nos darán la oportunidad de trabajar el argumento desde la práctica de cada uno, como sus lecturas y recorridos.

 ¡Los esperamos!

Ejes:

Locura y psicosis.

Locura yoica. Delirio de identidad.

Coincidencias entre saber, creencia y delirio.

Cinismo, escepticismo.

La locura del todo, delirios colectivos.

Los discursos como defensas contra lo real.

La locura y los lazos amorosos.

El discurso analítico no tiene nada de universal.

La singularidad del síntoma.

Notas:

  1. Miller,J.-A., Todo el mundo es loco”. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, p.315
  2. Lacan, J., “Acerca de la causalidad psíquica”, p.156
  3. Lacan,J., Ib.p.166
  4. Miller,J.-A., Donc, Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, p.113
  5. Miller, J.-A. Ib. Todo el mundo es loco, p.340
  6. Miller,J.-A., Notas sobre palabras de Clausura de la GCVI de la AMP 2022 de J.-A. Miller
  7. Miller, J.-A. Sutilizas analíticas. Los cursos psicoanalíticos de Jacques-Alain Miller, p.75

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LA OBSESIÓN – 2° parte. Anulación del deseo.- Francisco Ruiz

LA OBSESIÓN* – 2° parte. Anulación del deseo.- Francisco Ruiz

*Texto desarrollado en Taller introductorio “La obsesión”, realizado en el mes de junio del 2022 en la sede del CID Santiago del Estero.

 

J-A. Miller en Contribución del obsesivo… concluye que la posición obsesiva anula el deseo, y todo el caso del hombre de las ratas es la constante relación entre aparición del deseo, por un lado, y una oposición al mismo, por otro.  En las primeras sesiones ya Freud tiene el diagnóstico cuando dice “no es el comienzo de la enfermedad sino la enfermedad misma, una neurosis obsesiva completa […] el nódulo y el prototipo del padecimiento lo ulterior […].” (17). Afirma eso porque el paciente cuenta que a sus seis años tenía la convicción que sus padres conocían sus pensamientos, por haberlos revelado en voz alta. Tenía frecuentes erecciones que le molestaban y le confesaba a su madre pero con cierto temor. El paciente temía que la madre sepa de sus curiosidades sexuales e imaginaciones. En la actualidad, dice el paciente, deseaba ver muchachas desnudas, pero ese deseo estaba acompañado de inquietud. Inquietud que se traducía en términos de “si…entonces”. Si tengo el deseo o pienso en ver muchachas desnudas, entonces algo malo sucederá. De hecho en la primera entrevista con Freud, el hombre de las ratas lo primero que le dice es su temor a que le sucediera algo a las dos personas que más quería, su madre y su novia. Lo que aquí se observa, y lo destaca Freud, es que cada vez que en el sujeto aparece un deseo, en ese mismo momento aparece algo que se opone o contradice ese deseo. O sea, algo que no permitiría que ese deseo se realice, y si se realiza, algo perjudicial sucederá. Deseo y oposición al deseo es una cuestión permanente en el obsesivo. Aparece un conflicto ya desde niño. Hay un deseo (ver muchachas desnudas) y el solo hecho que ese deseo aparezca surge el temor de una consecuencia perjudicial (alguien querido morirá). Freud hace precisar aún más en la sesión quién sería ese alguien indeterminado. Y es el padre. Entonces, si tengo el deseo de ver desnuda a una mujer, mi padre morirá. Hay entonces elementos que describen la neurosis obsesiva: un instinto erótico y una rebelión contra el mismo, es lo mismo que decir, hay un deseo y un temor.

Es crucial la frase que tiene la forma de una proposición lógica, si… entonces. Miller lo señala como una fórmula lógica del obsesivo, es una oración condicional, y atraviesa todo el caso del hombre de las ratas, por ejemplo de la sesión en que el paciente dice “si tengo el deseo de ver desnuda a una mujer, mi padre morirá”. Esta oración condicional “si… entonces”, se repite más adelante en otra sesión en la que el paciente habla sobre la pérdida de sus anteojos. El paciente le cuenta a Freud que mientras hacía el servicio militar había perdido sus lentes. Manda a comprar unos nuevos, cuando le traen los nuevos el que le entrega es un capitán del ejército. Cuando le entrega el paquete le dice “Tienes que entregar el dinero al teniente A, él ha pagado el reembolso.” (18). En ese momento que el capitán dice eso el paciente tiene la sensación de que eso no debía hacer, pues si lo hacía, si hacía lo que el capitán le había dicho, que era devolver el dinero al teniente A, iba a recibir una sanción. Entonces, en ese momento el paciente se dice a sí mismo lo siguiente: “No devolveré el dinero, pues si lo hacía, sucedería aquello (se realizaría en su padre y en la señora la fantasía de las ratas).” (19). Estos tormentos se refieren a castigos que el capitán que le entrega los anteojos había comentado días atrás y el paciente había escuchado atentamente y hasta angustiosamente. El tormento es el castigo que era aplicado a los prisioneros y consistía en atarlos a un balde con ratas en el trasero. El capitán había contado eso noches atrás en una reunión de descanso, el paciente había escuchado, y es el mismo capitán que ahora le entrega sus anteojos y le dice “tienes que devolver el dinero al teniente A”. Esta indicación del capitán “tienes que devolver las 3,80 coronas al teniente A” provoca en el paciente una serie de combates internos bastantes atormentadores en una secuencia que va más o menos así:

1: tienes que entregar el dinero al teniente A (indicación del capitán)

2: “si devuelves al teniente A serás sancionado y te sucederá lo de las ratas”

3: debo combatir esta idea y cumplir la indicación del capitán, Entonces me pondré un mandato y un juramento y es “tienes que devolver las 3,80 coronas”.

Esta serie de mandatos y sanciones se explica muy bien cuando Lacan dice que en el obsesivo hay una prevalencia de la dimensión intrasubjetiva. Pero esta secuencia se vuelve un circuito todavía más infernal cuando el paciente al querer cumplir su mandato de devolver el dinero al teniente A, en el momento en que encuentra al teniente A, éste le dice que él no ha pagado ese paquete, no es a él a quien debe devolver el dinero. Esto que le dice el teniente A lo deja perplejo al pobre sujeto, que ya tenía bastante con tener que devolverle el dinero, y ahora el teniente A le dice yo no pagué eso, no debes devolverme a mí, sino al teniente B. Se suceden una serie nueva de acciones posibles, nuevamente unos planes, algo así como darle el dinero al teniente A, que este le entregue el dinero a la empleada de correo, la empleada al teniente B.

Por último y para ir terminando, tenemos que centrarnos en los aspectos del caso que especifican aún más la cuestión de la anulación del deseo. Es el punto central del caso. Es un caso muy largo, tiene muchos detalles, pero podemos centrarnos en este punto que anuda todos los otros. Que el deseo del sujeto se ve obstaculizado por la intervención de su padre. Su padre es aquel, que si bien es su mejor amigo y a quien más ama en el mundo, es a la vez el que no permite que su deseo se realice, es decir, perturba su deseo. Y es lo que nos posibilita decir que el deseo en el obsesivo se convierte en un deseo imposible. El temor de que su padre muera, tantas veces surgido en el paciente, que Freud traduce como deseo de muerte y odio al padre es un afecto que acompaña al paciente desde muy pequeño. El paciente describe una situación que le sucedió de joven, y es lo que desencadena el conflicto de angustia, cuando la madre le dice a él, al paciente, que un miembro de la familia le daba la mano de su hija rica, acaudalada. El estaba enamorado de otra, de una mujer humilde, pero la madre le dice más o menos que ya tenemos una mujer para vos y es rica. Esta indicación de la madre lo ubica al sujeto en la misma posición, exactamente, en que se hallaba su propio padre cuando se casó con su madre. Su propio padre en su juventud estaba enamorado de una mujer humilde y por tener que pagar una deuda se terminó casando con una mujer rica que es ahora la madre del paciente. Es exactamente la misma disyuntiva. Un conflicto entre dos elecciones: o casarse con la designada por la madre, con la joven rica, y así hacer lo mismo que hizo su padre, o bien lo contrario, casarse con la mujer que él amaba que era la mujer pobre. Freud dice que para no resolver este dilema el sujeto enferma.

El odio al padre también está relacionado a que tiempo antes de su muerte éste le dice que se oponía a su inclinación amorosa hacia esa mujer humilde. El padre no aprobaba su amor a la mujer pobre, el padre entonces se opone a su deseo. La oposición del padre no es de ahora sino de bastante tiempo atrás en la historia del sujeto. El padre le dice que se aleje de esa mujer, de la mujer que el paciente amaba, porque sino “se vería ridículo”. Este es uno de los puntos centrales del caso, los que desencadenan el conflicto. El conflicto central, entonces, es mantenerse fiel a la mujer modesta que amaba o bien seguir las huellas del padre. Porque el padre no sólo le había dicho al paciente que se vería ridículo con la mujer modesta, sino también que el padre mismo cuando era joven tuvo que abandonar el amor a una mujer modesta y casarse con una rica, la madre del paciente, para poder pagar unas deudas que tenía. Freud dice que el paciente está en identificación con su padre.

En este sentido podemos entender cuando Miller afirma la anulación del deseo, el sujeto anula su propio deseo, su deseo por la mujer modesta, para cumplir el deseo paterno. Su propio deseo se vuelve imposible. Es imposible porque alguien exterior lo prohíbe o le demanda otra cosa. También dice Miller que el obsesivo está casado con la muerte y el caso del hombre de las ratas describe este estado de cosas. El impulso hostil hacia el padre es un tema crucial en el hombre de las ratas. Su odio, su deseo de muerte justamente dirigido a quien más ama. Justamente es el afecto que no admite, y Freud se detiene varias veces en ese punto. La idea obsesiva principal, que tenía como fórmula lógica si… entonces, era la siguiente: “si me caso con la mujer a la que amo, le sucederá a mi padre una desgracia (en el más allá)” (20). La interpretación sería la siguiente: “si mi padre viviera, mi propósito de casarme con esa mujer le haría encolerizarse tanto como en aquella pretérita escena infantil, de manera que también yo me enfurecería de nuevo contra él y le desearía terribles males que la omnipotencia de mis deseos haría caer inmediatamente sobre él” (21). Entonces, el deseo se vuelve imposible de satisfacer porque hay un padre, en el hombre de las ratas, que es perturbador del goce sexual. Esta figura del padre como perturbador del goce sexual que impide la satisfacción del deseo del sujeto, no es sólo la figura del padre de la realidad, sino además, una figura de la relación del sujeto con el Otro, o sea, una construcción imaginaria y simbólica que Lacan llamó fantasma.

El conflicto que no resuelve el paciente y por el cual enferma, porque enferma para no resolver este conflicto, es cuál mujer elegir. Por eso los actos del obsesivo son siempre vacilantes e inseguros. Hay una imposibilidad de decidir sobre todo en cuestiones amorosas, “precisan la posibilidad de la muerte para resolver los conflictos que ellos dejan insolucionados” (22). En todo conflicto vital, dice Freud, acecha la posibilidad de la muerte y casi siempre de la muerte de alguien querido por él.

Dudar del propio amor

Para concluir, es al final del texto sobre el hombre de las ratas que Freud hace aseveraciones sumamente interesantes sobre la vida del obsesivo, qué sucede con la actividad del obsesivo, con sus acciones en la vida en general. Para explicar un poco esto hay que desarrollar también, además del odio al padre que antes hemos trabajado, esto es el afecto hostil al padre por haberse opuesto al amor que el paciente tenía a su amada, además de este afecto hostil al padre también tenemos el afecto hostil a su propia amada, la mujer pobre. Es decir, no sólo está el odio al padre, sino el odio a la amada misma. Freud dice “pugna entre el amor y el odio” (23). Los diversos síntomas obsesivos del paciente tienen como motor el odio a su amada: “El odio contra su amada hubo de sumarse a su adhesión al padre, e inversamente”. Los poetas, dice Freud, nos han hablado siempre de la yuxtaposición de ambos sentimientos contradictorios, pero en el obsesivo esa yuxtaposición, o sea, esa mezcla entre amor y odio es crónica. Hay una acción inhibitoria del amor hacia el odio, el amor intenta extinguir el odio pero no lo logra. Sólo logra rechazarlo de la conciencia. Freud hace referencia a la histeria y a la paranoia en relación al amor y afirma que hay un componente sádico de la libido, esto es, un componente sádico del amor. Lo interesante aquí es que el obsesivo, por esa yuxtaposición de amor y odio, se encuentra ante una ”parálisis parcial de la voluntad, una incapacidad de adoptar resolución alguna en cuanto a todos aquellos actos cuyo móvil haya de ser el amor” (24). La duda y la indecisión se extienden a toda la actividad del sujeto, pues qué actos de un enamorado, dice Freud, no se relacionan con su motivo capital. En cuanto se propone realizar algún acto empieza a dudar, duda porque percibe internamente la indecisión. Duda porque su amor está inhibido por su odio. De lo que duda, dice Freud, es de su propio amor, y esta duda se traslada y se desplaza hasta las cosas más nimias e indiferentes. Aquel que duda de su amor, solo le queda dudar de todo.

Notas

  1. Freud, S: Análisis de un caso de neurosis obsesiva (caso el hombre de las ratas), 1909. Ob. Comp. tomo 2, pág 1445. ed. Biblioteca Nueva – El Ateneo, 2008, pág 1444
  2. Idem pág. 1447
  3. Idem pág 1447
  4. Idem pág. 1475
  5. Idem pág. 1475
  6. Idem pág. 1480
  7. Idem pág. 1481
  8. Idem pág. 1482

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Reseña Clase 4: “El fantasma y el masoquismo”.- Roberto Bertholet

Reseña Clase 4: “El fantasma y el masoquismo”.- Roberto Bertholet

El docente resaltó tres dimensiones articulables dentro del psicoanálisis: clínica, política, epistémica.

Refiere que la enseñanza de Lacan está dividida en tres tiempos:

1° momento del Seminario I al seminario IX: Este dio inicio a partir de la pregunta ¿Cómo se puede alcanzar lo real a partir de lo simbólico? Si lo real es incompatible con el concepto. Así mismo, señala que al igual que Freud, Lacan comenzó su enseñanza a partir del optimismo por lo simbólico.

El docente indica que en este periodo se utilizaron conceptos como enunciado y enunciación; palabra plena y palabra vacía.

Desarrolla el concepto acuñado por Freud de restos sintomático, el cual es algo instalado sin solución. Todo análisis concluye con restos sintomáticos.

En el seminario VI Lacan menciona al fantasma, el cual proviene del imaginario. Es la condición de posibilidad del síntoma y del inconsciente. Realiza el primer movimiento más allá del padre, deja de referirse al síntoma en relación a la metáfora paterna.

2° momento del seminario X a la clase 8 del seminario XX: se modifica la manera de conceptualizar el análisis apuntando a la inercia de lo real que no es permeable a modificaciones.

Se resalta la supremacía del significante: todo puede tomar sentido de significante.

En la clase 8 del seminario 20, describe al semblante como una combinación entre lo imaginario y lo simbólico, un gesto de amor, un modo de tratar lo real del goce, que pone límite con la castración en juego con lo pulsional. Definiendo así al objeto a, como un objeto que es del orden del semblante, el cual está más allá de lo real.

Lacan a partir de la conceptualización de la clínica borromea puntualiza que lo real, lo simbólico y lo imaginario tienen la misma importancia, es la forma de articularse de estos registros lo que va a dar consistencia en la vida del sujeto.

3° momento desde el seminario XX al seminario XXV. Se divide en dos partes: La ultima enseñanza (seminario XX) en la cual se encuentra conmovido el campo del sentido; y La ultimísima enseñanza (seminario XXV), que Miller denominó “El alejamiento de Freud”, describe dos tipos de dimensiones que aparecen en la clínica: sin sentido y fuera de sentido.

Habla acerca del corte como un acto que tiene que ver con el deseo del analista. Este para ser efectivo en lo real que itera, debe quedar un resto, el objeto a como causa de deseo, deseo de seguir analizando.

Área de Librería.

Docente a cargo Roberto Bertholet, analista practicante. Miembro de la EOL y la AMP.

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LA OBSESIÓN – 1° parte.- Francisco Ruiz

LA OBSESIÓN* - 1° parte.- Francisco Ruiz**

Introducción

Antes de entrar en el tema de la obsesión me gustaría comentar lo que implica este taller. Primero, es introductorio porque pretendemos que permita una aproximación a la cuestión de la obsesión, que si bien es un tema muy amplio es también central para la clínica del psicoanálisis. Segundo, es un tema que calculamos va a interesar a aquellos que están comenzando su formación, ya sea profesionales o bien estudiantes, por la frecuencia de las consultas en relación con síntomas obsesivos. Tercero, nos gustaría con esta actividad acercar a los interesados en psicoanálisis, que no son integrantes del CID, ni participan del seminario, ni están en los grupos de investigación, a que conozcan nuestro instituto centro de investigación, y acercarlos también al seminario central anual. Por último, en relación con nosotros, los que organizamos este taller, el hecho de prepararlo nos ha hecho aprender algo más sobre la obsesión, sorprendernos con algunas cosas, ha sido realmente una instancia de aprendizaje, cada uno de nosotros se ha detenido en detalles o aspectos que le han interesado. Este es el movimiento de investigación que tiene nuestro instituto y que se dirige como un circuito hacia una actividad de docencia como la de hoy. Docencia que implica exponer un saber, argumentarlo, conectar referencias y autores, relacionar conceptos, mostrar claridades y oscuridades de un planteo de Lacan o de Freud. Esperamos entonces que esta actividad se desarrolle en esta dirección.

Como dije anteriormente, la elección del tema responde a una necesidad de la práctica clínica, extraer un saber sobre la neurosis obsesiva nos permite orientarnos un poco mejor en la dirección de la cura, y esto esclarece en parte nuestra posición como analistas.

El texto central por la precisión de la descripción es Contribuciones del obsesivo al descubrimiento del inconsciente, que se encuentra dentro de Introducción a la clínica lacaniana (1) de Jacques Alain Miller, allí describe una serie de puntos que son claves en el sujeto obsesivo, alguno de ellos son: desafectación de la palabra, consistencia del pensamiento, órdenes absurdas, la proposición “si…entonces” y la anulación del deseo.

Nos basaremos también en el caso de Freud El hombre de las ratas (2), texto indispensable para abordar la neurosis obsesiva. Y en articulación con estas dos referencias el planteo de Lacan en el seminario 5 (3) sobre el sujeto obsesivo, al cual define como aquel que apunta a la destrucción del Otro.

Desafectación de la palabra

J-A. Miller destaca en la neurosis obsesiva la desafectación de la palabra, esto es en Freud la separación afecto-idea. Hay una idea cuyo afecto es extraído, extraviado y separado. Un afecto que se desprende de la idea hasta el punto de que el obsesivo puede comunicar una idea, relatar su síntoma por ejemplo, su historia familiar, nombrar elementos como si no tuvieran ninguna importancia. En el hombre de las ratas Freud se detiene por ejemplo en el autorreproche del paciente, un autorreproche que lo atormentaba al paciente hace años. El paciente se reprochaba a sí mismo haber delinquido contra su padre. Relata el paciente que mientras su padre estaba muy enfermo el médico le había dicho que en 48hs se recuperaría. El paciente decide ir a dormir una hora, pero en esa hora el padre muere. Primero se reprocha no haber estado en ese momento, pero dice, su reproche no fue doloroso. No fue doloroso, dice Freud, porque no aceptó como algo real la muerte de su padre. Solo un año después se despertó en él el recuerdo de su negligencia. Recién un año después y sucede cuando muere su tía. En el momento del pésame el viudo dijo al pasar “otros hombres hacen lo que quieren, pero yo he vivido para esta mujer”. (4) Ante esta frase del viudo, de su tío, dicho sin ninguna intención ni dirigida hacia él sino un comentario al pasar, el paciente lo escucha como dirigida a él mismo, y más precisamente como si se refiriera a su propio padre. Como si ese comentario dicho al pasar hubiera sido para cuestionar la fidelidad de su propio padre. Tenemos aquí dos momentos. Primero cuando muere el padre y segundo cuando muere la tía, y el tío dice ese comentario otros hombres hacen lo que quieren. El afecto no emerge en el primer momento, cuando muere su padre, que es donde debería haber surgido, sino un año después cuando muere la tía y el viudo dice esa frase.  Pero este afecto, que surge ahora con la frase del tío, resulta exagerado a la vista de todos. Exagerado a la vista de todos, pero no para el sujeto. Además, el afecto mismo de reprocharse haber delinquido contra su padre alguna vez es a la vista de todos exagerado con respecto a lo que él realmente hizo, que es ir a dormir una hora mientras su padre estaba enfermo. Digámoslo otra vez, exagerado para la vista de todos pero no para el sujeto.

Entonces vemos aquí como hay afectos que surgen con determinada situación y asociados a determinadas representaciones pero no justifican su surgimiento, y es porque el afecto está separado de la verdadera representación. De su representación original primera está desprendido. En este sentido podemos entender lo que Miller plantea sobre la desafectación de la palabra. Freud dice en este caso: “En lugar de olvidar el trauma, le ha despojado de su carga de afecto”. (5) Solo queda en la conciencia el contenido ideológico, y este contenido ideológico queda indiferente y considerado insignificante. Dice Freud: “el afecto está justificado, la conciencia de culpabilidad que atormenta al sujeto corresponde en realidad a otro contenido desconocido, inconsciente. El contenido ideológico conocido ha pasado a ocupar ese lugar por una asociación errónea. Por eso el sujeto no podía explicar la razón de su reproche de haber delinquido contra su padre si sabía que no había hecho nada contra él”.(6)

 

Deseo y temor

Freud describe el caso del hombre de las ratas muchas situaciones que tienen relación con afectos no reconocidos en la conciencia por el paciente. Y así como Freud habla de afectos no reconocidos en el campo de la conciencia, también va hablar de deseos no reconocidos. Vamos a comentar una situación que relata el paciente a Freud y que dan cuenta de esto. A sus doce años, dice el paciente, se enamoró de una niña, y se le ocurrió que si le sucediera una desgracia a él, esta niña lo trataría con ternura. Esta desgracia, se le ocurre al paciente, podría haber sido la muerte de su padre. Es decir, que su propio padre muera, así esta desgracia motivara a la niña a quererlo a él. En el momento que cuenta esto en la sesión con Freud el paciente rechaza esa idea, rechaza ese pensamiento que tuvo de la muerte de su padre como medio de lograr el amor de la niña, y dice, “es solo una asociación mental”. (7) Pero Freud está convencido de que esa simple asociación mental no es solo una asociación sin importancia sino que la idea de que el padre muera es efectivamente algo que el paciente desea. Y el hecho de que el paciente rechazara enérgicamente esa idea absurda, la idea que el padre tendría que morir o de que él ganaría algo si el padre muere, ese rechazo enérgico es la expresión justamente de que no solo es una simple asociación mental sino algo que compromete su deseo, un deseo que resulta incompatible con su conciencia moral y ética, e incompatible con el amor que él mismo sentía hacia su padre.

Otra situación en la misma dirección. Seis meses antes de que muriera el padre se le cruzó una idea parecida. Enamorado de una joven señorita, al no poder casarse supuestamente por razones de orden material (económico) le surge la idea que la muerte de su padre lo haría rico. Esta idea le causaba rechazo, repulsa, al punto que le surgió por eso el anhelo de que su padre no le dejara ningún dinero. Al morir su padre le surge una idea similar, una idea que indicaba un afecto contra el padre:  “No, hay todavía otra persona cuya muerte sería más dolorosa para ti”.(8)

La “idea” de muerte del padre, Freud pone entre comillas esa idea como simple asociación, porque con respecto a esa idea hay un extrañamiento del sujeto. El sujeto lo siente extraño, no la reconoce y la considera incompatible, y aún más lo siente como un “temor”. La muerte del padre para el paciente no es algo querido, conscientemente, sino contrariamente algo temido. La contestación de Freud al paciente ante su extrañamiento es justamente que su intenso amor al padre le impide reconocer que también puede odiarlo y desear la muerte. Dice Freud: “El sujeto dice “idea”: la designación “deseo” o correlativamente “temor”, más energética e importante quedan encubiertas por la censura”. (9) La pulsión de vida inhibe el deseo de muerte. Entonces tenemos aquí, una desafectación de la palabra y de la representación, porque afecto-deseo de muerte quedan reprimidos. En la neurosis obsesiva, dice Freud, “la represión no se produce por medio de la amnesia, sino de la destrucción de las relaciones causales mediante la supresión de los afectos”. (10) Y el tratamiento analitico, la terapéutica analítica, que precisamente Freud en el apartado Naturaleza de la cura lo señala, es dominar por medio de la labor analítica el afecto en cuestión.

La obsesión y la densidad del pensamiento

Es interesante y pertinente recurrir a la etimología de la palabra “obsesión”, que tiene entre sus orígenes en latin el significado de “sitiar”, “asediar” (11), y también “apoderarse de”. “Sedere” significa “estar sentado” (12) y “estar quieto”,  también “establecerse”. Es decir, la obsesión es una idea que se establece y se entroniza sobre el sujeto.  Tiene mucho que ver con el sujeto obsesivo porque la imagen que nos queda del obsesivo generalmente es un sujeto aprisionado, en tanto duda todo el tiempo, reemplaza constantemente la acción por el pensamiento y tiene ideas y pensamientos que se instalan fijamente.

Siguiendo a J-A. Miller en Contribución del obsesivo al descubrimiento del  inconsciente podemos enfocarnos en la relación del obsesivo con el pensamiento. Si nos detenemos brevemente surge la pregunta qué es el pensamiento para el psicoanálisis. Si como dice Miller en Psicoanálisis <> filosofía el psicoanálisis ha traumatizado al saber filosófico, y es por eso que Lacan habla de antifilosofía, es porque el sujeto del inconsciente implica un cuerpo afectado, y el saber sobre ese cuerpo se encuentra en insuficiencia.

Por otra parte podemos decir que en los primeros casos de Freud, por ejemplo se ve claramente cómo un pensamiento, un contenido ideológico dice Freud, tiene un efecto sobre el cuerpo. Este contenido ideológico bien puede no tener una representación consciente para el sujeto. Tiene un efecto sobre el cuerpo como lo muestra por ejemplo la histeria de conversión.

La regla fundamental del análisis refleja exactamente un aspecto crucial sobre el pensamiento en Freud, esto es, hay pensamientos que se articulan entre sí, conectados de forma a veces absurda, como en el sueño, pero no sin razón. Lacan había dicho alguna vez, y sería una buena manera de nombrar el sujeto del inconsciente, soy donde no pienso. O como dice Miller parafraseando a Descartes pienso, luego gozoy.

Volviendo a la relación del obsesivo con el pensamiento, Miller dice que en el obsesivo el pensamiento tiene densidad y consistencia de cosa, y podemos ver claramente esto en el caso de Freud El hombre de las ratas. Tomaré algunos pasajes: “Un hombre joven, de formación universitaria, se presenta en mi consultorio manifestando padecer representaciones obsesivas ya desde su infancia, pero con particular intensidad desde cuatro años atrás. El contenido principal de su dolencia era el temor de que le sucediera algo a las dos personas a las que más quería: su madre y la dama de sus pensamientos”. (13)

Otro pasaje del caso nos dice también de esta densidad de los pensamientos del obsesivo, a tal punto que no es solo una idea sin importancia sino que el sujeto lo vive como una anticipación efectiva de lo que puede llegar a suceder, o bien, como este pasaje expresa, como una condición o premisa de que algo malo sucedería: “…andaba preocupado por la idea morbosa de que mis padres conocían mis íntimos pensamientos por haberlos revelado yo mismo en voz alta sin darme cuenta de ello; ….como si por pensar aquellas cosas hubiera de suceder algo y tuviera yo que hacer todo lo posible para evitarlo” (14) Dice Freud “siempre que el sujeto piensa algo relacionado con su deseo, surge en él el temor de que va a suceder algo terrible”. (15)

Entonces con densidad de pensamiento en el obsesivo nos referimos a lo que Freud describe como “idea obsesiva”, que es además, como señala Miller, intrusiva. Es intrusiva porque el yo no se reconoce en ella, no la reconoce como propia, y el sujeto se siente extraño ante ese pensamiento. Por otra parte, como también lo señala Miller, la idea obsesiva se presenta como fórmula: “si…entonces…”  Por ejemplo en el caso de Freud, si pienso tal cosa entonces algo malo sucederá. Y por último la forma en las que se presentan, esto es, de órdenes impuestas al sujeto. Cito un pasaje que expresa esto: “…se le ocurrió de pronto [al paciente]…¿qué sucedería si se le impusiera la decisión de cortarte el cuello con la navaja de afeitar?; …En el acto advirtió que aquella decisión se le acababa de imponer efectivamente; … Aterrado ante tan criminales estímulos, le flaquearon las piernas y cayó redondo al suelo”. (16) Se observa aquí este carácter intrusivo y bajo la forma de orden que presenta la idea obsesiva.

Notas

  1. Miller J-A: La contribución del obsesivo al descubrimiento del inconsciente, en Introducción a la clínica lacaniana, Conferencias en España, ELP, 2006
  2. Freud, S: Análisis de un caso de neurosis obsesiva (caso el hombre de las ratas), 1909. Ob. Comp. tomo 2, pág 1445. ed. Biblioteca Nueva – El Ateneo, 2008
  3. Lacan J: Seminario 5 Las formaciones del inconsciente, 1957-1958. ed. Paidós, 2007
  4. Freud, S: Análisis de un caso de neurosis obsesiva (caso el hombre de las ratas), pág 1445
  5. Freud, S:idem, pag. 1461
  6. Freud, S:idem, pag. 1451
  7. Freud, S:idem, pag.1452
  8. Freud, S:idem, pag. 1453
  9. Freud, S:idem, pag.1447
  10. Freud, S:idem, pag.1478
  11. Diccionario Etimologico Castellano en Linea (http://etimologias.dechile.net/)
  12. Corominas Joan: Breve diccionario etimologico de la lengua castellana, Ed. Gredos, 1987, pág 420
  13. Freud S: ibidem. Pág 1443
  14. Freud S: ibidem. Pág 1444
  15. Freud S: ibidem. Pág 1445
  16. Freud S: ibidem. Pág 1457

*Texto desarrollado en Taller introductorio “La obsesión”, realizado en el mes de Junio del 2022 en la sede del CID Santiago del Estero.

** Integrante del CID Santiago del Estero. Catedrático del Profesorado Provincial N°1.

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El Psicoanálisis en la Universidad. Entrevista a Roberto Bertholet

El Psicoanálisis en la Universidad. Entrevista a Roberto Bertholet

En el marco del Seminario Clínico Anual «Los signos del goce en Freud y Lacan», tuvimos la oportunidad de conversar con Roberto Bertholet*. Docente a cargo de la clase 4 «El fantasma y el masoquismo», así como de la conferencia pública «Esas pasiones que nos habitan», a realizarse los días viernes 15 y sábado 16, en Santiago del Estero.
En esta oportunidad, la conversación surge a partir de algunos interrogantes en torno al lazo posible del psicoanálisis en el ámbito universitario.


-¿Cuáles son, si los hay, los avatares actuales del psicoanálisis en la Universidad? ¿Cómo piensa la transmisión del psicoanálisis en la Universidad?

Diferentes perspectivas se presentan, rápidamente, cuando intento responder a esta pregunta.

En primer lugar, esos avatares dependen del lugar geográfico y la tradición cultural en que se encuentre la Universidad. El ámbito universitario del «primer mundo» no aloja -salvo contadas excepciones- al Psicoanálisis en sus currículas. La estructura académica de EEUU -enorme en cantidad y, también, en calidad- sólo incluye al Psicoanálisis como un capítulo de la historia de la Psicología y sólo algunos pocos filósofos o historiadores académicos lo incluyen en sus investigaciones culturales.

Del mismo modo, ocurre en todos los países de Europa, salvo algunas Universidades de Francia, entre las que se cuentan las Universidades de París 5 y 7 (donde se incluye en el grado) y en la de París 8, en la que el Departamento de Psicoanálisis (creado por J. Lacan como una respuesta política al mayo francés) se inscribe en los estudios de Post-grado. En España la Complutense no brinda ningún tipo de enseñanza referida al Psicoanálisis. Y en general, las Universidades de todo el mundo, salvo algunas pocas de América Latina, rechazan lo que el Psicoanálisis enseña sobre la práctica clínica.

En América, contamos con algunas cátedras, no son pocas, con contenido psicoanalítico, tal como en México, Colombia, Ecuador, Chile, Brasil, Uruguay y Argentina.

Sólo en tres lugares del mundo, por lo que tengo entendido, hay Departamentos de Psicoanálisis de la Universidad: en la Universidad de París 8, Francia; en la Universidad de Antioquía, Medellín, Colombia; y en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario.

Por supuesto, en las Facultades de Psicología de la UBA, en la UNC (Córdoba) y en la UNR (Rosario) hay varias materias con contenidos psicoanalíticos, pero se hace evidente que, por diferentes razones -y, en gran parte, por decisiones de política educativa- van ganando un lugar preponderante otros discursos, con una posición opuesta a la ética del Psicoanálisis.

Éste sería un ángulo posible para responder a la pregunta por los avatares actuales del Psicoanálisis en la Universidad.

Otro ángulo posible, para responder a la pregunta, sería enfocar lo que podríamos nombrar «los síntomas de la relación con el saber en la Universidad del siglo XXI».

¿Cuáles son?

Partamos de que la enseñanza y -en el mejor de los casos- la transmisión del Psicoanálisis en el ámbito universitario conlleva necesariamente la invitación a un trabajo genuino. Trabajo de elaboración en el que cada estudiante adopte una posición crítica y comprometida, deseante, con lo que no-sabe. Es decir, que asuma un interés sostenido por hacerse responsable de un «sapere aude» -según reza la conocida sentencia del poeta latino Horacio, que se podría traducir por un “ten la audacia, el coraje, de saber; anímate a saber”-, cada vez más difícil en las condiciones de esta cultura y sus efectos alienantes, particularmente en la juventud. Uno de esos efectos alienantes es mantener en un «infantilismo», al decir de Freud, donde le resulta muy difícil al estudiante universitario hacerse «adulto». Recordamos el maravilloso escrito de Kant, un clásico de la filosofía, publicado en 1784 «¿Qué es la Ilustración?».

Frente a la invitación a ese trabajo de elaboración, al «sapere aude», hoy en día la respuesta suele ser la pereza y el aburrimiento -respuestas del estudiante universitario como efecto de su lugar en el discurso universitario, lugar de objeto frente al saber puesto en posición de agente, de acuerdo con la lectura que propone Jacques Lacan en el Seminario 17-. Esa pereza, en estos tiempos, se ve potenciada por la «locura» de esta civilización que, al decir de J. Lacan en «El saber del analista», rechaza la castración. No está de más recordar que la castración, lejos de ser un impedimento o una prohibición que limita, resulta ser la condición misma del deseo y del amor. Y para una relación fecunda, productiva, viva, con el saber es necesario poner en juego la propia castración; si no, resulta sólo parodia.

La pereza es una posición infantil, donde el poder y la responsabilidad de los actos se le atribuye al Otro. Como decíamos, «infantilismo», fijación a las condiciones infantiles de la vida.

A esto me refiero con «los síntomas de la relación con el saber en la Universidad del siglo XXI».

Por supuesto, en nada de lo que se diga de la vida humana se puede generalizar. Repetimos: se trata del caso por caso. Y sin dudas hay un cierto número de estudiantes universitarios muy interesados en construir su «ciudadanía universitaria» de modo activo y muy comprometidos con la enorme cantidad de tiempo de vida que le tienen que dedicar a su experiencia universitaria. Son quienes no quieren seguir viéndose como alumnos de la escolaridad primaria o secundaria, donde se trata de cumplir con el Otro. Ese cambio de posición siempre es conveniente que esté estimulado por quien quiere transmitir el psicoanálisis en el ámbito universitario. Se trata, entonces, no sólo de enseñar contenidos, sino de provocar que se pueda interrogar qué posición libidinal se tiene con relación al saber.

  • -Tocas un punto nodal en relación a la posición singular que un psicoanalista puede aportar a esos espacios movidos por el discurso universitario, muchas veces en comunión con el discurso capitalista.

En ese punto, en relación con la segunda pregunta, tenemos la posición del psicoanalista en la Universidad, quien conviene que se ubique como enseñante, no como profesor que sabe mucho, sino como quien está afectado por una relación genuina y fecunda con la castración en relación al saber, por supuesto siempre con su rasgo singular y también con sus síntomas. Esto quiere decir que el enseñante del Psicoanálisis en la Universidad conviene que esté habitado por la pasión a la que invita a los estudiantes. Como dice Eric Laurent respecto del psicoanalista: que esté habitado, en la medida en que ha avanzado en su experiencia de análisis, por «una pasión esclarecida».

Hacer de la «carrera» universitaria otra cosa que una rutina tediosa y aburrida para convertirla en una «experiencia» transformadora, es un desafío muy valioso en estos tiempos.

Por último agrego un aspecto muy conveniente a considerar: cómo enseñar lo que el Psicoanálisis nos enseña, repitiendo la pregunta que Lacan hace en su texto publicado en Escritos 1. ¿Cómo enseñar lo que el Psicoanálisis nos enseña -quienes tenemos un recorrido de análisis personal, de experiencia clínica y de elaboración epistémica, más una posición política en la orientación lacaniana, a quienes no han tenido la experiencia de un análisis personal, ni se han encontrado con la demanda de un paciente que sufre, que presenta un real que se repite dolorosamente en su vida?

Mi criterio es que el síntoma más frecuente de la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad es pasar rápidamente del ver al concluir, sin la necesaria e indispensable comprensión. Es el tiempo de comprender el que conviene acentuar en la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad, para no generar efectos de fascinación, de logros narcisistas inconsistentes y de infatuaciones ridículas. Si el estudiante universitario permanece en el instante de ver, es la realización de la impotencia. Si pasa directamente al momento de concluir, la omnipotencia. El tiempo de comprender, que implica un cierto esfuerzo para evitar la solución rápida y engañosa, sí tiene chances de dejar una huella de la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad. Y la responsabilidad del enseñante está allí en juego. Claridad, precisión, rigurosidad y comprensión, creo que son los cuatro elementos convenientes a la hora de pensar la enseñanza del Psicoanálisis en la Universidad, para que el estudiar sea algo vivido con alegría y gusto.


*A. P. Miembro de la EOL-AMP

Docente del Instituto Oscar Masotta (IOM2). Profesor titular de «Psicoanálisis II» de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Rosario.

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Reseña Clase 3: “Clínica y Política”.- Fernando Mo

Reseña Clase 3: “Clínica y Política”.- Fernando Mo*

El recorrido de esta clase partió de los desarrollos desplegados por Lacan en el seminario XVII El reverso del Psicoanálisis, específicamente el capítulo III, “El saber, medio de goce”. El docente ubicó allí el pasaje del Cuarto al Quinto Paradigma de Goce, que señala Miller en Los paradigmas del goce situando el carácter binario de la estructura significante (S1-S2). Carácter del que parte Lacan, en el Seminario XI, para definir al sujeto como un “significante que representa a un sujeto para otro significante”. Este aspecto le brinda a la estructura su carácter fallado, en tanto la representación nunca logra ser unívoca ($). Frente a dicha condición, la remisión de un significante a otro para alcanzar la representación brinda a la estructura discursiva del sujeto un carácter circular y repetitivo. Circularidad interrumpida por lo que hace obstáculo a lo simbólico: el goce (a). Antes de un sujeto (que emerge por los efectos de nominación de las redes del significante) lo que se constata entonces es un ser afectado de goce, siendo el carácter fallado de la representación, la causa inicial que enlaza al sujeto con el saber, con los discursos. La repetición y la circularidad significante no involucran sino un plus de gozar para el sujeto, tornándose la relación con los discursos un aparato, un medio de goce. 

En este sitio se deslindan dos cuestiones fundamentales que interesan al discurso analista (en su diferencia con aquellos otros discursos que distingue Lacan: el del Amo, el de la Histérica y el Universitario). La primera se refiere a la inserción de goce que se produce en el sujeto a través de las marcas primeras, fundamentales, aquellos significantes amo que signaron su emergencia. Aquella marca originaria que Lacan designó como rasgo unario, marca de goce, punto de identificación alienante del sujeto con el Otro. Este aspecto brinda a la primera operación constitutiva del sujeto una dimensión política. De ello se goza, y se sufre. La segunda, ligada a lo anterior, refiere a la recuperación de goce, de lo perdido, por medio de la repetición. En este lugar de pérdida se introduce una nueva dimensión del goce, el objeto a, que opera el pasaje de Lacan del concepto al matema como artificio capaz de formalizar este más allá, el plus de gozar que se involucra en la repetición y el punto de imposibilidad que señala la estructura de lo simbólico: un real, lo imposible en juego.

El sujeto importa en el psicoanálisis en su relación con los objetos de goce, capaces de mostrar los puntos de identificación alienantes. La relación del sujeto con los discursos, con el saber, permiten que el objeto funcione pues tanto como pérdida y como ganancia, de goce. Un saber que, en tanto medio de goce, pone al sujeto a trabajar y vela una verdad que por su estructura siempre se muestra a medias, es mediodicha. Allí la posición del analista se ubica en simetría con los objetos del goce, instaurándose como contrapunto del discurso del Amo, como Sujeto Supuesto Saber (SSS). Lo que se espera de un analista es que oriente al sujeto en su relación con el saber hacia la producción de una verdad que sólo puede decirse a medias. La posición del analista tiene que ver entonces con poder incidir en esa relación mortificante que guarda el sujeto con sus identificaciones-amo, en ese plus de goce.

Para finalizar, podría decirse que el arribo a un análisis implica el movimiento que va del goce del Otro en el sujeto a una política del síntoma, donde la dimensión sufriente señala el intersticio, el hiato, por donde la singular diferencia del sujeto puede producir una separación con lo que viene del Otro.

 

*EOL – AMP

Autores: Área de Biblioteca

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Reseña Clase 2: “El goce fálico”.- Inés Contreras, Laura Alcorta y Sabrina Romera.

Reseña Clase 2: “El goce fálico”.- Inés Contreras*, Laura Alcorta y Sabrina Romera.

Reseña:

La clase ronda en torno al primer y segundo paradigma del goce de Miller. Se trata con ellos de abordar la pregunta sobre el sufrimiento psíquico, movimiento que hace Lacan sobre la obra de Freud y que Miller hace sobre  la enseñanza de Lacan.

El primer paradigma concierne a la imaginarización del goce, lo podemos rastrear desde el primer seminario de Lacan hasta el cuarto. Se trata de un goce imaginario que hace de obstáculo, de barrera a la elaboración simbólica, unido al yo en el eje a-‘a. En este punto la cuestión gira en torno a que el sujeto pueda poner en palabras su sufrimiento, una liberación de sentido, de un sentido que se encuentra reprimido, retomando la vía económica de Freud, hay una satisfacción simbólica.

En lo que respecta al complejo de castración inconsciente, podemos decir que tiene la función de nudo, es lo analizable en las estructuras psíquicas. Se advierte allí el punto de una aporía, lo que Freud capta como lo irreductible, en el hecho de que en lo que respecta a la sexualidad no alcanza con la reducción a datos biológicos, por eso la teorización a partir del mito de Edipo. ¿Por qué debe asumir sus atributos a partir de una amenaza? Pues bien, la relación del sujeto con el falo es independiente de lo biológico.

Lacan se sirve de las matemáticas, de conceptos tales como función y ratio. De este último dirá que es un indicador que podemos captar en la experiencia analítica, se trata de la posición inconsciente en cada sujeto. Arribamos así a lo que Lacan despliega en torno a “la pasión por el significante”. Al respecto, la docente abordó el estatuto singular del significante en la obra de Lacan, del que remarcó su condición de vacío, es decir que solo no significa nada, se define por su posición o combinación. En efecto, allí lo que se juega es la condensación y el desplazamiento, la metáfora y la metonimia.

Para Lacan un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante. Nos muestra con ello la estructura de la cadena significante, puesto que, dirá Lacan respecto de la significación, no hay relación fija entre significante y significado, sino un proceso, un movimiento. En ella el sentido insiste, pero ninguno de los elementos consiste.

A partir de este recorrido la docente destacó el carácter privilegiado del significante fálico, trazando, a su vez, la distinción entre el significante fálico, como aquello que no se puede nombrar, y la significación fálica, en tanto imaginarización, es decir deslizamiento del deseo. Entramos así en la dimensión de la falta y del deseo.

El falo imaginario, entonces, se localiza en la dimensión de la representación, es decir, de lo que se puede imaginar, fantasear. En esta imaginarización, el significante sufre una degradación, ya que si se lo nombra hay significación fálica (modo de representación de algo deseable). Por su parte, al significante fálico no lo podemos nombrar, se desliza debajo de la cadena significante. En este punto está en relación al deseo. Miller se referirá a la satisfacción pura de la metonimia.

De esta manera, la docente puntuó dos movimientos. Por un lado, el pasaje del significante fálico al falo imaginario, por vía de la degradación significante, esto es, su representación. Por otro lado, hay otro movimiento, el pasaje del falo imaginario al falo simbólico. Lo que Freud situó como la aufhebung. La anulación de la imagen y su elevación significante.     

En esta pasión por el significante se ciñe una nueva dimensión de la condición humana, en la que no sólo es el hombre el que habla, sino que por el hombre ello habla. En este momento el Otro es localizado como tesoro de los significantes. Es por ello que el significante es primario del encuentro con el Otro, en donde el sujeto despierta a un significante y produce significado. Este significante es un elemento material, sin significado, significante puro, lógico no cronológico. Se habla de un Spaltung, hay algo que le pertenece al Otro y lo que se interpreta del deseo del Otro; el qué me quiere.  Así el significante de su deseo el sujeto lo encuentra en aquel a quien dirige la demanda de amor. Aquí el deseo designa una falta, bajo la función de velo, es deseo de deseo.

 

* AP integrante del CID-Santiago del Estero, Miembro de la EOL y la AMP.

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Reseña Clase 1: “Freud, Lacan: de la satisfacción al goce».- Marita Salgado

Reseña Clase 1: “Freud, Lacan: de la satisfacción al goce”.- Marita Salgado

La primera clase del Seminario Clínico Anual estuvo a cargo de nuestra Directora Marita Salgado* cuyo título fue “Freud, Lacan: de la satisfacción al goce”. Se realizo bajo la modalidad mixta presencial-virtual en el SUM de la Escuela para la Innovación Educativa UNSE.

La docente realizó un profundo recorrido orientado por la siguiente frase de la conferencia 23 de S. Freud: “por el rodeo a través del inconsciente y de las antiguas fijaciones de la libido ha logrado por fin abrirse paso una satisfacción real aunque extraordinariamente restringida y apenas reconocible ya…”.

Abordó las diferencias en las enseñanzas de ambos autores teniendo en cuenta que Freud abonó su práctica desde la histeria y Lacan desde la psicosis.

Con conceptos tales como libido, sexualidad infantil, pulsión, satisfacción, síntoma, masoquismo nos trazó la ruta seguida por Freud desde sus inicios.

En cuanto a los conceptos de Lacan que iluminó en esta clase, vemos como enlazó el lenguaje con los tres registros RSI destacandolo Real con satisfacción, síntoma, objeto a para ir adentrándonos en el goce.

 

Área de Difusión

*AP de la EOL Y AMP DIRECTORA DEL CID SGO DEL ESTERO

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Marita Salgado.- Las publicaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana.

Marita Salgado.- Las publicaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana.

Marita Salgado, Directora del CID Santiago del Estero, Miembro de la EOL y la AMP, nos visitó con motivo de la realización de la primera clase del Seminario Clínico Anual 2022 «Los goces en Freud y en Lacan». Tuvimos entonces la oportunidad de conversar con ella, partiendo de la pregunta ¿qué función tienen las publicaciones en el psicoanálisis de la orientación lacaniana? y esto fue lo que nos dijo. 

Agradecemos su predisposición y generosidad en la transmisión.

 

 

*El texto de J. A. Miller al cual hace referencia, lleva por título «La salvación por los desechos», disponible en: https://tuxdoc.com/queue/miller-la-salvacion-por-los-desechos_pdf?queue_id=5f071269e2b6f5494d89f573

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Seminario Clínico Anual 2022: «Los goces en Freud y Lacan».

Seminario Clínico Anual 2022: "Los goces en Freud y Lacan".

Argumento y Programa SCA. CID  Santiago del Estero 2022

 

Los goces en Freud y Lacan

 

Introducción

Nos proponemos realizar un recorrido por  distintos momentos en la teoría de Freud y la enseñanza de Lacan alrededor del concepto de goce, intentando captar cómo se fue construyendo, qué fue mutando y qué no, y su importancia en la experiencia analítica. Buscaremos también precisar tanto en lo epistémico cómo en lo clínico: qué es el goce fálico, el objeto a plus de goce, el Otro goce en lo femenino y en la psicosis, y cómo se articulan los mismos en el síntoma.

El punto de partida será la satisfacción inconsciente más allá del principio del placer presente en el síntoma captada ya por Freud a principios del siglo pasado, hasta el goce Uno ineliminable del cuerpo vivo con el que se tratará de inventar un “saber hacer”.

Arribando a la última enseñanza de Jacques Lacan nos dejaremos guiar por el faro que J-A. Miller nos da cuando sostiene que “tratándose del goce el punto de partida es el cuerpo y las relaciones del goce con el significante son relaciones de exclusión, es importante entonces prestar atención que éste adquiere su verdadero peso sólo al estar evacuado de ese campo del Otro, de la palabra o sea por estar evacuado de lo simbólico… [1]

 Aun considerando con M. Bassols  que “el goce es lo que más se resiste al saber, aquello sobre lo cual no queremos saber nada de nada, y que si algo constata en la experiencia analítica es que no hay un saber sobre el goce singular de cada sujeto que pueda formularse de manera consciente”[2], apostamos a que este seminario organizado por el CID Santiago del Estero contribuya a la formación de sus participantes en este punto nodal de la praxis psicoanalítica.

 

Proponemos trabajar estos temas en 7 clases durante el año 2022.

Los esperamos!!

 

Eje: El “problema económico” del “bienestar”

 

1° Clase

La constatación freudiana sobre la paradójica relación del sujeto con su sufrimiento en la experiencia cotidiana (fort-da, neurosis traumática de guerra, tratamientos reticentes, el masoquismo, etc.)

Metapsicología: tópica, dinámica y económica. Una economía otra del inconsciente. Del principio del placer y su regulación al más allá.

El malestar en la cultura como signo de la pulsión de muerte (muda, articulada a la pulsión de vida).

El amor al prójimo y las paradojas del goce en Lacan: Ley y deseo.

 

Bibliografía:

Freud, S. “Más allá del principio del placer” en Más allá del principio del placer. Psicología de las masas y análisis del yo”, Tomo XVIII (1920-1922), Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, pp. 1-42

———— “El yo y el ello” (1923), en El Ello y el Yo y otras obras. Tomo XIX (1923-1925), Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, pp.41-62

————“El problema económico del masoquismo” (1924) en El Ello y el Yo y otras obras. Tomo XIX (1923-1925), Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires, pp. 161-165

————“Pulsión y destino de pulsión” (1915) en Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico. Trabajos sobre metapsicología y otras obras. Tomo XIV (1914-1916), Obras completas, Amorrortu, Buenos Aires, pp. 105-134

             ————Conferencia sobre el síntoma. Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires

             ————Escisión del yo en el proceso de defensa. Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires

             ————Análisis terminable e interminable. Obras Completas, Amorrortu, Buenos Aires

Lacan, J. “El amor al prójimo” en La ética del psicoanálisis. Seminario VII , Paidós, Buenos Aires, cap. XVI, pp. 223-236

———— “El goce de la transgresión” en La ética del psicoanálisis. Seminario VII, Paidós, Buenos Aires, cap. XVII, pp. 237-253.

———— “La pulsión de muerte” en La ética del psicoanálisis. Seminario VII, Paidós, Buenos Aires, cap. XVIII, pp.255-269.

 

Eje: Del goce a los goces: goce fálico, plus de gozar.

 

  • 2° clase: Goce fálico.

El falo, cuyo estatuto de imagen ya lo distingue del órgano, es desplazado para privilegiar su estatuto simbólico. “El conjunto de la enseñanza de Lacan de los seminarios 5 y 6 se continúa más allá también y culmina con la demostración general de que la libido misma se inscribe como significante. Lleva tan lejos la significantización del goce que lo muestra equivalente al significado de una cadena significante inconsciente cuyo vocabulario estaría constituido por la pulsión, cosa que (Lacan) lleva a cabo en su sexto seminario y ya está presente en el quinto….Sin dudas es un goce mortificado…tenemos aquí el recorrido del goce a la castración sobre el que se cumple la significantización”[3].

 

Bibliografía

Freud, S. “El chiste y su relación con el inconsciente” en El chiste y su relación con el inconsciente, Tomo VIII (1905), Obras Completas, Amorrortu, pp. 113-133

Lacan J. “Las máscaras del síntoma” en Las formaciones del inconsciente. Seminario V, Paidós, cap. XVIII, pp. 327-342

———-La significación del falo. Escritos2, pág. 665 Décimo cuarta edición 1987. Ed Siglo XXI.

 Miller, J.A. “Los paradigmas del goce” en La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, cap. XIII. Paidós, 2003, pp. 221-240

————– “Las migajas del goce” en La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, cap. XIV. Paidós, 2003, pp. 241-259

 

  • 3° clase: Plus de goce.

La repetición que se funda en un retorno del goce: en el seminario el Reverso del Psicoanálisis, J. Lacan pone el acento en el significante como marca de goce, se puede decir que el significante amo conmemora una irrupción de goce y al mismo tiempo introduce una pérdida de vida y produce como suplementos los objetos de la pulsión. Entonces el goce se introduce aquí como objeto a plus de goce que es un suplemento de su pérdida. Además, se sustituye discretamente al sujeto por el cuerpo vivo, el cuerpo sexuado[4].

 

Distinción entre los 2 estatutos del significante del goce: – fi (como significación) y fi (como significante)[5].

Objeto a plus de gozar: ganancia de placer. Su equivalente con la plusvalía en los modos de producción en Marx. Las formaciones del inconsciente. El goce discursivo. Saber, medio de goce. Verdad, hermana del goce. De la producción de discursos a la experiencia analítica.

 

Bibliografía:

———– “Saber, medio de goce” en El reverso del psicoanálisis. Seminario XVII, cap. III, pp. 41-56

———–“Verdad, hermana del goce” en El reverso del psicoanálisis. Seminario XVII, Cap III, pp. 57-72

          

             Miller, J.A. “Los paradigmas del goce” en La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, cap. XIII. Paidós, 2003, pp. 221-240 (4°y 5° paradigma: El goce fragmentado y el goce discursivo)

————— “Las migajas del goce” en La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, cap. XIV. Paidós, 2003, pp. 241-259

———– “Cosas de finura en psicoanálisis XVIII”, Curso del miércoles 20 de mayo de 2009, disponible en: http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=on_line&File=on_line/jam/curso/2008/09_06_03.html

 

Eje: Síntoma, goce y fantasma

  • 4° clase: El fantasma del sujeto.

Adhesividad del sujeto a su goce enfermo. El objeto como destruido por la acción simbólica. Reacción terapéutica negativa. El fantasma como terapéutico. Insistencia significante, inercia imaginaria. El fort-Da como uso de goce.

Bibliografía:

Freud, S. El problema económico del masoquismo (1924), Tomo 3, Bibl. Nueva

Miller, J. A. Del síntoma al fantasma. Y retorno. Cap El fantasma del sujeto.  Paidós, 2018.   

 

  • 5° clase: La pantomima de las estructuras.

 Fantasma fundamental. Resistencia del fantasma. Resistencia imaginaria. La abstinencia del analista. El fantasma como protección del deseo del Otro. Goce, fantasma, juego y arte. El síntoma como acumulación de fantasmas. Representación mímica del fantasma. No  hay síntoma sin fantasma. síntoma: lenguaje; fantasma: imaginario. Estadio del espejo como matriz del fantasma. Relación síntoma-fantasma. Freud: síntoma histérico y fantasma

Bibliografía:

Miller, J. A. Del síntoma al fantasma. Y retorno, cap, pantomima de las estructuras.  Paidós, 2018

Generalidades del ataque histérico, 1908. Tomo 2. Bibl. Nueva

 Freud, S.  Fantasías histéricas y su relación con la sexualidad,1908. Tomo 2. Bibl. Nueva

 

Eje: El Otro goce

  • 6° clase: Goce femenino, goce místico y goce en la psicosis.

El goce como tal es el goce Uno. En este momento de la enseñanza el punto de partida es Hay (Hay goce). Esta perspectiva no parte de la comunicación sino del goce y de que éste afecta solamente al cuerpo vivo, implica una disyunción entre el goce y el Otro.

¿Cuáles son las figuras del goce Uno?

La construcción mencionada vuelve en extremo problemático el goce del Otro, de cuya existencia se duda. En todo caso, si existe – y esto es lo esencial- no es del mismo nivel que el goce Uno, que es real.

En esta perspectiva el goce del Otro es sexual, es el goce de otro cuerpo, sexuado de otro modo. El Otro es el otro sexo; es decir que al comienzo el goce Uno, solitario, es profundamente asexuado.

¿A qué nos referimos entonces cuando decimos goce del Otro y al goce femenino?

Bibliografía:

Lacan, J. “Breves comentarios al margen” en La ética del psicoanálisis, Seminario VII, cap. X, pp. 161-174

———– El Seminario de Jacques Lacan: libro 20: Aún. Cap.V, VI, VII y IX. Ed. Paidós. 1° edición, 7ma re impresión

———– El Seminario de Jacques Lacan: libro 20: Aún. Cap., II y X. Ed. Paidós. 1° edición, 7ma re impresión.

Miller, J. “El primado de la práctica” en La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica, cap. XV,              Paidós, 2003, pp. 261-276

———–“Cosas de finura en psicoanálisis XIX”, curso del miércoles 3 de junio de 2009, disponible en http://www.eol.org.ar/template.asp?Sec=publicaciones&SubSec=on_line&File=on_line/jam/curso/2008/09_06_03.html

Miller,J. -“Introducción”. La Psicosis ordinarias. Editorial Paidós

————-“Efecto retorno en las psicosis ordinarias”

Bassols, M. Lo femenino entre centro y ausencia. Cap. I y II. Ed Grama.

 

  • 7° Clase: Sinthome

Del síntoma al sinthome

De la satisfacción del síntoma al saber hacer con el sinthoma

El sinthome como cuarto nudo

Bibliografía:

Miller, J. “Clínica del sinthome”. Cap. V. Sutilezas Analíticas. Ed. Paidós.2010

————Seminario El ser y el Uno. Inédito.

Schejtman, F. Ensayos de Clínica Psicoanalítica Nodal. Cap. II. Ed. Grama. 2013.

[1] Miller, Jacques-Alan, La teoría de los goces., en Recorrido de Lacan.1986. Ed. Manantial, p.150-153

 

[2] Miquel Bassols.2018

[3] Miller, J.A. La experiencia de lo real en la cura psicoanalítica. Cap. XIII Los paradigmas del goce, 2° paradigma La significantización del goce, pág. 228, 229. Ed Paidós 2003

[4]Idem. Cap XIV Las migajas del goce,  Pag 242-243

[5]Idem Pág. 250

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