Ciclo de Cine y psicoanálisis: «Un retorno al origen». Almamula: Tercera parte

Almamula. Entrevista a Juan Sebastián Torales: ¿Qué piensas del lugar de la mujer en las leyendas santiagueñas?

En el marco del ciclo de cine “Un retorno al origen” , actividad del área de biblioteca y del grupo de investigación Cine y psicoanálisis de nuestro CID, se proyectó la película santiagueña “Almamula”.

Ocasión en la que integrantes de dicho grupo de investigación * entrevistaron al Director Juan Sebastián Torales.*

¡Los invitamos a disfrutar de esa conversación!

* Gabriela Alluz coordinadora del grupo de investigación Cine y psicoanálisis; Daniela Lescano y José María Arce, integrantes del CID; Samuel Colmenares y Gimena Ruíz, asistentes al grupo de investigación.

* Nacido en Santiago del Estero, Argentina, termina sus estudios de Cine en la Ciudad de Córdoba. Años más tarde, dirige, escribe y produce su primer cortometraje documental: “La Croix”, seleccionado en el Festival de Mar del Plata en el 2006. En enero de 2007 decide instalarse en Paris, Francia. Desde el 2013 Juan es un director y montajista reconocido de la televisión francesa con más de 40 documentales en su haber. En cine, su primer Largometraje de ficción, ALMAMULA, (ganador del premio EURIMAGES en el Festival de San Sebastián y el premio Cine + en Ventana Sur ) es seleccionado para la 69° edición del Festival de Berlín. Como antesala a su primer film realiza los cortos multipremiados SACHA (2020) y MACO (2021), ambos rodados en su ciudad natal. Actualmente está en proceso de preproducción de su próximo cortometraje HUASI qué completa la trilogía del monte santiagueño y en desarrollo de su próximo largometraje.

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Ciclo de Cine y psicoanálisis: «Un retorno al origen». Almamula: Segunda parte

Almamula. Entrevista a Juan Sebastián Torales: ¿En qué época está ambientada la película? ¿Piensas que las cosas han cambiado en la actualidad?

En el marco del ciclo de cine “Un retorno al origen» , actividad del área de biblioteca y del grupo de investigación Cine y psicoanálisis de nuestro CID, se proyectó la película santiagueña “Almamula”.

Ocasión en la que integrantes de dicho grupo de investigación * entrevistaron al Director Juan Sebastián Torales.*

¡Los invitamos a disfrutar de esa conversación!

* Gabriela Alluz coordinadora del grupo de investigación Cine y psicoanálisis; Daniela Lescano y José María Arce, integrantes del CID; Samuel Colmenares y Gimena Ruíz, asistentes al grupo de investigación.

* Nacido en Santiago del Estero, Argentina, termina sus estudios de Cine en la Ciudad de Córdoba. Años más tarde, dirige, escribe y produce su primer cortometraje documental: “La Croix”, seleccionado en el Festival de Mar del Plata en el 2006. En enero de 2007 decide instalarse en Paris, Francia. Desde el 2013 Juan es un director y montajista reconocido de la televisión francesa con más de 40 documentales en su haber. En cine, su primer Largometraje de ficción, ALMAMULA, (ganador del premio EURIMAGES en el Festival de San Sebastián y el premio Cine + en Ventana Sur ) es seleccionado para la 69° edición del Festival de Berlín. Como antesala a su primer film realiza los cortos multipremiados SACHA (2020) y MACO (2021), ambos rodados en su ciudad natal. Actualmente está en proceso de preproducción de su próximo cortometraje HUASI qué completa la trilogía del monte santiagueño y en desarrollo de su próximo largometraje.

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Ciclo de Cine y psicoanálisis: «Un retorno al origen». Almamula: Primera parte

Almamula. Entrevista a Juan Sebastián Torales: ¿Cómo se te ocurrió esta nueva versión de la leyenda del almamula?

En el marco del ciclo de cine “Un retorno al origen», actividad del área de biblioteca y del grupo de investigación Cine y psicoanálisis de nuestro CID, se proyectó la película santiagueña “Almamula”.

Ocasión en la que integrantes de dicho grupo de investigación* entrevistaron al Director Juan Sebastián Torales*.

¡Los invitamos a disfrutar de esa conversación!

* Gabriela Alluz coordinadora del grupo de investigación Cine y psicoanálisis; Daniela Lescano y José María Arce, integrantes del CID; Samuel Colmenares y Gimena Ruíz, asistentes al grupo de investigación.

* Nacido en Santiago del Estero, Argentina, termina sus estudios de Cine en la Ciudad de Córdoba. Años más tarde, dirige, escribe y produce su primer cortometraje documental: “La Croix”, seleccionado en el Festival de Mar del Plata en el 2006. En enero de 2007 decide instalarse en Paris, Francia. Desde el 2013 Juan es un director y montajista reconocido de la televisión francesa con más de 40 documentales en su haber. En cine, su primer Largometraje de ficción, ALMAMULA, (ganador del premio EURIMAGES en el Festival de San Sebastián y el premio Cine + en Ventana Sur ) es seleccionado para la 69° edición del Festival de Berlín. Como antesala a su primer film realiza los cortos multipremiados SACHA (2020) y MACO (2021), ambos rodados en su ciudad natal. Actualmente está en proceso de preproducción de su próximo cortometraje HUASI qué completa la trilogía del monte santiagueño y en desarrollo de su próximo largometraje

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Seminario de Formación Permanente 2024: Los escritos técnicos de Freud leídos desde Lacan. Módulo 2 Clase 4

Módulo 2 Interpretación - Resistencia. Clase 3 La resistencia del analista.

Clase 4: “La resistencia del analista”.

Docente a cargo: Daniela Fernández*

Aporte: Inés Contreras.

Reseña

El pasado sábado 7 de septiembre se llevó a cabo la cuarta clase del Seminario de Formación Permanente del IOM3-CID Santiago del Estero, titulada “La resistencia del analista”. Estuvo a Cargo de Daniela Fernández, miembro de la EOL-AMP y contó con aportes de Inés Contreras miembro de la EOL-AMP y del CID Santiago del Estero.

En esta oportunidad Daniela trabajó el concepto freudiano de transferencia enlazado al de resistencia. Nos recordó lo que Freud en “Observaciones sobre el amor de transferencia”, la transferencia no es sólo el motor de la cura sino también lo más espinoso de un tratamiento psicoanalítico. Las verdaderas dificultades, las únicas realmente serias, como dice Freud en este escrito, son aquellas con las que se tropieza en el manejo de la transferencia.

Entonces, Daniela nos deja instalada la pregunta. Si la transferencia es resistencia, cómo hacer de esa espina algo aprovechable o, cómo opera un analista para hacer de ella motor de una cura.

 La respuesta que fue elaborando en esta clase pone nuevamente al analista en el banquillo y a la operación analítica en el cénit.

Avanza recordándonos la advertencia lacaniana: la resistencia es del analista. A contrapelo de la idea de que es el analizante quien resiste al tratamiento, Daniela nos recuerda a Lacan del seminario “Escritos técnicos de Freud” en el que es el analista el que está en el banquillo, en el lugar de lo que resiste.

Qué quiere decir que la resistencia es del analista, qué consecuencias se pueden extraer de esta afirmación para la práctica del psicoanálisis. O lo que esta afirmación de Lacan y la clase de Daniela causan como pregunta, cómo opera un psicoanalista advertido de que se puede ser un necio, un ambicioso, un apurado, en fin, un amo.

Daniela nos propone pensar la operación analítica a esta altura de la enseñanza de Lacan, en el que la cura se dirige desde el Eje Simbólico del Esquema L, al que se le pone en cruz el eje Imaginario a-a´. A esta altura el desafío, el trabajo espinoso del analista es evitar el aplastamiento del eje Simbólico por el Imaginario, al mismo tiempo que es función del analista producir los lugares/funciones del eje Simbólico A-$, que no están dadas de antemano.

Para ello Inés Contreras nos compartió su lectura de la construcción del Esquema L de Lacan, que pudimos aprovechar gracias a su precisión para situar los dos ejes y los cuatro lugares que constituyen dicho esquema. El Eje Imaginario y el Eje simbólico, la tensión permanente entre ambos y la posición del analista a esta altura de la enseñanza, pero también la advertencia de los riesgos del Ideal del analista siempre ubicado en el Eje Simbólico. 

La propuesta fue pensar los lugares que ofrece el Esquema Lamda como lugares que se ocupan y se desalojan para que el análisis sea tal y no mera conversación, para que se sostenga la disimetría que hace posible una cura, la rareza de ese lazo inédito en el que se sostiene el tratamiento psicoanalítico.

Por ultimo Daniela nos invitó a pensar el acting out, a partir del Esquema L, proponiéndolo como respuesta del paciente a la intervención del analista desde el plano a-a´. El acting out en su valor de indicación, como índice de corrimiento del analista de su lugar operativo en la cura.

Dado que la coyuntura de emergencia del acting out está dada por el aplastamiento del eje Simbólico o como cortocircuito del eje Simbólico por el eje Imaginario, por medio del acting out el analizante advierte al analista de su corrimiento, de su deslizamiento al eje imaginario, al plano de la realidad y el sentido.

Una vez producida su emergencia, se trata entonces de cómo usar el acting out en la formación del analista y en la cura, de su valor de indicación para el analista. En esta dirección nos propuso trabajar un caso de la psicoanalista francesa Ruth Lebovici: “Perversión sexual transitoria en el curso de un tratamiento psicoanalítico”, caso que Lacan comenta en varios momentos de su enseñanza y que Daniela toma para transmitir en esta clase la especificidad y las dificultades de la operación analítica.

Ya en la antesala y preparando la atmósfera de su próxima clase, nos invitó a pensar la interpretación analítica, de la que sostiene “No explica, opera” para que el mensaje vuelva en forma invertida. En ella, en la interpretación analítica “El enunciado importa menos que el lugar de la enunciación”. 

Y claro, ya estamos esperando el próximo encuentro!

 

*AP Miembro de la EOL y la AMP

Reseña a cargo del área de Difusión

 

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Entrevista a Daniela Fernández: ¿Cómo se concibe el síntoma desde el psicoanálisis?

Entrevista a Daniela Fernández: El síntoma desde el psicoanálisis.

En ocasión de su visita a nuestro CID, preguntamos a Daniela (EOL – AMP) sobre el síntoma. ¿Cómo se concibe el síntoma desde el psicoanálisis? y ¿Qué lectura hace el psicoanálisis de los llamados síntomas actuales?

¡Les invitamos a escuchar lo que nos propone en torno a este nudo paradigmático del psicoanálisis!

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Seminario de Formación Permanente 2024: Los escritos técnicos de Freud leídos desde Lacan. Módulo 2 Clase 3.

Módulo 2 Interpretación - Resistencia. Clase 3 El analista en el banquillo.

Clase 3: «El analista en el banquillo».

Docente a cargo: Daniela Fernández.

Acompaña: Patricia Soto.

Reseña

En la clase, que tuvo lugar el 10 de agosto, Daniela Fernández partió de la pregunta acerca de por qué volver a la letra de Freud en 2024, y retomó el retorno a Freud que Lacan propuso en 1953, año en el que éste fija el comienzo de su enseñanza a partir de una crisis con la IPA. Lacan propone este retorno a Freud ya que sostenía que desde la IPA había un desvío respecto de lo que éste transmitía. A partir de ésto, la docente destacó que el psicoanálisis no es una técnica que se pueda generalizar, sino que recomienza cada vez, y nos invita a mantener viva la causa freudiana: ¿Cómo estar en cualquier época a la altura de la causa freudiana, de la subversión propuesta por Freud?

El título de la clase: “El analista en el banquillo”, es algo que Lacan dice en “La dirección de la cura”. Del analista, se sospecha en todas las épocas. Freud mismo apunta al analista y Lacan adopta esta fórmula freudiana en el seminario 2 diciendo: “la única resistencia es del analista”.

Más adelante, en el seminario 15: “El acto analítico”, coloca al analista en el banquillo a la luz de la teoría de Pavlov del reflejo condicionado, a partir de su famoso caso del perro que salivaba a partir del sonido de una campana, buscando brindar un aporte a la posición del analista a partir de ésto. Lacan advierte que el perro continuaba salivando aún sin la comida, y dirá que Pavlov recibe el mensaje de forma invertida: la “caja negra” que el conductismo rechazaba, Lacan la pone a trabajar. Es el efecto del significante para el campo del ser viviente, se demuestra con esto la función del significante y el campo del sujeto: Pavlov no es un espectador neutral, sino que es el agente de esos hechos, en realidad es una construcción en la que Pavlov está incluido, esos hechos son una construcción significante. La lectura de este experimento permite despejar por analogía cual es la parte del analista en la experiencia analítica.

El caso clínico es también el caso del analista, el analista está incluido en la construcción del caso y esto queda demostrado en los historiales de Freud, que no oculta su inclusión como analista. Si hay algo que sabe hacer Freud es poner el foco, en su parte en los casos, por ejemplo, en el caso Dora, que trabajó en dos tiempos: en su publicación en 1901, bajo el título “Análisis fragmentario de un caso de histeria”, y en 1923, cuando hace las notas del mismo. Otro modo de ponerse en el banquillo: refiere que, debido a su prejuicio edípico que lo condujo a situar al Sr. K en tanto que sustituto del padre, como el objeto de interés de Dora, impidiéndole captar la importancia de la Sra. K en la economía subjetiva de la joven. Más de 20 años después, se sigue cuestionando respecto de su caso.

La docente se centró en dos textos de Freud: “Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico” (1912) y “Sobre la iniciación del tratamiento” (1913). Destacó que, en ambos, no se apunta a la mecanización en psicoanálisis, sobre todo con relación a la técnica, y los leyó a partir de la enseñanza de Lacan, quien en su último tiempo, en 1977, definió a la clínica como lo real, que no obedece a ninguna ley, imposible de soportar en el cuerpo. Es importante interrogar cada vez a partir de lo que lo real del caso exige.

En “Sobre la iniciación al tratamiento”, Freud se ocupa de cuatro cuestiones cruciales del dispositivo analítico: las entrevistas preliminares, el tiempo, el dinero y el diván. La docente hizo hincapié en el uso Freudiano, hoy caído en desuso, y que Lacan practicará hasta el final de su vida, de las entrevistas preliminares. Estas, para Freud constituyen un sondeo un periodo de prueba, para conocer el caso y ver si es ó no aplicable el psicoanálisis, si haremos o no la apuesta, el uso de las entrevistas preliminares es crucial para pensar a la clínica como lo real: el uso de las entrevistas preliminares nos saca del Automatón, del piloto automático, adormecedor, que conduciría a que se de por  comenzado un tratamiento, solo porque alguien nos llama o nos escribe para pedir una entrevista. Las entrevistas preliminares se constituyen así como el primer encuentro con lo real en la clínica.

En la praxis nos confrontamos al real del caso que escapa a toda clasificación, comprensión o sentido. Concebir la clínica como lo real, implica que en psicoanálisis no hay estándar. La lógica de la cura es la que debe orientarnos, elucidar los resortes analíticos en cada situación, el encuadre que debemos moldear cada vez. Poner al analista en el banquillo es esto.

Luego de la clase, Patricia Soto, integrante del CID Santiago del Estero, realizó un aporte a partir de un caso de Freud: el caso Emmy Von N., sobre el cual la docente realizó puntuaciones en torno al concepto de resistencia diferenciando lo que localiza Freud en la experiencia analítica del lado del paciente como resistencia de transferencia, y lo que sitúa Lacan, la resistencia del lado del analista, “son ustedes quienes provocan la resistencia” (Seminario 2).

La presentación clínica estuvo a cargo de Maia Gelid, también integrante del CID, quien presentó un caso de su clínica, y la docente realizó comentarios en torno a la pregunta: ¿alrededor de qué se construye un caso? Precisando la importancia de transmitir la lógica de la cura, es decir, cómo la lógica significante incide sobre el goce, produciendo efectos.

*AP Miembro de la EOL y la AMP.

Reseña a cargo del área de Librería.

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Construir un sujeto. Propuesta lacaniana frente a los modos contemporáneos de sufrir.

Construir un sujeto. Propuesta lacaniana frente a los modos contemporáneos de sufrir.

El Psicoanálisis de la Orientación Lacaniana atento al cambio de principios, axiomas sociales, culturales y a los modos contemporáneos de sufrimiento de la condición humana, se interroga sobre las soluciones que se proponen desde diferentes discursos.

Hay soluciones que priorizan la particularidad del caso, así la medicalización, o las prácticas que tratan de disipar el síntoma, reeducando al sujeto para reintegrarlo a lo social, podríamos decir que responden al principio del «para todos» que sostiene una distribución justa.

El tema propuesto para la conferencia “Construir un sujeto: propuesta lacaniana frente a los modos contemporáneos de sufrir” nos invita a considerar la vertiente terapéutica del psicoanálisis de la Orientación Lacaniana, es decir, la de alojar al sujeto con el fin de hacer lugar a su solución singular. Es este acto lo que distingue a la operación analítica, acto que se hace realidad a través del signo del analista, un signo de interés, de consideración, de reconocimiento y que es posibilitado por su formación en la escuela del inconsciente, en el vacío de los absolutos.

 En esta clínica, como decimos, se trata de hacer lugar al síntoma, de construirlo. El analista es por tanto correlativo del “hacer el par” que propone Lacan. Por ello la distinción diagnóstica va más allá de la diferencia entre tipos clínicos, supone considerar aquello que desconecta, desengancha o desarraiga del lazo social, poniendo ante todo la dimensión del cuidado en toda su faceta, a través del amor concebido en tanto mediación, como lazo, salvaguardando una relación no anónima a la existencia.

Área de Biblioteca.

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

¿Puede el psicoanálisis incidir en el campo social? Coordenadas éticas y políticas.

¿Puede el psicoanálisis incidir en el campo social? Coordenadas éticas y políticas. Conversación con Marita Salgado.

¿Puede el psicoanálisis incidir en el campo social? Si es así, ¿de qué manera?

Freud dice que el psicoanálisis no es una cosmovisión. Tiene incidencia en el campo social porque está en el campo social, no está por fuera. Pero no es la política. Aunque hay una política del psicoanálisis.

No se dirimen las decisiones políticas desde el psicoanálisis, ni se deben hacer interpretaciones subjetivas desde el psicoanálisis, como hay muchas, al sujeto presidente p. e. porque son cuestiones de la política social. Tiene incidencia en el sentido de que es una práctica que incide en lo social, porque incide en las personas. Entonces, tiene una posición ética más que política. La política del psicoanálisis es la ética.

Justamente en este momento, la ética social está cuestionada.

La cuestión del psicoanálisis es una ética, no es una cosmovisión. Lacan dice que hubiera esperado un efecto más del psicoanálisis en la cultura, en lo social. Miller hablar de la acción lacaniana. Quizá la acción lacaniana es la que los psicoanalistas hacen todos los días, inciden en el campo social, trabajan en hospitales, en escuelas, salen del consultorio.

Freud, desde El malestar en la cultura, el por qué de la guerra, incidió con su investigación, con su obra en la cultura. Y Lacan anticipó asuntos que no estaban en el momento, que él las profirió, como p.e. la segregación, el niño generalizado, el porvenir de los mercados comunes. Todas cuestiones con las que él se adelantó. Con el psicoanálisis concluyó cuestiones que trascienden al psicoanálisis, y quizá inciden en la visión de la política que se puede tener, pero desde la ética del psicoanálisis de pensar la singularidad. A partir de pensar la singularidad desde una ética, se puede hacer una prospectiva, y Lacan pudo hacer una prospectiva y adelantarse a los hechos. Esa es una incidencia. Yo creo que es una incidencia muy importante, todas las anticipaciones que Lacan realizó y todo lo que dijo Freud en el malestar en la cultura, p. e.

Estudiamos el Seminario 17, vimos ahí cómo él interpreta, interviene, y no responde desde el lugar de amo, sino desde otro discurso.

Si, nunca se fue de la cuestión ética del psicoanálisis.

Es también una posición de ir en contra, el reverso, hacer una defensa, vamos a decir, ante cualquier discurso totalitario donde haya un aplastamiento del sujeto.

Si, es una ética antitotalitaria. Justamente, él incidió sobre lo que supuestamente es el totalitarismo. Además, el psicoanálisis atravesó el nazismo.

Por eso surgió el analista ciudadano, que retoma Laurent, que no es un lugar vacío. Es un lugar en donde se trata de colaborar con la civilización, entre las normas sociales y las particularidades individuales.

Claro, un analista que va a supervisar, que va a trabajar en relación a la transmisión del psicoanálisis está incidiendo.

Disolver las identificaciones, dice, las cuestiones imaginarias, para que se pueda operar.

Germán García decía que se puede hablar de todo con el psicoanálisis. Quiere decir, se puede analizar desde el psicoanálisis muchas cuestiones. El asunto es con qué fin. Un psicoanálisis aplicado a la personalidad de un político no tiene mucho efecto.

Quizá hay una incidencia que es a contrapelo de la política. Si pensamos la política como la configuración de lo común, a contrapelo viene la ética de la singularidad. Ahí podemos ubicar un terreno de la incidencia.

Si, más en este momento particular, en el que eso está absolutamente aplastado. El psicoanálisis ahí tiene un lugar. Y por supuesto que los analistas pueden pensar o escribir sobre la situación actual desde ese lugar, desde la ética del psicoanálisis.

Lacan dice el inconsciente es la política. No dice la política es el inconsciente. Lo dice en el contexto de El seminario 14, La lógica del fantasma, es en el contexto de la guerra de Vietnam. Donde él habla del rechazo. Por qué alguien tiene que insistir en ser aceptado por el amo. Por qué no pensar que es mejor el rechazo del amo. Esto lo liga a Vietnam, cómo ganó la guerra por tomar ese lugar de ser rechazado por el amo que lo vino a invadir. También en la clínica, quizá ese es el lugar que le conviene, más allá del lamento y el padecimiento, y no ir atrás del amo y someterse a los caprichos del amo. Eso es lo que dice Lacan de Vietnam. Y por eso dice el inconsciente es la política, dice “simplemente”, además, el inconsciente es la política.

¿Cuál es la ética del psicoanálisis?

Es una ética del deseo. No es una ética del hábito, no es una ética que tiene que ver con la moral. Sino es una ética de la singularidad, de tomar en cuenta fuertemente la palabra del sujeto. Por eso en El seminario 7, La ética del psicoanálisis, empieza por la ética de Aristóteles y cambia la cuestión de la moral por la ética. Aristóteles hablaba del hábito, de lo que se hace habitualmente como ético y Lacan lo lleva al orden del deseo. Se trata de una ética que tenga en cuenta la vida. No que el sujeto muera por el deseo, porque en definitiva el deseo es siempre deseo de muerte.

También Lacan dijo que la política es la política del síntoma. Que no es la política de la esfera, donde todo cuadra, sino justamente que la política es la política del síntoma de lo que no anda, de lo que se opone, viene a obstaculizar al amo, a lo que funciona en el asfalto.

Entonces, podemos ubicar la incidencia, por un lado, como lo que conversamos respecto de la ética que va a contrapelo de la política. Es decir, una política del psicoanálisis que va a contrapelo de la política del momento. El reverso de la biopolítica desde Freud a la actualidad. Por otro lado, el borde de la incidencia que tiene que ver con la posibilidad de leer. Esto que dice German García, hablar en realidad también es el leer, el interpretar la época. De una incidencia no sólo hacia afuera, sino hacia a dentro, en términos de intensión y extensión. Si podemos pensar eso como una banda de moebius. Qué de la lectura, de la interpretación del psicoanálisis le vuelve como una posibilidad de leer, desde Psicología de las masas y análisis del yo a los cuatro discursos de Lacan, a lo que hoy podemos leer de nuestra época. No tanto en términos de la psicología del líder, sino los modos en los que el lazo social hoy toma consistencia, está afectado, qué es lo que le da operatividad pulsional, de goce a modalidades políticas como las actuales.

¿Qué es lo que hace lazo?

El psicoanálisis no puede operar en un sistema totalitario, necesita para ejercer de la democracia. En ese sentido, es un defensor de la democracia. El psicoanálisis pasó por muchas condiciones, incluso de guerra. p. e. M. Klein con el caso Dick, era en plena guerra.

Ahí, podríamos decir, de lo que se trata es de la política del síntoma, en el sentido de lo que no funciona en un circuito más o menos totalizante. Y también poder leer lo que funciona, es decir, qué es lo que efectivamente da soporte a determinado discurso más o menos totalizante. Por ahí esa paradoja entre el no discurso capitalista y la totalización del efecto discursivo.

Claro porque totalitario también puede ser una práctica que no toma en cuenta la singularidad. La moral, lo que debe ser, hay muchos tratamientos en los que el sujeto debe hablar, debe hacer esto, lo otro, y tienen unas grillas a las que responder con las terapias. Eso también es una practica totalitaria y afín al mercado. En ese sentido, la ética del psicoanálisis es desobediente a los principios totalitarios del amo.

Hay una referencia de Zadig de España que dice que la democracia no es un ideal psicoanalítico, sino una condición de que exista el psicoanálisis.

Claro, el psicoanálisis tiene que reivindicar la política en realidad, porque justamente la política es quitada de las prácticas totalitarias. Porque implica diferencias, divergencias de ideas, y justamente es eso lo que da lugar a la posibilidad humana. Fíjense Grecia, la polis. Que se hable en la ciudad, que se diga.

Pero hay que advertir que no es una cosmovisión, la verdad de todo.

Sino la búsqueda de las pequeñas verdades de cada sujeto singular.

También hay algo respecto de cómo  se juega la vida del psicoanálisis en eso, no deja de estar concernido en el corazón de su existencia el hecho de cómo la época, lo que anda y lo que no anda, también hace eco en la gramática psicoanalítica. Es decir, eso se permea, se abre, en ese esfuerzo de poder decir algo de lo que pasa, del malestar en la cultura, es un modo de forzar la letra psicoanalítica.

Ese es el punto, un esfuerzo de poesía. Porque ahí, en Un esfuerzo de poesía, lo que dice es que el psicoanálisis hace con la pulsión de muerte, ese es su material. Tampoco es que la va a aniquilar, podemos decir, es su material de trabajo, porque en el lenguaje mismo se cuela la pulsión de muerte.

Es un momento difícil, en este momento pensar toda la cuestión política. En otras épocas el psicoanálisis fue muy cuestionado por los gobiernos militares. Entonces, es un filo que hay que respetar y tener en cuenta. 

¿Se podría ubicar la distinción entre “psicoanalista” y “analista”? No sé si estaría bien, lo pienso para poder introducir la distinción entre un sujeto que habla, que habita el discurso psicoanalítico y la posición del analista. Una cosa es el sujeto que puede hablar desde el discurso psicoanalítico, que no siempre es esa posición de analista.

Pero es un poco contradictorio.

Podríamos decir paradójico, no contradictorio. Cuando uno escribe un artículo, habla en nombre propio es un sujeto formado en la tradición psicoanalítica, habitando ese discurso.

Traigo un artículo de Javier Aramburu, Psicoanálisis y Derechos Humanos, que salió en la Revista Dispar 2. Habla de tres justificaciones de prácticas -la religiosa, la kanteana y la política-. Dice, de todas maneras, podemos sostener que sea por las razones que sean, esencialistas o políticas, metafísicas o posmetafísicas, hemos acordado sostener que vamos a privarnos del goce de aniquilar, explotar, segregar, gozar de los diferentes. El acuerdo básico es prohibir ese goce. El derecho básico humano es, entonces, el derecho a un goce limitado. Pero los derechos humanos no dicen, como la ley kanteana, que todos somos iguales, dice que todos renunciamos igualmente al goce de aniquilar las diferencias. En realidad, el derecho humano es el derecho a la diferencia limitada al espacio de la ley.

Renunciar a gozar del otro, esa es la ética.

Continúa, exaltar la diferencia no es lo importante, es necesario respetarla, al punto de concederle iguales derecho que los míos. Es decir, nuevamente aquí lo determinante es la igualdad de derechos para todas las diferencias limitadas a una ley igualitaria. Así derechos humanos es un nombre para ese lazo social que se funda en el límite al poder del Otro, como Otro de la ley.

Es muy interesante esto de la renuncia, me recuerda a El malestar en la cultura, es lo que cada uno sede de lo pulsional para estar en la cultura.

Retomemos el texto, esta pregunta, ¿se puede tomar a un torturador cómo analizante? Era una pregunta que en un momento surgió, después de la dictadura. El argumento para afirmar esto es que precisamente el análisis lo curaría de ello. Pero la pregunta es otra, ¿qué es un analizante? Un analizante es precisamente alguien que ha renunciado a ser un torturador, ha renunciado a ese goce y sufre por ello. Se culpa de ello, sin haberlo sido. -Sin haberlo sido, es interesante acá la cuestión del fantasma-. Para un torturador ese goce es real, no es prohibido, no es imposible. Y aún cuando se culpe por ello, en tanto no ha renunciado a él, su culpa es real. Él ha realizado el acto y esto le da otro estatuto. Un torturador es un culpable real, así como un torturado es una víctima real. Aquí no estamos aún en el espacio del inconsciente. Pero aún el argumento de si podría tomar a un torturador en análisis, porque es como un neurótico, o un perverso o aún un psicótico al que hay que curar, no valdría para un analista. […] yo insisto en que un torturador no puede ser analizante, mucho menos analista, aún cuando no torture a sus pacientes. El problema es si se puede pensar en un analista que conserve ese goce, aún cuando sea en las horas no analíticas y operar como si eso no ocurriera como analista.

Es muy interesante para pensar en estas horas el lugar del psicoanálisis en la cultura. Esa es la ética del psicoanálisis, la ética de lo singular es esa. Quizá la pregunta es si el psicoanálisis tiene lugar respecto de la perversión, no del rasgo perverso.

Ese pasaje entre lo real y el terreno del inconsciente queda abierto, entonces.

Lo real es sin ley, pero la ética del psicoanálisis es la ética del inconsciente. O sea que el psicoanálisis no es sin ley, por eso necesita de la democracia para ejercer, o para intervenir, para trabajar. Necesita un marco legal, hay una ley que separa los cuerpos, podemos decir, y el límite es el cuerpo del otro.

Lacan tiene un artículo muy interesante de psicoanálisis y criminología, donde dice el psicoanálisis irrealiza el crimen. El crimen está realizado, pero el psicoanálisis lo irrealiza. Pero, ¿en qué marco? En el marco de la ley. Hay psicoanalistas que trabajan en la cárcel. En ese marco se puede irrealizar el crimen quizá, pero tampoco se consiente a cualquier cosa. El marco de la ley. Por eso el psicoanálisis y la democracia.

En este punto, la pregunta acerca de la ética para el psicoanálisis toma la vía de la ética de las consecuencias, no la ética de las intenciones o de las buenas intenciones, sino la de la responsabilidad subjetiva.

Equipo de publicaciones

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

Freud y su modo de operar.

Freud y su modo de operar.

Freud y su modo de operar.*

Por Francisco Ruiz

El modo de actuar, el modo de operar de Freud, así lo dice Lacan en el seminario 1, ha sido al inicio del psicoanálisis, un trabajo en progreso, construcción e invención, no era una simple aplicación de un método. Este modo de abordar un tratamiento, realizar una clínica, diríamos mejor, crear una clínica lo podemos ver claramente en los primeros historiales clínicos, Lucy R, Emmy de N, por ejemplo, por nombrar algunos. Allí Freud encuentra resultados, resultados terapéuticos. Se encuentra con ciertos efectos que sus propias intervenciones producían. Hay que prestar atención a sus intervenciones, a su posición de médico frente al paciente, porque hay un cambio de posición como médico que él mismo decide y particularmente en estos dos casos, Lucy y Emmy.

Las intervenciones de Freud en el caso Emmy de N, de 1895, tienen dos rasgos que se podrían subrayar. Son intervenciones que si seguimos una línea de investigación pueden ser antecedentes, quizás, de la interpretación en sentido psicoanalítico.

Son dos los rasgos en sus intervenciones. Primero, según lo dice el mismo Freud son de carácter instructivo, es decir son indicaciones precisas al paciente tanto en estado consciente como en estado hipnótico. La paciente Emmy de N era una paciente a la que Freud hipnotizaba siguiendo el método que practicaban Charcot y Breuer. Segundo, las intervenciones de carácter «asociativo». Freud en este caso de Emmy ya habla de «análisis psíquico», es decir habilita que la palabra del paciente pueda ser remitida a sucesos anteriores, ya sean recientes o de la infancia, y más precisamente a recuerdos de sucesos anteriores. Lacan dice «reintegración de la historia», un pasado «historizado en el presente».

Resulta interesante la atención que presta Freud a su propia conducta como médico frente al paciente, y que su conducta, sus indicaciones, sus gestos hacia el paciente están determinados por la relación con este último. Es decir, es la relación que Freud tiene en carácter de médico, construyendo quizás lo que conocemos ahora como posición analítica, lo que imprime una cierta eficacia o no de sus intervenciones, ya sean instructivas o asociativas.

Con respecto a las de carácter instructivo son las que lleva a cabo como médico, indicándoles las terapias de masajes, baños de agua caliente, pero además las que realiza en la sugestión hipnótica. Por ejemplo: «Le mando no asustarse más de las estampas de los indios. Lo que deben causarle es risa». Otra por ejemplo, durante una hipnosis le pregunta cuál ha sido el suceso en su vida que más ha dejado en ella un efecto duradero en su memoria, a lo que responde «la muerte de su marido». A este suceso la paciente enlaza otro recuerdo que es la enfermedad de su hija de quien los médicos sospechaban que podía tener meningitis. Freud la interrumpe diciéndole que su hija goza hoy de excelente salud y le pide a la paciente en hipnosis que expulse de su memoria todo recuerdo sobre ella y de este modo «se desvanecerá la temerosa espera de sucesos desgraciados que la atormentan». Son  indicaciones que apuntan a borrar un recuerdo desgraciado que surja en hipnosis.

 Las que son de carácter asociativo, cito a continuación: – «Le pregunto por qué se asusta con tanta facilidad, y me responde «son recuerdos de mi primera infancia. – ¿De qué época? – Primeramente de cuando tenía cinco años y mis hermanos me asustaban arrojándome bichos muertos». Otra cita puede ejemplificar este punto: – «Le pregunto también qué otros acontecimientos de su vida la han asustado igualmente»,  es decir Freud tenía cierta suposición de que el ataque histérico estaba encadenado a sucesos de la historia del sujeto, o mejor dicho a recuerdos de sucesos que no accedían al campo consciente. Dice Freud «los relatos hechos por los enfermos en la hipnosis carecían, cuando eran incompletos, de todo efecto curativo…» Más adelante también afirma lo siguiente: «Con frecuencia sucedía también que al preguntarle yo, en el sonambulismo, de dónde procedía determinado fenómeno arrugaba el entrecejo y contestaba tímidamente «no lo sé». En estos casos acostumbraba yo a decirle «reflexione usted un poco y en seguida lo sabrá», como así sucedía, en efecto, pues al cabo de algunos instantes de reflexión me proporcionaba casi siempre la respuesta pedida».

Este cambio en la posición de Freud, el pasaje de una posición médica, de tener el saber sobre el padecimiento del paciente, hacia una posición analítica, en el sentido de que instaura la dimensión distinta de la causa del síntoma, es a mi modo de ver lo que resulta un modo operativo. Operativo porque permite, a través de la reconstrucción y reintegración de la historia, que el paciente asuma una posición más cercana a lo que hoy llamamos analizante. Si bien estamos hablando de un caso como el de Emmy de N, donde Freud todavía trabajaba con hipnosis, sus preguntas apuntan a provocar la asociación libre. Dejar de lado la intervenciones instructivas y pasar un cierto «diálogo corriente» en donde pueda haber un «análisis psíquico». La pregunta ¿De qué época?, es decir,  “desde cuándo”, permite la articulación del síntoma a una escena de la historia del sujeto, lo que posibilita el surgimiento de un significante nuevo. Esto es, ubicar el síntoma dentro de la dimensión de lenguaje y de discurso.

Para concluir, Freud encuentra un modo de operar que implica una cierta “docta ignorancia”. Interrogar al sujeto, hacer que el sujeto se interrogue sobre el síntoma. Esto es, una operatividad en el no comprender.

Queda para la conversación en el seminario, es una pregunta que me realizo, qué diferencia hay de esta posición primera de Freud con lo que conocemos hoy como el deseo del analista, despojado de la intención de curar y teniendo en cuenta también la distinción trabajada por Miller entre el psicoanálisis y las prácticas psicoterapéuticas.

Citas.

Lacan J. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud, 1953, Paidós

Estudios sobre la histeria (1895). cap E, Historiales clínicos, ob.com. Bl nueva, T1.            

* El presente escrito fue parte del desarrollo de la clase 1 La operatividad del discurso analítico del Módulo 1 Psicoanálisis y psicoterapia del Seminario de Formación Permanente 2024 Los escritos técnicos del Freud leídos desde Lacan.

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero

NO QUERIA SABERLO. Dimensión significante del síntoma y curación

NO QUERIA SABERLO. Dimensión significante del síntoma y curación.

Por Francisco Ruiz.

Es posible realizar cierta lectura del caso Miss Lucy R. teniendo en cuenta la posición de Freud, su actitud como médico, posición de la que él mismo siempre estuvo atento. Podríamos decir, el psicoanálisis fue siempre desde sus inicios una práctica que requiere la indagación de la propia posición del analista, en su relación con el paciente. Además, es la indicación de Lacan en varias oportunidades a los asistentes a sus seminarios de que hay que estar dispuestos como analistas a interrogarse su propia práctica. Y esto en Freud tiene su razón de ser, porque es la atención a su propia conducta frente al paciente la que le permite descubrir algo nuevo en el tratamiento.

Una característica de la posición de Freud en el tratamiento de estas primeras histerias es la intención de curar el síntoma. La curación del síntoma está como objetivo en el tratamiento de la histeria, aunque Freud introduce formas novedosas. Primero hipnotizaba, luego empieza abandonar la hipnosis de a poco hasta convertir el tratamiento en lo que él mismo dice un «diálogo corriente». La hipnosis era un recurso con el que se intentaba curar el síntoma, aunque sus efectos terapéuticos no eran duraderos. Empiezan a ser duraderos cuando en el diálogo corriente se lograba el relato y el recuerdo de los contenidos que habían sido expulsados de la conciencia. Recién ahí el efecto tera-péutico, la desaparición de los síntomas, eran totalmente duraderos.

Podríamos decir entonces que las intervenciones de Freud en forma de sugestiones, preguntas, intervenciones asociativas o instructivas, estaban orientadas a lograr la curación del síntoma. En la forma instructiva, que Freud llevaba a cabo por ejemplo en la hipnosis, el objetivo era borrar un pensamiento perturbador, «Le mando no asustarse más de las estampas de los indios. Lo que deben causarle es risa». Porque Freud tenía la hipótesis, y antes de él también, que el síntoma histérico podía ser curado a través de la sugestión en estado de sonambulismo.  En la forma asociativa, en cambio, que Freud llama también «análisis psíquico», la duración del efecto terapéutico era prolongado y es ahí donde va construyendo su teoría del síntoma como producto o resultado de fuerzas contrarias. La curación en este caso no se realiza por medio de instrucciones, sino a través del seguimiento del hilo de las palabras y de la conversación con el paciente, hasta llegar al relato de la escena de tipo traumática que ha quedado expulsado de la conciencia.

 

Ahora bien, la curación del síntoma y la noción misma de curación es parte del psicoanálisis como discurso, que intenta hacer que las cosas marchen y funcionen. Y es de alguna manera parte de la entrada en análisis, ubicar el síntoma dentro de la dimensión de lenguaje y de discurso. Es la dimensión del síntoma que J-A. Miller ubica como una dimensión clínica, diferente a la dimensión clínica del fantasma.

En Miss Lucy R. se observan una serie de síntomas ubicados en el cuerpo, por ejemplo, pérdida del olfato, y otros de carácter subjetivo como ser sensaciones olfativas. Es interesante que Freud nombra el síntoma de Lucy como «símbolo» y localiza, a través de preguntas a la paciente, la sensación olfativa de «harina quemada». Si Freud pregunta desde cuándo es que siente ese olor, de dónde procede, es porque supone que esa sensación olfativa tiene un origen y que ese origen no es una disposición hereditaria, aunque no niega que las haya. Supone un origen pero de carácter subjetivo y que implica un cierto saber. Freud mismo lo dice «decidí adoptar como punto de partida la hipótesis de que mi paciente sabia todo lo que había podido poseer una importancia patógena». Supone entonces que hay un saber no aceptado por la paciente, en calidad de olvido, de rechazo y de conservación en la memoria, aunque parezcan olvidadas.

Ante la pregunta sobre la primera vez del olor a harina quemada, la paciente logra ubicar una respuesta (la recepción de una carta), que no convence a Freud, el cual insiste en una segunda respuesta, que es el suceso que sí tiene para él valor traumático verdadero. Esta carta le abría la posibilidad a Lucy de abandonar su puesto de institutriz actual y volver a vivir con su madre, es decir, abandonar la casa donde vivía actualmente y en donde cuidaba unas niñas. Esto implicaba también romper la promesa que había hecho a la madre de esas niñas, la cual murió un tiempo atrás. Es decir, Lucy era por su propia promesa una especie de madre sustituta, era el lugar que ella sentía que debía ocupar. Pero Freud se pregunta por qué surge en este caso la conversión, y por qué elige el olor a harina quemada como símbolo. Razón por la cual Freud aventura una sospecha «Ud. está enamorada del padre, quizás sin darse cuenta exacta de ello», a lo que Lucy responde «no lo sabía hasta ahora, o mejor dicho, no quería saberlo».

Pero la escena-recuerdo final, que la paciente relata y que produce la desaparición de los síntomas en forma total, es aquella que describe Lucy en relación a una reprimenda que le hace a ella el padre de las niñas. Esta reprimenda le significaba a ella que su deseo amoroso hacia este padre no iba ser correspondido: «Esta violenta escena se desarrolló en la época en que Miss Lucy se creía amada y esperaba la repetición de aquel primer dialogo intimo, y agotó en flor todas sus esperanzas …». Luego de este relato y sólo después de esto, el síntoma desaparece por completo.

Lo que acabamos de ver en Lucy pertenece a lo que J-A. Miller llama la dimensión clínica del síntoma, que es una dimensión significante. Una prevalencia del síntoma en su vertiente significante y que permite la entrada en análisis. Esta dimensión del síntoma implica la representación del sujeto por el significante. Para Miller esta dimensión del síntoma implica una cuestión terapéutica, es lo que Freud intenta todo el tiempo, el levantamiento del síntoma. Esta dimensión del síntoma para Miller es también algo que concierne al analista, su deseo, pero subrayemos, en la creación del psicoanálisis, en los inicios donde Freud va inventando el método. A él lo orienta un «deseo terapéutico», que es a la vez un «deseo del médico». Sin embargo, lo que hoy conocemos con Lacan como “deseo del analista” no puede ser reducido a un deseo terapéutico. Queda la pregunta si existe continuidad o ruptura entre el deseo terapéutico de Freud con el deseo del analista desde Lacan.

 

Citas

  1. Freud: Estudios sobre la histeria (1895). cap E, Historiales clínicos, ob.com. Bl nueva, T1.       
  2.  J-A. Miller: Dos dimensiones clínicas: síntoma y fantasma. Fund. Campo Freud. Manantial

Ciudalitica | 2023

Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero