Módulo 5 Dirección de la cura - Acto analítico. Clase 8 ¿Cómo nace el deseo del analista?
- septiembre 9, 2025
Clase 8 ¿Cómo nace el deseo del analista?
Docente a cargo Daniela Fernández*
Reseña
En la clase, que tuvo lugar el sábado 23 de agosto, Daniela Fernández partió de una indicación: no hay otra forma de producir un analista si no es a partir de la experiencia de un análisis. En este contexto, nace el deseo del analista. Y es algo que debe encarnarse en tanto función.
La docente hizo referencia al Seminario 11 de Lacan, el primero que escribió luego de su expulsión de la IPA, en el año 1964. Y al poco tiempo introduce en su Escuela la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista en la Escuela”, en la que propone el dispositivo del pase. Por lo que el Seminario 11 implica un punto de viraje.
Resalta que Miller, al establecer este seminario de Lacan, lo dividió en 4 partes. Comienza por la excomunión, en la cual Lacan se aleja de toda rivalidad imaginaria por haber sido expulsado de la IPA, y esto ya es una elucidación.
Lo novedoso del 11 es que Lacan formula estos cuatro conceptos fundamentales, a la luz de su objeto a. Inconsciente, repetición, transferencia y pulsión son trabajados en este seminario a partir del objeto a. Dichos conceptos fundamentales no son una invención de Lacan, lo novedoso es la lectura que realiza de éstos a partir de su objeto a, y de toda esta reformulación surgirá el deseo del analista. Previo al dictado del Seminario, Lacan escribió “Del Trieb de Freud y el deseo del psicoanalista”, donde ya se aproxima la relación entre este concepto fundamental y el deseo del analista que luego profundizará. Es decir, no llega para borrar a Freud, sino para prolongarlo. Esa es la propuesta milleriana cuando lee a Lacan y establece su seminario.
La docente planteó la pregunta: ¿Qué encontramos de la pulsión en el deseo del analista?, y propone pensarla a partir de la articulación entre ambos propuesta por Lacan, que también orientará la distinción entre psicoanálisis y psicoterapia. Punto crucial este para entender el deseo del analista.
Para Lacan, y también para Freud, pulsión no es sinónimo de instinto. Es del ser hablante. Y el deseo, Lacan lo repite en diversas ocasiones, es deseo del Otro. El campo del Otro es la batería de significantes, donde se ubica el deseo. Y por otro lado, se encuentra el campo de la cosa, das ding, es decir, del goce.
Y aquí Lacan se encuentra con un primer problema: el deseo del analista no es cualquier deseo. El gran cambio en la enseñanza de Lacan es el cambio en la posición del analista: al principio de su enseñanza, el analista se ubica como Otro, y al final de la enseñanza de Lacan, el analista se encarna como objeto a, desecho de la transferencia. Es decir, posición contraria a la inicial.
Al comienzo, para sostener el deseo del paciente, el analista debe ser el soporte del deseo del otro en tanto tal, porque si el deseo es el deseo del Otro, quien tiene que ser el soporte es el analista, para que emerja el deseo del lado del sujeto. Se trata de enganchar al paciente. Durante toda una parte de su enseñanza, la pasión del significante fue llamada por la ciencia del Otro. Pero en un momento comienza a llamarlo el goce del Otro. Ese pasaje abre la puerta a la identificación del analista como objeto a en la experiencia analítica.
Hay algo de impuro en el deseo del analista. El analista está presente en el campo del Otro en tanto que falla. En el mencionado escrito del Trieb de Freud, Lacan se pregunta cuál es el deseo del analista y diferencia la posición del analista del sacerdote, en tanto que no efectúa un sermón ni da lecciones. Hay algo que no se gobierna, no se cura, no se educa, que tiene que ver con el goce de cada individuo. Y la segunda pregunta que Lacan se hace es, ¿cuál es el final del análisis más allá de la terapéutica? Porque en definitiva en el horizonte, a lo que Lacan apunta es que lo expulsaron de la IPA y va a intentar demostrar que toda esta gente hace psicoterapia. Para eso tiene que conceptualizar su deseo del analista y un posible final de análisis. ¿Por qué un posible final de análisis? Para que lo que produce el análisis no sea un reconocimiento, como era en la IPA y sigue siendo. Consagrarse analista no tiene que ver con un título, y esa es la diferencia que estableció Lacan con la creación de su Escuela y del pase.
Luego de insistir en esta diferenciación del psicoanálisis y la psicoterapia, Inés Contreras, integrante del CID Santiago, miembro de la EOL y la AMP, realizó un aporte teórico alrededor del capítulo 20 del seminario 11, el cual gira alrededor de la transferencia, la presencia del analista y su dimensión amorosa. Pero este amor tiene una dimensión de engaño: el analista no viene a completar al paciente, y ahí reaparece esta posición en el lugar de objeto a. Pero este capítulo agrega que el deseo analista conduce la demanda a la pulsión, es decir, al goce, a la cosa. El paciente demanda, y el deseo del analista reconduce esta demanda. Conduce al sujeto a atravesar el fantasma y vivir la pulsión sin tanto sufrimiento. Atravesar el fantasma porque éste es un desconocimiento de la pulsión. Lo colma, lo tapa, es un velo. Por eso hay que atravesarlo. Y al final del análisis hay satisfacción.
*Lic. en Psicología. Analista Miembro de la EOL-AMP.
Reseña a cargo del área de Librería.
Ciudalitica | 2023
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