Hostilidad.

Hostilidad.

9 de noviembre, 2023

Por Francisco E. Ruiz.*

Agradecemos la oportunidad que nos brinda ZADIG La patria del síntoma de poder expresar nuestra visión sobre la situación actual de Argentina. El psicoanálisis es llamado, en parte también por las consignas de J-A. Miller, a decir algo sobre las inminentes elecciones, donde uno de los candidatos se muestra con una motosierra en mano anunciando exterminar al kirchnerismo, extraña forma de querer ser presidente elegido democráticamente.

Recurri al Malestar en la cultura (1929) de Freud, y me encontré con un pasaje que tiene directa relación con lo actual:

“Cuando en una comunidad humana se agita el ímpetu libertario puede tratarse de una rebelión contra alguna injusticia establecida, favoreciendo así un nuevo progreso de la cultura y no dejando, por tanto, de ser compatible con esta; pero también, puede surgir del resto de la personalidad primitiva que aún no ha sido dominado por la cultura, constituyendo entonces el fundamento de una hostilidad contra la misma. Por consiguiente, el anhelo de libertad se dirige contra determinadas formas y exigencias de la cultura, o bien contra esta en general”

En esa simbología de la motosierra y en tantas barbaridades más dichas por este candidato se expresa quizás esta hostilidad de la que habla Freud, y la cuestión de la destrucción del Otro, de la que habla Lacan.

*Francisco E. Ruiz es AP integrante del CID Santiago del Estero.

Imagen de la publicación original, extraída de https://lapatriadelsinthoma.wordpress.com/2023/11/09/hostilidad/ 

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No: Acción lacaniana.

No: Acción lacaniana.

27 de agosto, 2023

Por Marita Salgado*

El tiempo que nos atraviesa es el de la banalidad del mal, en el que la pulsión de

muerte viene haciendo su trabajo silenciosamente desde lo social y político en nuestro país,

dando lugar al mal encuentro con un resultado electoral inesperado, pero quizá previsible.

Es desde la ética de las consecuencias que urge ir contra las irrupciones de un vozarrón

desenfrenado, que intenta hacer estallar el discurso, en el que el lazo social

está sostenido por el inconciente que es la política. Lazo social pluralizado es posible sólo en la democracia,

la forma totalitaria no permite tal pluralización, cuestionando además la posibilidad del psicoanálisis.

La acción lacaniana es la consecuencia del acto analítico en el registro del lazo social,

Miller nos orienta, “Se plantea la pregunta de saber qué puede tener lugar,

al lado del acto psicoanalítico, como acción psicoanalítica o …como acción lacaniana,

 que da en la sociedad al acto psicoanalítico las consecuencias que puede tener”.

Reivindicando la política, que es la política del síntoma, a través de la acción lacaniana,

será posible un No a la tierra arrasada de la banalidad del mal.

*Marita Salgado es psicoanalista en Buenos Aires. Miembro de la Asociación mundial de Psicoanálisis. Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana.

Fotografía seleccionada por el editor del blog.

Extraído de https://lapatriadelsinthoma.wordpress.com/2023/08/27/no-accion-lacaniana/ 

 

 

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La erosión política.

La erosión política. Los significados del voto.

                                                                                                                                                                                                                        17 de agosto de 2023

Por Silvia Ons.*

A raíz del ascenso de Milei comprobado en las PASO 2023, recordé a Hannah Arendt cuando se refiere a que, allí donde crece el desierto, de sus mismas arenas se nutre el totalitarismo. Es que ese ascenso es índice del desfallecimiento del discurso político como un discurso eficaz para que los ciudadanos se sientan allí representados. Arendt nos advierte del peligro de los espacios desérticos, así como Lacan nos dice que no hay nada más peligroso que acercarse a un agujero. Me refiero fundamentalmente a ese páramo resultante del abismo entre las palabras y las “cosas” señalado por Miller bajo el nombre de un “impasse ético” . Esa distancia creciente entre las palabras y la cruda realidad de todos los días, sensible para todos, genera un fenómeno de increencia respecto a la clase política. Comparo el entusiasmo de antaño en las votaciones guiadas por las preferencias electorales, con el desánimo actual donde, en lugar de ese fervor, prima la idea de votar al “mal menor”.

 
 

Hay una crisis en el sistema de representatividad, la configuración política está fragmentada y si no hubo rebelión social como en 1989 y 2001 ello no solo se debió a que las políticas asistenciales cumplieron un rol de contención social eficaz, sino a un desánimo generalizado de pasiones tristes. Un país apagado, desesperanzado, es aquel en el que surge Milei como quien acoge esa violencia melancólica, como quien hace despertar los aspectos más pulsionales allí donde fallan las respuestas a nivel político.

Lacan señala la importancia de la imagen en muchos líderes totalitarios que tanto más se imponen cuando recrudecen los vacíos. El rostro de Milei enfurecido, su pelo irreverente y desprolijo, su perfil incorrecto, su mirada celeste evocadora de pureza, su llamado a una libertad ilimitada, ha dado expresión a una multitud de jóvenes y pobres con la promesa de un futuro. ¿Fue una orientación partidaria quien votó a Milei? ¿Acaso la respuesta es decir que se trató de aquellos orientados por la ultraderecha? No lo creo, al menos no la de todos, ya que más bien considero que la orientación no fue partidaria sino guiada por el “puñal”, es decir por una pulsión desembozada que emerge ante el vacío de la representación, sabemos desde Freud que cuando lo pulsional no tiene representación que lo aloje, emerge de manera desembozada. ¿No puede aplicarse esta idea a la política? Tomo la palabra “puñal” de un artículo de José Natanson referido al golpe Milei en el sistema social que oportunamente me acercó Inés Sotelo.

 

Vayamos a la notable caracterización de esas multitudes, hecha por Le Bon y tomada por Freud sin antes mencionar como gran antecedente de estas organizaciones a San Agustín. Freud se refiere a las identificaciones horizontales entre los sujetos mantenidas por un ideal común. En la masa desaparecen las adquisiciones de los individuos y, por lo tanto, su peculiaridad, lo heterogéneo se hunde en lo homogéneo, por el hecho del número el individuo adquiere un sentimiento de potencia invencible que le permite entregarse a pulsiones que, de estar solo hubiese sujetado esfumándose así el sentimiento de responsabilidad, el contagio y la sugestión se unen con la merma de rendimiento intelectual experimentada a raíz de la fusión con la multitud.

 

Freud explica la sugestión por la hipnosis, resultante del vínculo con el conductor que representa al ideal del yo de donde se derivan los efectos de credulidad de los individuos junto con la falta de sentido crítico deviniendo así influenciables. A juicio de Mc Dougall, los afectos de los hombres difícilmente alcancen bajo otras condiciones la intensidad a que pueden llegar dentro de la masa, los miembros se entregan a sus pulsiones sin barreras perdiendo el sentimiento de individualidad. La compulsión automática (Zwang) se vuelve tanto más fuerte cuantas más son las personas en que se nota el mismo afecto:

 

“Entonces se acalla la crítica del individuo, y él se deja deslizar hacia idéntico afecto. Pero con ello aumenta la excitación de esos otros que habían influido sobre él, y de tal suerte se acrecienta la carga afectiva (Affektladung) de los individuos. Es innegable: opera allí algo así como una compulsión a hacer lo mismo que los otros, a ponerse en consonancia con los muchos. Las nociones afectivas más groseras y simples son las que tienen las mayores probabilidades de difundirse de tal modo en una masa”.

Cabe destacar que estos fenómenos son típicos de las masas no organizadas: excitables, impulsivas, apasionadas, inclinadas a acciones extremas, sin conciencia de sí… Las organizadas son aquellas que perviven por haber procurado a las masas aquellas propiedades que eran características del individuo y que se le borraron por la formación de tales multitudes. En definitiva: hay masas y masas, esta, la de Milei, es la orientada por un puñal. El gran peligro de esta crisis de la representatividad es la emergencia de los aspectos más bestiales: racismo, el odio, la vulgaridad cuando la política es erosionada y la mirada “celeste” vira no hacia el cielo sino hacia la ultraderecha. Vale aquí la definición de Hannah Arendt de la política como juicio estético, su fracaso es la irrupción de dichos aspectos.

*Silvia Ons es analista Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana y la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Escritora.

Notas:

[1] Miller, J. A. y Laurent, E., El Otro que no existe y sus comités de ética, trad. Nora González, Bs. As., Paidós, 2005, pp. 9-29. 

[2] https://www.eldiplo.org/notas-web

[3] San Agustín, Ciudad de Dios, Madrid: Editorial Gredos.

[4] Freud, S., “Psicologia de lasmasas y análisisdelyo”, Obras Completas, T. XXIV Bs. As., Amorrortueditores.,1976p.80

Artículo extraído de https://www.pagina12.com.ar/579441-la-erosion-politica

Imagen de la publicación: Jorge Larrosa

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Cada uno a su cuenta y riesgo.

Cada uno a su cuenta y riesgo.

                                                                                                                                                                                                                                     22 de agosto, 2023

Por Alejandra Glaze*

Después de las PASO en Argentina el último 13 de agosto, y el cimbronazo que implicó saber que gran parte de nuestro pueblo parece elegir para sí mismo la servidumbre voluntaria, me puse a pensar en lo que desde el psicoanálisis podemos aportar.

Dejando atrás el patriarcado, está clarísimo que estamos en una época de precariedad en los lazos sociales, que empuja muchas veces a la idea de una supuesta libertad, produciendo nuevas formas de existencia y nuevos fenómenos sociales, como un empuje a liberarse de eso que cae sobre el sujeto a la manera de una palabra que enferma, parasitaria.

De esto dan cuenta también los nuevos LIBERTARIOS, un extremo liberalismo basado en la idea de una libertad sin ataduras al otro, incluso sin responsabilidad social, y que rechaza la política, muy lejos del liberalismo que se basaba en las libertades individuales, fundamental en la caída de los absolutismos y que constituyó ciudadanos con derecho a una autoridad política por consenso. La propuesta de los libertarios es que se debe dejar al sujeto “libre” a sus contingencias, cada uno a su cuenta y riesgo. Es decir, algo del orden de un mundo sin Otro en una meritocracia llevada al extremo, lo que se traduce en una violencia de tono reivindicativo que no llega a tomar la forma de un llamado al Otro, sino que es su denuncia.

Viéndolo desde este lado, las palabras AUTODETERMINACION y LIBERTAD se convierten de este modo en sinónimos de LOCURA.

*Psicoanalista. Miembro de la AMP (EOL).

Artículo extraído de https://zadigespana.com/2023/08/22/cada-uno-a-su-cuenta-y-riesgo/

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La odisea de las democracias.

La odisea de las democracias.

Por Hilda Vittar*

A 40 años de la recuperación del sistema democrático en Argentina, algunas cosas hemos aprendido y otras aún nos faltan.

  • La democracia es necesaria para hacer la vida vivible. Sin embargo, no podemos soslayar la pregunta sobre cuáles son las formas democráticas viables en este siglo, en este mundo, con nuevos actores, que, como subrayábamos en otro texto, no todos son humanos, IA, internet y sus algoritmos etc etc.
  • La democracia no nos soluciona todos los problemas, pero sin ella la ley de la selva será lo que se imponga.
  • La democracia no se obtiene de una vez y para siempre. No está garantizada. Sostenerla es un compromiso constante y reinventarla cada vez es un desafío.
  • La democracia produce malestares, nos confronta con lo imposible, con lo ingobernable. Leer sus síntomas nos permite tratarlos.

                                 El canto de las sirenas o el poder sugestivo de la voz

La mitología nos habla del camino difícil de la vuelta a casa de Ulises después de vencer en la guerra de Troya. Pasó por múltiples dificultades, pero particularmente había una que había hecho zozobrar navíos y morir ahogados a sus marineros, se trataba del poder hechizante de la voz de las sirenas, que envolviéndolos en seductores cantos los llevaba a la muerte.

Debemos advertir el peligro de dejarnos seducir por falsas promesas o incitaciones ilusorias. Pero ¿cómo hacerlo? Ulises debió tapar los oídos de sus marineros y él, que no resistió a experimentar tan tentadora atracción, pidió ser atado para no dejarse aspirar por ese abismo.

¿Y nosotros? ¿Cómo romper el hechizo de esa voz que nos impide escuchar lo que dice para solo escuchar lo que queremos oír? La voz del mercado, la voz del superyó, la voz del líder mesiánico, ejerce un poder hipnótico, se disfraza con mucha astucia con las máscaras que más nos fascinan, ya lo hemos vivido y cuando la burbuja se rompe ya es tarde.

Quizás podamos sostener un ¨contra canto¨ que rompa el hechizo de la pulsión de muerte que siempre anida en nosotros, la podemos detectar en sin fin de pequeños detalles, pero que en algunas circunstancias se desboca y nos empuja a lo peor.

Abiertos a la contingencia y con el coraje para hacer del instante de ver un principio de acción es la brújula con la que nos movemos.

*Hilda Vittar es psicoanalista en Córdoba. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis . AME de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Participante de La patria del sinthoma.

Artículo extraído de https://lapatriadelsinthoma.wordpress.com/2023/08/19/la-odisea-de-las-democracias/

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Notas polifónicas en torno a la relación Psicoanálisis y Política: lo femenino en cuestión.

Notas polifónicas en torno a la relación Psicoanálisis y Política: lo femenino en cuestión.

Notas polifónicas en torno a la relación Psicoanálisis y Política: lo femenino en cuestión*

Por el Grupo de lectura Psicoanálisis y Política 2019**

Este espacio de lectura y formación del Centro de Investigación y Docencia de Santiago del Estero se propone explorar los cruces y los puntos de contacto que atraviesan al psicoanálisis en su relación con otros discursos. Este fructífero diálogo que, a lo largo de las obras de Freud a Lacan, el psicoanálisis ha entablado con el pensamiento intelectual, estético y filosófico-político ha permitido a través de diferentes artificios esclarecer su orientación ética tanto en su práctica como en su transmisión. Es justamente su conjunción con otros discursos (señalado a través del y que aquí articulamos al término política), que el psicoanálisis se nutre en su doble dimensión: esto es, intensiva, orientada a la formación del analista, y extensiva, haciéndose presente en la cultura de cada época.

En relación a esta primera cuestión, fue posible aislar ciertas puntas puestas a trabajar singularmente pero también en común sobre la relación entre la política del psicoanálisis y el deseo del analista. Compartimos a continuación algunos trazos desplegados a partir de la lectura de Miller en “El banquete de los analistas” (cap. 1 y 2) en el marco de nuestras reuniones durante 2018-19:

El concepto de “deseo del analista” surge siempre que se interroga la especificidad de la práctica psicoanalítica y los límites de su campo.

El deseo del analista marca una orientación para la clínica, justamente sirve para orientar a una clínica tan particular que no se permite tener por principio ni por finalidad ningún tipo de ideal, sea este humanitario, terapéutico, institucional, asistencial, etc. A esta perspectiva del deseo del analista como orientación clínica Lacan la llamaba política del psicoanalista, en tanto que sirve de soporte para la transferencia (estrategia) y la interpretación (táctica). Sin entrar demasiado en detalles, puede decirse que le permite al analista ubicarse en la transferencia por una vía distinta a la de ejercer un poder, y posibilita que la interpretación del analista emerja como enunciado sin enunciación, es decir, que dicha interpretación no se tiña de la subjetividad misma del analista. Por lo tanto, la política del psicoanálisis que orienta la clínica, vincula el concepto de deseo del analista con la abstinencia del analista (falta en ser, destitución subjetiva). En otras palabras, es lo que permite la extensión del psicoanálisis, abrir la orientación psicoanalítica a prácticas diversas, pero sin atentar contra su especificidad.

La otra cara de este concepto de deseo del analista es la de la intensión. La intensión, según Miller, tiene que ver con los “requisitos” para ser psicoanalista y por lo tanto los límites de este campo. Aquí el deseo del analista aparece como el producto de una trayectoria por la experiencia analítica que se caracteriza por el pasaje de analizante a analista, lo que Miller llama “carrera analítica”. Este pasaje que se expresa como deseo del analista a su vez cuenta con una instancia de “certificación oficial” denominada pase (“consentimiento de los especialistas”).

Miller afirma (siguiendo a Lacan) que a medida que crece la extensión, decrece la intensión. En su momento Lacan apostó por la extensión, incluyó a los no analistas en su escuela; también Miller desarrolló en esta misma línea la idea del psicoanálisis aplicado como forma de orientar la práctica en dispositivos que no son el psicoanalítico. Con este movimiento, por lo tanto, la cuestión de la intensión queda cada vez más desdibujada y por lo tanto el concepto del deseo del analista, concebido como producto, fin o “título” se vuelve menos consistente. Sin embargo, apostar por reafirmar el deseo del analista en su vertiente de intensión puede conducir al problema del aislamiento o “extraterritorialidad” del psicoanálisis.

En este punto es que la conjunción enunciada como psicoanálisis y política asume relevancia. En la medida en que el deseo de trabajo del analista se sostiene y adviene a partir de su lazo con la comunidad analítica, pero asimismo de su cultura y época. Ambos, tensan las coordenadas del dialogo que el psicoanálisis mantiene con otros discursos y sus efectos de incidencia. 

Al respecto y siguiendo a Freud, quien en “Psicología de las masas y análisis del yo” advierte que “toda psicología individual es simultáneamente psicología social”, podemos decir que el psicoanálisis tiene algo que decir frente a las problemáticas actuales, al interpelarlo al modo de un síntoma social, aportando a los debates que los mismos suscitan. Por ello, para el trabajo del primer semestre del corriente año definimos una serie de lecturas en torno al diálogo posible entre psicoanálisis y feminismos. A la luz de los acontecimientos recientes que han tenido presencia significativa no sólo en el marco del escenario nacional sino global, resulta pertinente volver sobre algunas contribuciones y precisiones conceptuales del psicoanálisis respecto a la sexualidad, lo femenino, el deseo, el goce, las lógicas de la sexuación. Aportes que han modelado en parte el pensamiento y activismo de las diferentes olas feministas a lo largo del tiempo y en el que el psicoanálisis no ha quedado indemne. Por el contrario, sus intercambios han generado importantes implicancias éticas y resonancias nutritivas para la práctica analítica. Algunos de los horizontes que abre este encuentro consiste en restituir el lugar de las paradojas para pensar la sexualidad y las posiciones subjetivas en torno a ello.

Respecto a este segundo tópico de nuestro argumento, partimos de la lectura freudiana Sobre de la sexualidad femenina (1931) ubicando cómo, para Freud, la vida sexual parte de la creencia universal del falo (todos lo tienen). Respecto de la mujer dirá que la característica principal es el particular vínculo que establece con la madre, vínculo pre-edípico y del cual deberá realizar un viraje de objeto de amor, viraje hacia el padre. Establecerá además cómo en la mujer el Edipo queda “incompleto”, no logra su salida y nombra: la represión de la sexualidad en modo general (anular la sexualidad) y la homosexualidad (retiene la masculinidad bajo la creencia de tener el falo). Para Freud, la salida del Edipo en la mujer estará determinada por la maternidad: tomando al padre como objeto de amor, la mujer esperará un subrogado fálico en el hijo.

Esto plantea un inconveniente al momento de pensar la sexualidad femenina en tanto que queda reducida a la maternidad, y esto no debe confundirse. Siguiendo a Eric Laurent en Posiciones femeninas del ser, podría plantearse que fue Lacan quien reformula la teoría acerca de la sexualidad femenina, a partir también de las críticas del feminismo en su época a las teorizaciones freudianas y su reducción de un asunto aún más complejo.

Fue a partir de la elaboración en el Seminario Aún, que Lacan hablará no ya de la sexualidad (concepto freudiano ligado a la vida pulsional) sino más bien la sexuación.

A diferencia del sexo que podemos pensarlo como el dato biológico, orgánico, o del género, entendido como una identidad efecto de construcciones sociales que establecen modos de ser y de comportarse (significantes amos a los que un sujeto se identifica), la sexuación según desarrollará Lacan planteará dos posiciones respecto de la manera de gozar que pueden tener los sujetos: del lado del tener (masculina), del lado del ser (femenina), ambas posiciones no se confunden con el género en tanto no se trata de la identidad sino de dos modos de gozar según cómo se ubique un sujeto en relación al campo fálico.

No hay nada pre-establecido que nos indique qué es lo que se tiene que hacer como hombre o como mujer, eso lo aprendemos por entero del Otro, en este punto hay coincidencia con las teorizaciones de género, pero entendemos que hay algo que va más allá del género y del sexo, que es el modo singular en que cada sujeto goza, esto es, más allá de las identificaciones. El goce femenino es un goce que no estaría limitado por el campo fálico, recortado, medible, cuantificado, significante. Goce que se siente en el cuerpo y para el cual no hay palabras, no hay representación posible en imágenes o palabras. Surge entonces la pregunta ¿es lo mismo goce femenino que lo femenino?

Siguiendo a Miquel Bassols en Lo femenino, entre centro y ausencia indicará lo femenino como un espacio topológico que no puede ser pensado desde la lógica fálica, dirá que está “fuera del mapa del falocentrismo” (pág. 20), de la lógica de la presencia – ausencia, del Uno y el Otro. Lo femenino entonces como un espacio, espacio “entre”, entre el centro simbolizado por el falo y la ausencia más radical que se produce en la soledad del goce femenino, en tanto que, lo que está en juego en lo femenino es una Otredad: “la mujer es Otra para sí misma como lo es para él” (Otro), punto en que el sujeto se ausenta para sí mismo. (pág. 22).

Cabe entonces investigar en el desarrollo de éste concepto, por un lado, qué vinculación es posible establecer entre lo femenino y la posición del analista, como así también, cómo interpretar las lógicas sociales a luz de dicho concepto, en tanto que, lo femenino es lo que se rechaza estructuralmente por carecer de representación posible. Entonces ¿Qué es lo femenino? ¿Qué vinculación posible entre lo femenino y los femenismos? ¿Qué aportes e intervenciones en el campo social son posibles a partir de dicho recorrido?

* Trabajo presentado en las IV Jornadas locales de Estado de trabajos de los Grupos de lectura e investigación del CID Santiago del Estero

** Integrantes: Sabrina Romera, Leandro Burgos, Antonio De Matos Figueiredo, Silvina Trejo, Mercedes Vargas (Coord.).

Asesor José Vidal (Miembro de la EOL y la AMP).

Bibliografía

Freud, S. “La Femeneidad”. 33° Conferencia (1932), Tomo XXII, Amorrortu, Buenos Aires.

Freud, S.  “Sobre la sexualidad femenina” (1931), Tomo XXI, Amorrortu, Buenos Aires.

Freud, S. “Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia anatómica entre los sexos” (1921) y “El sepultamiento del complejo de Edipo” (1924), Tomo XIX, Amorrortu, Buenos Aires.

Freud, S. “Pegan a un niño” (1919), Tomo XVII, Amorrortu, Buenos Aires. 

Lacan, J. La angustia. Seminario 10, Paidós, Buenos Aires.

Lacan, J. Aún. Seminario 20, Paidós, Buenos Aires.

Miller, J. El banquete de los analistas. Cap. 1 y 2. Paidós, 2000

Miller, J.A. (Comp.). Feminismos. Variaciones. Controversias. Grama, España. 2018

Laurent, E. Posiciones femeninas del ser. Del masoquismo femenino al empuje de la mujer (cap I, III, IV y V), Editorial Tres Haches, 1999, Buenos Aires.

Bassols, M. Lo femenino, entre centro y ausencia, Grama. 2017

Bassols, M. “El psicoanálisis y lo femenino: Freud, misógino contrariado”, Entrevista. Disponible en: https://redpsicoanalitica.org/2016/04/07/el-psicoanalisis-y-lo-femenino-freud-misogino-contrariado/

Bassols, M. Psicoanálisis en intensión y en extensión: los tres puntos de fuga, Psicoanálisis lacaniano. Escritos de Psicoanálisis de orientación lacaniana, 19 de Septiembre de 2007, disponible en http://psicoanalisislacaniano.blogspot.com/2007/09/psicoanlisis-en-intensin-y-en-extensin.html?m=1

Barros, M. “Hay algo antipolítico en la sexualidad”, Entrevista. Disponible en: http://www.telam.com.ar/notas/201506/107301-hay-algo-antipolitico-en-la-sexualidad.html

Ciudalitica | 2018

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Dos Peligros.- Francisco Ruiz

Dos Peligros.- Francisco Ruiz*

Atravesamos un colapso subjetivo por el avance mundial del virus Covid-2 (corona virus), que si bien ya había anuncios que algo podía ocurrir en cualquier momento, no se esperaba la velocidad de propagación que tiene hasta el momento. Las hipótesis del origen son de las más variadas y que suman argumento para películas de ciencia ficción, aunque en el mundo en que vivimos parece ser más impactante la ciencia real que la ciencia ficción. Las hipótesis de propagación están más claras, la velocidad de los viajes y el porcentaje de población que se traslada de un lugar a otro. Las líneas de abordaje para afrontar el virus son más que claras, basta comparar la cantidad de infectados y muertos en EEUU con los de Argentina.

Freud dijo que uno puede huir de un peligro exterior, pero no de uno interior. Cuando hay un peligro interior del que uno quisiera huir se activan mecanismos de defensas, angustias, miedos, tiemblan nuestras certidumbres, nuestros semblantes. Al punto que, paralelo al peligro exterior del corona virus corría rápidamente el peligro interior, que tiene que ver con el impacto en nuestra vida subjetiva, en nuestra vida anímica. Mientras escribo estas líneas veo el zócalo del noticiero «¿qué pasa con los pibes en aislamiento?». El peligro exterior ha despertado peligro interior. La angustia por la modificación de las formas de lazo social, no tanto por la desaparición del lazo, sino por el modo de relacionarnos, la angustia por el encierro que parecería ser un fantasma típico, el ahogo. Se ve hoy en día en forma bien manifiesta la función de lo extra familiar. Freud ponía el ejemplo de los  puercoespines, si se alejan entre ellos tienen frío, si se juntan se hincan. Una constante en el lazo social.

No podemos eludir el hecho de que este virus tiene todas las características de algo incontrolado, incapturable y que fagocita al sujeto, anulando la vida. Paraliza y detiene el movimiento, al menos el movimiento físico. Y recuerden las palabras del presidente Alberto Fernández, el virus no viene a nosotros, nosotros vamos a él.

Dos peligros. Del exterior, vamos por buen camino. Del interior, un psicoanalista escuchará cada experiencia en particular para pasar del fantasma del encierro hacia la apertura del inconsciente.

*Integrante del CID Santiago del Estero

Coordinador de los grupos de lectura «Múltiple interés del psicoanálisis» y «La neurosis» del CID Santiago del Estero.

Fotografía: Mario Tama

Ciudalitica | 2018

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El Otro que no existe y sus comités científicos.- Éric Laurent

El Otro que no existe y sus comités científicos.- Éric Laurent*

La epidemia y sus comités

Lo que llama la atención de esta epidemia mundial es que todos los gobiernos, las dictaduras, las democracias iliberales o no, los populismos de todo género y especies son conducidos a tomar medidas drásticas de gestión de la población. ¿Cómo justificarlas? Los autócratas puros, reales o soñados, sólo confían en sí mismos. Bolsonaro hace un corte de mangas y Putin declara que Rusia está bajo control. Para otros, el uso de comités científicos que asesoran al gobierno es una necesidad en un entorno incierto.

Si tomamos los casos inglés y francés, cabe señalar que el mismo remedio publicado da lugar a la adopción de medidas muy diferentes. Un punto para tener en cuenta de entrada: a pesar de las aparentes divergencias masivas de dichas medidas, estas se basan en los mismos estudios. Esto es aún más fácil de constatar porque, Darwin obliga, los epidemiólogos ingleses tienen un prestigio y autoridad mundialmente reconocida. Una larga cadena de transmisión ha permitido a los biólogos evolutivos ingleses contribuir principalmente a la “nueva síntesis” que combina la genética mendeliana y la selección natural darwiniana en un modelado matemático de genética de las poblaciones. Desde Ronald Aylmer Fisher hasta Richard Dawkins y John Maynard Smith, Oxford y Cambridge han producido un linaje impecable de biólogos y epidemiólogos evolutivos. Volveremos a la posible extrañeza de las opiniones apoyadas por estos científicos, porque el biólogo es una profesión en riesgo. Predispone a generalizaciones sobre las especies que ocasionalmente pueden parecer extrañas, si no peligrosas.

Esta vez, no es de Oxbridge de donde viene la voz de la autoridad, sino del Imperial College de Londres. El 16 de marzo, el equipo de Neil Ferguson proporcionó, en tiempo récord, un informe y modelaje de varios escenarios posibles, tanto al gobierno inglés como al francés. Este informe fue tomado como ejemplo por un comité de diez expertos franceses, tanto porque provenía de una fuente de prestigio como porque se atrevió a presentar perspectivas arriesgadas.

La inmunidad colectiva y el acordeón de Ferguson

El equipo del Imperial College ha establecido en números el real de la epidemia a partir de dos opciones y cinco acciones posibles para frenar el virus. “Estas dos opciones se conocen como “mitigación” (atenuación) y “supresión” (contención), jugando con cinco tipos de acción: aislamiento de casos confirmados en el hogar; puesta en cuarentena de su familia; distanciamiento social de las personas mayores de 70 años; distancia extendida a la población en su conjunto; cierre de escuelas y universidades” (1).

La primera opción, la mitigación, no pretende interrumpir el virus, sino controlarlo mediante acciones extraídas de las cinco posibles, como mínimo, con el fin de obtener lo antes posible una inmunidad de la población que conduzca a una disminución en el número de casos en que se logra la protección del colectivo, ” immunity herd” en inglés. El concepto es brutal en su lenguaje original: herd es el rebaño. Esta es la razón por la que las traducciones generalmente hacen eufemismos del concepto. Hablar de inmunidad grupal o inmunidad colectiva es más humano.

“La segunda opción, la contención, es garantizar que un individuo determinado transmita el virus a menos de una persona, lo que conduce a la extinción de la epidemia. Esta estrategia autoritaria de China requiere medidas más radicales, incluida la contención de toda la población. Pero después de cinco meses de un régimen de este tipo, la epidemia podría estallar si se suspenden estas medidas. De hecho, cualquiera que sea la solución elegida, lo que queda por obtener, nos guste o no, es la herd immunity de la población frente a un virus del cual hay mucho que aprender.

Dejar que se infecte mucho o contener mucho no es una cuestión de principio absoluto, es una pregunta pragmática para el equipo del Imperial College. La base fundamental del cálculo debe ser el recurso en camas de reanimación disponibles para cada sistema de salud. El concepto “cama” implica tanto el objeto como el personal necesario para que funcione. Y se necesita mucha gente.

Es por lo que, al principio, el 15 de marzo, Boris Johnson, flanqueado por su asesor científico jefe (Chief scientific advisor), Patrick Vallance, y de su Chief medical officer, dijo: “No es posible evitar que todo el mundo tenga el virus. Y tampoco es deseable, porque la población debe adquirir cierta inmunidad”.  (2)

La aplicación del concepto de herd immunity, que viene de la teoría de las vacunas a una situación en la que no las hay, ha conmocionado. P. Vallance es el antiguo jefe de investigación y desarrollo de GlaxoSmithKline. Su adhesión a la lógica del mercado está comprobada. Y tal declaración, en el límite del laisser faire, está ciertamente inspirada por el asesor del Brexit Dominic Cummings. Por lo tanto, las autoridades han permitido correr la media maratón de Bath, ya que, según su razonamiento, son personas jóvenes y en forma, y que si se infectan aumentará la inmunidad general y habrá pocos casos graves entre ellos.

Pero muy rápidamente los números se vuelven implacables. Para la inmunidad, el 60% de la población debe estar infectada, es decir, 40 millones de británicos. Dado que actualmente el 5% de los casos se consideran graves, esto significa 2 millones de casos graves al mismo tiempo en un período probablemente corto, lo que debe compararse con un número similar de camas de reanimación en Francia, es decir, dependiendo de la movilización, entre 5,000 y 7,000 camas.

El editor de la revista médica más prestigiosa del mundo, The Lancet, tuiteó: “Matt Hancock [Ministro de Salud] y Boris Johnson dicen que siguen a la ciencia. Pero eso no es cierto [. . .] El gobierno está jugando a la ruleta con el público.  (3) Las llamadas neo-churchillianas de Boris Johnson para preparar a las personas para perder a sus seres queridos, por supuesto, no han tranquilizado a nadie.

De una manera más razonable y menos neoliberal, el equipo de Ferguson ha señalado un camino, pero es asombroso por las limitaciones que impondrá y por la reinvención que implica de todas nuestras formas de hacer las cosas. La única manera razonable sería alternar períodos de confinamiento completo con períodos de disminución de las limitaciones, en correlación con el número de camas de reanimación ocupadas en los hospitales. Una vez que el confinamiento completo haya liberado suficientes camas, las restricciones tendrán que ser aflojadas para que otra parte de la población se infecte, hasta que se logre suficiente inmunidad grupal. En los modelos Ferguson, se requerirían restricciones máximas entre un tercio y la mitad del tiempo durante 18 meses, hasta que se pudiera desarrollar y distribuir masivamente una vacuna. “Estos hallazgos alarmantes se hacen eco del trabajo del laboratorio Epix-Lab de la Universidad Inserm-Sorbonne dirigido por Vittoria Colizza (Inserm, Sorbonne-Universidad), mostrando la eficacia y limitaciones de los cierres de escuelas y el desarrollo del teletrabajo”. (4) Tomará mucho tiempo. Nadie está diciendo básicamente lo contrario. Viviremos en el acordeón de las restricciones, hasta la llegada de la vacuna.

Los números y lo imposible de soportar

Durante la primera sesión del curso de Jacques-Alain Miller titulado “El Otro que no existe y sus comités de ética” -curso en el que participé- este era inducido a articular un cierto estancamiento del discurso de la ciencia que ya no podía calmar las ansiedades del sujeto de la civilización contemporánea, sumergido en la sensación de que todo es semblante. Este tema se enfrenta al Otro “en su ruina” (5). En nuestra civilización, sabemos “explícitamente, implícitamente, ignorándolo, inconscientemente, pero [sabemos] que el Otro no es más que un semblante” (6). El término de semblante se toma aquí en su significado más amplio. Incluye el cálculo.

Vivimos en el imperio de los semblantes (7). Con esta palabra, Lacan puso de nuevo en pie el título del ensayo de Roland Barthes, El Imperio de los Signos. Fue una oportunidad para subrayar lo cerca que le parecía estar Japón de Europa, eminentemente insertada en la civilización de la ciencia “la única comunicación que tuve allí […], también es la única que allí como en otros lugares puede ser la comunicación, de no ser diálogo: a saber, la comunicación científica” (8). El imperio de los semblantes no es sólo uno de los nombres de Japón, es uno de los nombres de nuestra civilización que se revela.

Es a partir de la ausencia del Otro que garantizaría la realidad de la ciencia que surge un otro real para el sujeto que vive en el lenguaje. Es el de la angustia, la esperanza, el amor, el odio, la locura y la debilidad mental. Todos estos efectos y pasiones estarán en el punto de encuentro de nuestra confrontación con el virus; acompañan a las “evidencias” científicas como su sombra. Como lo había señalado muy bien J.-A. Miller: “La inexistencia del Otro no es antitética a lo real, es, por el contrario, correlativa a él. […] Es […] lo real específico del inconsciente, al menos del que, según la expresión de Lacan, el inconsciente testimonia, […] lo real cuando se demuestra en la clínica como lo imposible de soportar”

Lo imposible de soportar son también estas decisiones insolubles que los comités de ética tratan de superar, porque ya ha habido y habrá problemas éticos importantes, ya sea a nivel de la medicina como tal o a nivel personal. A nivel médico, un experto lo dice simplemente: “Lo que es diferente hoy en día es que renunciaremos a reanimar a las personas que, en la práctica común, podrían haberse beneficiado del tratamiento y haber sobrevivido. La falta de recursos disponibles determina las opciones, no los criterios médicos que normalmente se aplican” (9).

A nivel personal, la forma en que todo el mundo es capaz de interpretar las instrucciones terriblemente restrictivas que se les dan, introduce una variable de importancia en cualquier cálculo general. El impacto de las medidas adoptadas en las democracias europeas puede ser suficiente, “pero depende mucho del comportamiento de las personas y de cómo aplicarán estas directrices… En un estado que no es totalitario, es una cuestión de ética personal. Esto puede hacer mentir al modelo de una manera u otra.” (10) Sin duda, debido a estas incertidumbres éticas, que pasarán a primer plano en un segundo tiempo, es por lo que los gobernantes europeos han recurrido a los comités científicos.

Nuestro futuro de restricciones digitales

La contención ha dado lugar a expresiones originales de solidaridad y formas de hacer las cosas que ponen de relieve el nuevo sentido de formar parte de una comunidad que no es sólo la de un rebaño biológico, sino que inventa formas de hacer sociedad juntos, como los italianos cantando en coro desde sus balcones o aplaudiendo al personal de salud. En España, el desvío irónico del pase libre que permite pasear a su perro también testimonia de la búsqueda de una buena forma de vivir juntos las insoportables limitaciones que caen desde arriba.

Pero estas limitaciones, basadas en la ciencia ciertamente, no alivian la angustia de todos sobre lo que nos espera.  Y tenemos que estar preparados para discutir juntos la validez de los dispositivos intrusivos que se establecerán hasta el desarrollo de la vacuna, única salida posible.

En Dinamarca, el 12 de marzo, los eurodiputados aprobaron una ley de emergencia que permite a las autoridades utilizar la coerción para examinar, tratar o aislar a una persona infectada. La restricción más fuerte y sutil al mismo tiempo será el uso de aplicaciones de rastreo individuales para regular las restricciones en su graduación y aplicación. Ya el 17 de marzo, basándose en los ejemplos israelíes y de Singapur, el redactor jefe del MIT Technology Review predijo nuestro nuevo futuro digital: “En última instancia, sin embargo, preveo que seguiremos manteniendo nuestra capacidad de socializar de forma segura mediante el desarrollo de formas más sofisticadas de identificar quién está en riesgo de enfermedad y quién no, y podremos emprender acciones –legales– contra los que están en riesgo. Vemos la premisa de eso en las acciones que algunos países están tomando hoy. Israel utilizará los datos de ubicación de los teléfonos inteligentes que sus servicios de seguridad utilizan en la lucha contra el terrorismo para rastrear exactamente quién ha estado en contacto con los portadores conocidos del virus. Singapur hace lo mismo y publica datos exactos sobre cada caso, dando precisamente los nombres” (11).

Al mismo tiempo que hacemos todo lo posible para ayudar a los hospitales y a los trabajadores de la salud a hacer frente a los imperativos de salud pública que los abruman, también debemos ayudar, uno por uno, a dilucidar cómo deben elaborarse las prácticas de restricción colectiva que consentimos, para que ellas permanezcan soportables. No sólo top-bottom, sino también bottom-up, mostrando buenas formas de responder. Esto requiere transparencia de los datos de salud y de las políticas que se están desarrollando, más allá de los tremendos esfuerzos de claridad del informe Ferguson.

*Psicoanalista de la AMP (ECF)

Traducción: Joaquín Caretti

  1. Morin H., Benkimoun P. & Hecketsweiler C., «Covid-19: les scénarios décisifs de modélisateurs britanniques »/« Coronavirus : des modélisations montrent que l’endiguement du virus prendra plusieurs mois », Le Monde, 17 mars 2020, disponible ici. https://www.lemonde.fr/sciences/article/2020/03/17/covid-19-les-scenarios-decisifs-de-modelisateurs-britanniques_6033393_1650684.html https://www.lemonde.fr/sciences/article/2020/03/17/covid-19-les-scenarios-decisifs-de-modelisateurs-britanniques_6033393_1650684.html
  2. Ducourtreux C., «“L’immunité collective”: stratégie risquée du Royaume-Uni pour lutter contre le coronavirus», Le Monde, 15 mars 2020, disponible ici. https://www.lemonde.fr/international/article/2020/03/14/immunite-collective-la-strategie-risquee-du-royaume-uni-pour-lutter-contre-le-coronavirus_6033097_3210.html
  3. Horton R., cité par ibid., disponible ici https://twitter.com/richardhorton1/status/1237282270685380613
  4. Morin H., Benkimoun P. & Hecketsweiler C., «Coronavirus: des modélisations montrent que l’endiguement du virus prendra plusieurs mois», op. cit. & «Expected impactof school closureand teleworkto mitigate COVID-19 epidemicin France», disponible ici. https://www.epicx-lab.com/uploads/9/6/9/4/9694133/inserm_covid-19-school-closure-french-regions_20200313.pdf
  5. Miller J.-A., “La Orientación Lacaniana. El otro que no existe y sus comités de ética” (1996-1997), curso del 20 de noviembre de 1996.
  6. Ibid.
  7. Lacan J., “Lituraterre”, (1971), Autres écrits, París, Seuil, 2001, p. 19.
  8. Ibid.,20.
  9. Hirsch E. (professeur d’éthique médicale à l’université Paris-Saclay), «Covid-19: des choix éthiques redoutables attendent les équipes médicales», tribune sur le site du Figaro, 17 mars 2020, disponible ici. https://www.lefigaro.fr/vox/societe/covid-19-des-choix-ethiques-redoutables-attendent-les-equipes-medicales-20200316
  10. Cauchemez S. (épidémiologiste de l’Institut Pasteur et modélisateur pour l’AP-HP), cité par Hecketsweiler C. & Pietralunga C, «Virus: les simulations alarmantes pour la France», Le Monde, 17 mars 2020, disponible ici. https://www.lemonde.fr/planete/article/2020/03/15/coronavirus-les-simulations-alarmantes-des-epidemiologistes-pour-la-france_6033149_3244.html
  11. Lichfield G., “We’re We’re  not  going going back to normal”, MIT Technology Review,17 de marzo de 2020,disponible aquí. https://www.technologyreview.com/s/615370/coronavirus-pandemic-social-distancing-18-months/
El otro que no existe y sus comités científicos. Éric Laurent, 19 de marzo, 2020. 
Publicado en Lacan Quotidien, n° 874 – Jeudi 19 mars 2020. 
Traducción de Joaquín Caretti, para Zadig España, disponible en https://zadigespana.com/2020/03/19/coronavirus-el-otro-que-no-existe-y-sus-comites-cientificos/

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Mejor no me cuides así. -Mauricio Tarrab

Mejor no me cuides así. -Mauricio Tarrab*

No tengo más de 70, aunque estoy cerca, pero eso no me impide estar implicado por el escándalo de esta obligación para los mayores de 70 años de pedir un permiso para salir a la calle.
La responsabilidad del Estado en cuidar a los ciudadanos es indiscutible, y los esfuerzos que se han hecho estas semanas de cuarentena necesaria son enormes e inéditos y se deja ver un consenso notable en la emergencia. En respuesta, una comunidad tan frecuentemente tonta en su idea de la trasgresión, ha respondido con una responsabilidad sorprendente.
Pero este “permiso” atraviesa un límite donde el altruismo puede encontrar una cara lamentable. No se necesitó ni a la ciencia, ni a la psiquiatría, ni al psicoanálisis, para entender los estragos subjetivos que causa el tomar a alguien como difunto, sin función. Un pastor en islas melanesias en el siglo XIX (Leenhardt, “Do Kamo”) ya había descripto esos efectos cuando se condenaba a alguien por un crimen no con un castigo físico ni limitando su libertad sino declarándolo “difunto”. ¿Exagero haciendo esta comparación desagradable? De ninguna manera.
¡Cuidado con el exceso de cuidado con aquellos que son cuidadosamentre llamados “adultos mayores”! Cuidar puede ser invalidar y eso no hace sino fortalecer las condiciones para que alguien baje los brazos. Es decir, para que se entregue a lo peor que anida en cada uno. Queremos que no se enfermen y se mueran y los declaran difuntos…
Mejor volver a apelar a la responsabilidad y alentarlos firmemente a resistir, ¡¡¡resistir!!! que es lo que vale para todos.
Tenemos en este país una experiencia colectiva enorme sobre las consecuencias de los colapsos económicos, pero no la tenemos respecto de una pandemia. Los esfuerzos no deben ser ingenuos, a veces, como enseñó J. Lacan, queriendo el bien del otro se obtiene su mal.
Como dice Manuel, mi nieto de 2 años, “ASÍ NO”.
 

*Psicoanalista

Texto publicado en #CrónicasXXI, ediciones GRAMA. Disponible en: https://www.facebook.com/notes/grama-ediciones/cr%C3%B3nicasxxi-n%C3%BAmero-especial/2599841280304489/?sfnsn=scwspwa&extid=wsK2qPLifYd4Gvss

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La movida Zadig

La movida Zadig

zero abjection democratic international group

Red de Incidencia Política
(Zadig en Argentina)

Tabla de Orientación

Lacan, Una lección de política

«Sus palabras me han impactado…» por François Regnault
-«Sus palabras me han impactado más de lo que usted piensa», le diría más tarde.
Impactado más de lo que pienso «, dice el Doctor.
«Exactamente», le volvería a decir.

Estábamos sentados a la mesa, en el pequeño departamento de la calle L… a la mesa los tres, su hija J*, frente a nosotros, su yerno A*, y yo del mismo lado, cuando entró, él, «Freud» en persona.

Entró lentamente con su mujer, que vino a sentarse en la otra punta desocupada de la mesa. Me levanté y fui a saludarlo, sabía que había sido agredido dos días antes por un malandra, un loco que deseaba su mal, quería su dinero y le había dado un puñetazo. Adiviné fácilmente que no se trataba de hacer alusión a ello, ni siquiera autorizándome en un «créame estoy con usted en esta prueba ligera y seria».

El puñetazo le había producido una equimosis en la garganta y su voz sufría una disminución bastante importante. Me dijo buenas noches y luego tomó el texto que su yerno A* había preparado para los diarios, respondiendo a una pregunta acerca de política revolucionaria en el estilo de 1789 y según los principios de Jean-Jacques Rousseau.

Pasó a la pieza de al lado, frente a donde yo había estado sentado y donde yo estaba nuevamente parado esperando que salga. Se alejó, pidiendo un poco de paz, pidiendo que se lo deje disfrutar una o dos horas de la paz a la que tenía derecho, antes de la cena a la que tenía derecho.

La puerta se había cerrado, y sé que hasta que volviera, conservaría la impresión de que él no estaba en la pieza de al lado que yo conocía, sino que él estaba muy lejos, inalcanzable, había salido tanto del espacio como del departamento y no había razón para que yo lo vuelva a ver, al menos esa noche.

Ahora bien, una media hora después salió, y era evidente que quería llegar a la puerta por la que una rato antes había entrado, pasando nuevamente solo, como una procesión lenta, como el Santo Sacramento en una ciudad española donde arrodillado uno lo hubiera esperado un día entero bajo el sol y las rosas, retirándose como en el famoso cuadro de la excomunión del rey Robert, por la puerta del fondo, todos los cirios apagados, el clero solemne e indiferente.

Estábamos sentados a la mesa, y cuando estaba llegando a la puerta, se arrepintió, y, – ya sea porque su yerno lo había llamado a su paso, ávido de un comentario más rápido de su artículo, ya sea porque tal vez él había fingido que quería salir y su verdadero deseo era el de sentarse frente a nosotros, entre nosotros, incitado a hacerlo frente a mí, -el extraño-lo que quizás en familia hubiera renunciado a hacer o incluso evitado-, vino a sentarse a nuestra mesa, pero a título provisorio, manifestando que la silla era solo el soporte pasajero de una palabra.

Estuvo así sentado a la mesa entre nosotros, pero al sesgo, como la verdad en nosotros encerrada en el marco rígido de la cena y en el marco rígido -moral- de la joven y bulliciosa revolución, le sería necesario hacer percibir al sesgo, ya que ella iba a deformar singularmente la perspectiva en la que nosotros retozábamos. Cuando él hubiera salido, nuestras miradas arrancadas al cuadrado familiar girarían hacia la puerta, y solo nos quedaría considerar como después Emaús, clara en nuestra noche, alrededor de nuestra tierra errante, su luz venida de otro lado.

Comenzó de este modo a hablarle a su yerno y sin mirarme, salvo al final y de reojo en el momento en que me sonreiría:

«Esas pocas líneas que le envié el otro día -haya o no puesto punto aparte bastante claramente en el momento en el que cambiando de idea, debía detener el parágrafo, no sé-, esas líneas debían decirle lo que no le voy a volver a decir aquí, y que siguen teniendo valor aún leído su artículo.

Sé, por verlo alrededor mío y por leer los diarios, un poco lo que del lado norte de París son capaces de hacer las pandillas armadas, me doy muy bien cuenta que los asesinos-no son otra cosa- están empleados por C y consortes. Pero, entienda usted, usted no va a estar nunca a la cabeza de una banda de asesinos» (esto preparaba la conclusión del discurso en el que él diría cuán débil era su yerno frente al orden del mundo).

Su yerno en ese momento se echó hacia atrás, movimiento que significaba no tanto que él tendría un día que estar también a la cabeza de una banda, -que no diríamos de asesinos, mejor auténticos justicieros-, sino más bien que al revolucionario, nada de lo que es inhumano debería ser extraño. «Freud» continuó:

Es evidente para todos, nada es más evidente, que la masa que alega su artículo, juega allí el papel del amo, del significante amo. ¿Qué cree usted que allí se renueva sino aquello que fue siempre, y bajo otros nombres antaño? (él quería decir la república, el Rey). En su nombre, que conserva invariante el antiguo lugar en el que se sostiene el discurso perpetuo, usted sostiene el discurso hoy llamado de la masa. En su nombre usted perpetúa el discurso perpetuo, esto es evidente para todos.

Desde otra perspectiva en apariencia ¿qué rebelión usted hace valer? Usted y los que lo acompañan o que lo siguen, ¿cómo son ustedes percibidos por aquello que, ni pueblo, ni masa, recibe con todo derecho el nombre de «popular»? Lo popular los percibe como rebeldes y como no entiende de rebelión, toma la suya como burguesa, como una rebelión de privilegiados. Porque ¿qué hace usted, qué es lo que incluso puede hacer, sino aparte de lo popular, y en la elección de las rebeliones de los privilegiados, expresar una de ellas, por la vía más clásica, y sin embargo burguesa y privilegiada-solitaria? Yo tengo otra manera de atravesar mi rebelión, también de privilegiado, tengo otra vía, y hay para usted,- debería quererla-otra vía de atravesar su rebelión de privilegiado: la mía por ejemplo.

Lamento únicamente que tan pocas personas que me interesan se interesen en lo que me interesa.»

No había hablado de su rebelión, -de la que no hablaba jamás no más que de aquello de lo que no hablaba jamás-, sino porque su yerno A*, por una palabra o un gesto, le había preguntado qué salida- que no fuera callarla o apagarla- se abría para la rebelión de privilegiado, fuera de la vía clásica. Su yerno A* había debido alegar que el privilegio desaparecía cuando la rebelión alcanzaba en su derecho la revolución y entonces ambas confundidas hacían tambalear el poder del Estado. El privilegio quedaba así abolido. La percepción de lo popular no relevaba más la diferencia extraña del alma bella. Es por lo que «la mía por ejemplo» introducía a ese hombre noble y sentimental en sus propias palabras, y contándose en la lista de los privilegiados para lograr que se identifique su rebelión, normalmente silenciada, como esencial y marginal a la vez, excepcional y por eso mismo verdaderamente real, verdaderamente real y verdaderamente imposible, él respondió así a aquél que reconducía idealmente sus fuerzas a las del pueblo.

Luego, «lamento que tan pocas personas que me interesan….», marcaba una pausa, permitía una distensión en el discurso tenso, enteramente construido, con, como diría Aristóteles, un comienzo, un medio y un final, como nos lo mostraban las últimas palabras, y aunque, a cada momento nosotros hayamos tenido la impresión -es apenas cierto- de hablar a tontas y a locas.

«¿Qué ve lo popular en sus chanchullos? Es que el fondo usted quiere una policía púdica. Inglaterra, desde hace algunos siglos, ha resuelto muy bien la cosa. Su policía ha hecho el trabajo sin atropello, y el ciudadano puede considerarse contento de nunca escuchar hablar de ella. Usted lo que quiere en el fondo es una policía sin atropello. Usted y los suyos le reprochan a la policía haber salido de aquello en lo que está habitualmente acantonada, y haber mostrado la punta de su esencia.»

Retoma: «Yo vi, en el momento de la Liberación, vi y no lo olvidaré nunca el momento en que los guiñoles de entonces se hacían pasar por los grandes reconciliados- y yo te perdono y te dejo pasar eso- y no les impedía dispararse a los pies, a todos,-vi a la policía que venía de hacer el trabajo de los Alemanes, sostener con su orfeón las nuevas reuniones eufóricas y Claude Bourdel y x y todos los demás, pavonearse adelante, y detrás de ellos el orfeón de la policía soplando las tubas, detrás de ellos precisamente dándoselas por el culo.»

Retomaba de este modo la idea justa y verdadera que había ya enseñado: cuando el nuevo dictador accede al Estado, sea en el nombre del pueblo o en contra, sus primeras palabras al pueblo son siempre: «Y no crean ahora que se van a divertir: Ahora el esfuerzo comienza. Ahora es el reino de lo serio.»

Retomó: «Hegel no fue muy lejos para decir que la policía es la esencia del Estado. Ni más ni menos que eso y eso desde siempre y necesariamente.»

Muchas veces se trata de la URSS y de China. Su yerno A* le decía tanto la URSS como China, pero estaba dicho que su yerno A esa noche, no tenía la palabra. No hacía falta que hubiera intervenido. Mucho menos cuanto que el Doctor habría caído en las trampas de su argumentación por haberlo dejado mucho tiempo, un minuto, hablar, porque lo que importaba era que no figuraran más que como florituras de su propio discurso, en rigor, como puntos de apoyo en los que acotar sus meandros, las intervenciones del otro, y que fueran conservadas con la solemnidad de su amonestación, toda su receta improvisada y su retórica rigurosa y abandonada.

Y además, nadie en esa época podía indicar al mismo tiempo la URSS y China sin, cuando evocaba la URSS, de 1905 o 1917, excluir totalmente a China y cuando evocaba a China, deber traer inmediatamente que su contemporánea URSS atenuaba, anulaba los efectos del glorioso 1905 y del glorioso 1917. Entonces nadie podía con un solo punto de apoyo plantear los dos términos a la vez, y este saltito que un análisis más largo o simplemente uno o dos argumentos de más hayan probablemente asentado para el gran optimismo de la lógica y de la historia, daba razón por su inevitable sinceridad al Doctor «Freud»: de este modo se experimentaba en el discurso la imposibilidad de decir al mismo tiempo URSS y China sin reír, así el ejemplo de 1905-1917 inauguraba inmediatamente una historia por lo que a la que se había vuelto digna le seguía inmediatamente en otro lado la que se había vuelto indigna, mientras que la indignidad de la primera echaba inmediatamente una sospecha sobre el porvenir de la segunda; de este modo la policía retomaba siempre sus derechos para reemprender sus fechorías milenarias, y la ligera movida que se inauguraba a veces en el ciclo eterno de la reacción solo le daría ilusión a quien fuera su contemporáneo y lo creyera irreversible.

-» Yo sé que hay tanta distancia entre China y la URSS como entre 1905 y lo que Marx imaginaba que sería una revolución y eso confirma las movidas posibles, a veces, de la historia, pero la proporción que elegí muestra que las movidas se repiten más bien que una sola movida irreversible. Créame. El ciclo solo es irreversible y la historia es lo que recomienza siempre absolutamente idéntica. Créame que lo sé, y no solamente que lo tengo del ejemplo de la Liberación, que no hubiera alcanzado a un solo hombre. Y crea por eso que usted tiene otra cosa que hacer que responder a un gacetillero político (disminuía de este modo voluntariamente, injustamente, la importancia de la respuesta, y reducía injustamente toda voluntad de su yerno a no haber hecho más que responderle a un gacetillero político). Haga algo diferente a dar respuestas inmediatas. ¿No es acaso cierto que yo hago cosas que dan resultados diez años después? Comprenda entonces que después de esto yo no firmo ese texto como todos aquellos que acaban de firmar. Es inútil decirle que los respeto, pero justamente, los respeto, es todo.»

Abordó entonces otro punto esencial: habló del dinero. «1917, China, dijo, y, sin embargo nada más en todo esto que el significante amo absoluto, el dinero, el significante amo aquí como allá, el capitalismo universal, en Pekín mismo, nada cuenta sino el reconocimiento de esta marca.» Pero cuando dice Pekín, lo dice rápidamente, dudando que se supiera lo que pasaba allí, y sabiendo que no podría pasar nada diferente que en otro lado y siempre.

Un sub-apartado estuvo dedicado a Stalin a título de ejemplo: El Doctor se había levantado en ese momento, ya que iba a alcanzar su peroración del final, pero no aún. La retórica había sido sin duda lograda, pero no hubiera conservado su carácter improvisado si él se hubiera levantado en el preciso momento de concluir. Efecto muy simple y muy calculado; en esta circunstancia familiar, pero frente a un extraño, solemne pero contingente, él prefirió este efecto de desfasaje y de sesgo.

Stalin, exclamó, era un bandolero. Era un bandolero. Era un canalla y era además un cobarde innato, pero fíjense que Luis XIV no valía mucho más. Lo vi en la entrevista de Joukov, que apareció hace poco en Le Monde, acerca de la actitud de Stalin en el teléfono en ocasión de la declaración de la guerra (de Alemania a la URSS después del pacto germano-soviético). Y su vacilación para responder, su incertidumbre sobre lo que debía haber ser hecho no en la hora misma, ni en el minuto mismo, ni en el segundo mismo, sino en su pensamiento inmediato, mostró que era profundamente cobarde».

«Y si yo no tenía que hacer lo que yo debía hacer»- es así que reestablezco lo que quería decir probablemente el Doctor, pero él solo dice cobarde innato, y es así como concluye eso a partir de ese texto de Joukov, yo había leído el texto.

El volvió sobre la historia ya que estaba llegando al fin de su desarrollo y la peroración vendría luego, corta y sublime: volvió sobre la URSS y China.

«Probablemente de tanto en tanto- un Lenin en 1905-1917 y China quizás también hoy, pero la China, usted lo va a reconocer, tiene a pesar de todo otro pasado

-hay un agujero en el eterno recomienzo, y es divertido aprovechar ese agujero y en el juego de la máquina, inventar lo nuevo, no se lo impediré si eso le divierte. Pero de todas maneras usted va a fracasar…»

-«Lo que noto hasta ahora que he obtenido, dice su yerno A*, no es el fracaso, sino el éxito…»

-«…usted fracasará porque la historia desde siempre gira en redondo. Es la estructura».

Había alcanzado la conclusión, no hacía falta más que uno o dos acordes de resolución. Su yerno A˟ le proveyó la melodía.

-«¿Por qué yo fracasaré: porque soy una sola persona? ¿O bien porque soy yo?»

En ese momento dudó un instante en responder, no porque no conociera la respuesta – le bastó reflexionar un instante para conocerla-sino porque dudaba en decirla, y porque en un sentido ella era inesperada:

-«Las dos, respondió. Y agregó: «Usted es flaco, se lo he escrito, y así terminé escribiéndoselo, y ¿por qué no terminar con esto, diciéndoselo, dígaselo a usted mismo que es flaco? Más flaco que yo y yo lo soy ya bastante.»

Volvió a la carta que había escrito. No quería hacer nada más que reescribirla y su preocupación por la construcción, por el pasaje al punto y aparte, por la unidad de los apartados testimoniaban que ese discurso y esa carta llevándolos a su estructura, no eran sino una sola cosa, o más bien que no había sido nunca nada más que una carta.

Y luego, él se fue, se fue, llegó hasta la puerta y se fue, no rápidamente, ni lentamente, ni bruscamente, ni solemnemente, sino inexistente, ensimismado, ensimismado en su dolor, quizás, o quizás ensimismado en su cena, ensimismado en su fatiga, ensimismado en su verdad. Había hablado, no era más que el cuerpo que había un instante soportado, producido, soplado esta palabra y ahora era necesario borrarse sin modestia, desaparecer sin sorpresa, salir sin salida. Nos dijo adiós, o no nos lo dijo, no sé, «estaba con su cuerpo o sin su cuerpo», no sé, habiendo dicho la verdad, lo sé.

Era sin embargo la época en la que América iba a reconocer a China, y dónde el tiempo era el de la revolución.

Escrito uno o dos días después de esa noche.

Traducción: Graciela Esperanza, junio 2017.

Replicado de: http://www.icdeba.org.ar/template.php?file=La-movida-Zadig.html

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