La odisea de las democracias.

Por Hilda Vittar*

A 40 años de la recuperación del sistema democrático en Argentina, algunas cosas hemos aprendido y otras aún nos faltan.

  • La democracia es necesaria para hacer la vida vivible. Sin embargo, no podemos soslayar la pregunta sobre cuáles son las formas democráticas viables en este siglo, en este mundo, con nuevos actores, que, como subrayábamos en otro texto, no todos son humanos, IA, internet y sus algoritmos etc etc.
  • La democracia no nos soluciona todos los problemas, pero sin ella la ley de la selva será lo que se imponga.
  • La democracia no se obtiene de una vez y para siempre. No está garantizada. Sostenerla es un compromiso constante y reinventarla cada vez es un desafío.
  • La democracia produce malestares, nos confronta con lo imposible, con lo ingobernable. Leer sus síntomas nos permite tratarlos.

                                 El canto de las sirenas o el poder sugestivo de la voz

La mitología nos habla del camino difícil de la vuelta a casa de Ulises después de vencer en la guerra de Troya. Pasó por múltiples dificultades, pero particularmente había una que había hecho zozobrar navíos y morir ahogados a sus marineros, se trataba del poder hechizante de la voz de las sirenas, que envolviéndolos en seductores cantos los llevaba a la muerte.

Debemos advertir el peligro de dejarnos seducir por falsas promesas o incitaciones ilusorias. Pero ¿cómo hacerlo? Ulises debió tapar los oídos de sus marineros y él, que no resistió a experimentar tan tentadora atracción, pidió ser atado para no dejarse aspirar por ese abismo.

¿Y nosotros? ¿Cómo romper el hechizo de esa voz que nos impide escuchar lo que dice para solo escuchar lo que queremos oír? La voz del mercado, la voz del superyó, la voz del líder mesiánico, ejerce un poder hipnótico, se disfraza con mucha astucia con las máscaras que más nos fascinan, ya lo hemos vivido y cuando la burbuja se rompe ya es tarde.

Quizás podamos sostener un ¨contra canto¨ que rompa el hechizo de la pulsión de muerte que siempre anida en nosotros, la podemos detectar en sin fin de pequeños detalles, pero que en algunas circunstancias se desboca y nos empuja a lo peor.

Abiertos a la contingencia y con el coraje para hacer del instante de ver un principio de acción es la brújula con la que nos movemos.

*Hilda Vittar es psicoanalista en Córdoba. Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis . AME de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Participante de La patria del sinthoma.

Artículo extraído de https://lapatriadelsinthoma.wordpress.com/2023/08/19/la-odisea-de-las-democracias/

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