«Me hago la que me caigo, pero no me golpeó nada.»

En nuestra práctica asistimos entonces a la confrontación del sujeto con los restos sintomáticos. Pasamos por supuesto por el momento del desciframiento de la verdad del síntoma, pero llegamos a los restos sintomáticos y allí no decimos stop. El analista no dice stop y el analizante no dice stop.
J. A. Miller- Leer un síntoma

“Este objeto a no está tranquilo
¿o habrá que decir mas bien: pudiera ser
que no les dejase tranquilo?”
(J. Lacan, 1965)

RIEN. -María Amestegui Quisiera detenerme en ese a que Lacan aísla, en el caso el hombre de los sesos frescos  trabajado en La Dirección de la Cura, al

“Un saber sobre ese cuerpo afectado seria la apuesta de un análisis, afectado por el significante y sus consecuencias como marcas de goce. Para lo cual el deseo del analista operara como bisagra posibilitando introducir el Otro en cuestión, en tanto que el cuerpo del ser hablante se encuentra profundamente alterado por el significante”.

«Lo singular de lo sexual» – Trabajo inspirado en las XIV Jornadas Regionales de los CID