Reseña Clase 6: “El goce femenino, el goce místico y el goce en la psicosis.”- Miguel Furman*

 

El docente comienza su recorrido con una precisión en torno al goce. Sitúa a este en el campo del más allá del principio del placer freudiano. A partir de Lacan, el goce está vinculado al campo de lo real. Desplegando la topología borromea, el docente muestra los goces que se derivan de la articulación de lo simbólico, lo imaginario y lo real: el goce articulado al objeto a es el plus de goce, luego tenemos el goce fálico, el goce del Otro y el goce sentido. Es decir que estos goces dependen de la extracción del objeto a, en tanto plus de goce.

Dicho esto, Furman avanza en su desarrollo sobre el goce femenino. Para lo cual retoma la pregunta freudiana acerca de qué es una mujer. Allí señala que hay un plus de lo femenino al que no podemos dar respuesta por la vía de la lógica fálica, un goce suplementario más allá del falo. Es así que surgen las fórmulas de la sexuación, en función del axioma lacaniano del “no hay relación sexual”.

Con esta formulación, el docente subraya que del lado de La mujer (barrada) está en juego no sólo su relación a lo fálico, sino sobre todo al goce del Otro (tachado) que implica ese goce no todo, suplementario, no localizado.

Un paso más allá de las posiciones sexuadas, en tanto respuesta al axioma de la no relación, el no-todo femenino relativiza el todo y, en ese punto, se articula al goce singular e irreductible del sinthome de cada sujeto. Al respecto, Furman sitúa la extracción de Miller de la última enseñanza de Lacan en torna que el goce femenino como indecidible, como acontecimiento de cuerpo.

A continuación la clase se orientó al goce místico, recuperando, fundamentalmente, el seminario III y el XX de Lacan. Allí se muestra cómo el testimonio de los místicos da cuenta de un modo de goce más allá del falo, aunque también podemos ubicar su relación con el goce fálico. En este punto, el escrito de los místicos es un esfuerzo por cifrar y localizar algo de ese goce por medio de la letra, al igual que en la psicosis. No obstante, a diferencia de la certeza que acompaña el goce en la psicosis, el goce místico es una experiencia que se siente, pero de la que nada se sabe. Al tiempo que hay un lazo al Otro que implica pérdida y un resto para el sujeto. Entonces, no es sin referencia al goce fálico.

Para finalizar, el docente se abocó al goce en la psicosis, señalando que dicha estructura nos enseña sobre el goce develado. Furman recupera aquí el esquema R, para introducir la cuestión del objeto de la pulsión en la psicosis como plus de goce. En ella el objeto a no fue extraído del campo subjetivo, por lo cual persiste su presencia no velada por lo imaginario y lo simbólico.

*Docente Miguel Furman. AME de la EOL y AMP; Docente de ICdeBA y Maestría de UNSAM; Director médico de Pausa.

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