El viernes 14 de Agosto se llevó a cabo la Clase 5 denominada “Alienación y Separación: Afánisis”. Las docentes a cargo de esta clase fueron Inés Contreras (EOL – AMP – Integrante del CID Sgo), Cristina Ruchelli (Integrante del CID Sgo) y Silvia Zarba (Integrante del CID Sgo) quien realizó un aporte en relación a la lógica de la cura.
La apertura del encuentro estuvo a cargo de Inés, quien planteó que Lacan trabaja en el seminario 11, en los capítulos referidos a estas operaciones, cuatro términos: sujeto, S1, S2 y a, atendiendo especialmente a las relaciones del sujeto con el Otro, articulado no sólo al significante sino al objeto a. Al respecto, Lacan dirá que lo que orienta al sujeto en su relación con el Otro es la pulsión parcial.
Para Freud la líbido es energía pulsional. Lacan, en cambio, se referirá a ella como un órgano, esencial para comprender la naturaleza de la pulsión. No es real, ni simbólica, ni imaginaria, es irreal, una sustancia que no se deja atrapar, pura vida que se derrama. Se referirá así a la laminilla. Dirá que la líbido es indomeñable, pero que no impide encarnarse en un órgano.
En este proceso, el sujeto se instala en el campo del Otro por la vía de la falta. Esta falta es doble: la que adviene en el sujeto del significante y, una falta real, anterior a su función de ser viviente.
Cristina desarrolló las dos operaciones lógicas que se producen en el advenimiento del sujeto: reunión (alienación) e intersección (separación). Refirió que sólo a través de la primera, el sujeto produce una articulación al Otro. En esta operación el sujeto se dirige al sentido del Otro, encuentra en el campo del Otro un S1. En la separación, se produce una intersección común: el encuentro de dos faltas: del sujeto y del Otro. En esta segunda operación el sujeto se aísla del sentido del Otro y apunta a su ser (a). En la primera operación, el sujeto busca hacerse significar (sujeto del significante). En la segunda operación, el sujeto busca el objeto.
El significante que se produce en el Otro, sólo funciona reduciendo al sujeto a no ser más que un significante, en el mismo movimiento con que lo llama a hablar como sujeto. Este S1 con el que adviene el sujeto, viene del Otro. Supone la identificación primordial al discurso del Otro, ciñendo la singular posición del sujeto en el campo del Otro. Este significante que habla del sujeto, y desde el cual él se aprehende, está indeterminado, “ahí no hay nada”, siempre es posible adicionarle un significante más. En este sentido, la alienación implica la desaparición (fading) del ser. Si elegimos el ser, caemos en el sin sentido. Si elegimos el sentido, éste aparece recortado, por la desaparición del ser. En la elección algo se pierde.
La separación completa la circularidad de la relación del sujeto con el Otro. Una falta es lo que encuentra el sujeto en el Otro, de allí el “qué me quiere”. El sujeto es aprehendido en su falta. El qué me quiere, refleja aquí el enigma del deseo del Otro. En este encuentro con la Falta del Otro, el sujeto pone en juego esa porción de sí perdida, produciendo una respuesta ante ese enigma que abre el deseo del Otro. El sujeto va a colocar su propia falta para tapar la falta del Otro, colmándola con el objeto.
Separarse de la buena manera no es, entonces, la cancelación de la alienación, sino un retorno a la misma, en donde el sujeto queda alienado al objeto a. Separarse, saber lo que uno es, más allá de la inscripción en el Otro.
Inés tomó a su cargo el desarrollo del capítulo de La afánisis, puntuando que no hay sujeto en lo real, sólo hay sujeto por efecto del significante, no hay nada de él antes del significante. El sujeto no se produce de un solo salto, tendrá que navegar entre S1 (significante unario) – S2 (significante binario), con el S1 sólo no alcanza.
Dirá que la significación es el interjuego entre los significantes que vienen del Otro y los significados. Para Lacan, lo reprimido no es la significación. La interpretación va contra la significación.
Una orientación clínica fue plantear que la paranoia imaginaria se pacifica en lo simbólico, algo pone un orden, está la función sublimatoria. En la psicosomática, hay 2 significantes, S1, S2,, sin embargo, no hay afánisis del sujeto, no hay desaparición: la líbido no busca en el exterior sino que vuelve al cuerpo. Dará el ejemplo de la holofrase, al no haber afánisis, hay un bloque S1-S2 y pasa directamente al cuerpo. Es un defecto de la metaforización, una coagulación en un solo significante. Dirá que no hay movimiento, esta afánisis de poder elegir, por eso se pasa al acto. Concluirá diciendo que la libertad puede pensarse, en relación al final de análisis, al separarse en la transferencia, al decir “soy eso, lo que fui en el deseo del Otro”.
Para concluir, Silvia Zarba tomó una viñeta clínica extraída del texto “Anorexia neurótica: una falla en el uso del fantasma” por B. Horne y C. Sales, publicado en el libro “Púberes y adolescentes. Lecturas lacanianas”. El cual permitió trabajar sobre los conceptos desarrollados.
Ciudalitica | 2018
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