El día Viernes 17 de julio se llevó a cabo la cuarta clase del Seminario Teórico-Clínico 2020 La Interpretación en la Dirección de la Cura Seminario 11 de J. Lacan. Esta clase llamada “Bordes: inconsciente, transferencia, pulsión” estuvo a cargo de la psicoanalista Marita Salgado, miembro AP de la EOL (Bs.As.) y de la AMP.
La docente refiere al seminario 11, como una extracción, condensación notable de la obra freudiana; y toma las palabras de Graciela Brodsky, para referirse al Inconsciente en la obra de Lacan, “… la existencia misma del inconsciente depende del analista, como si este fuera el que lo hace nacer…”. Lacan se encuentra en el dilema de cómo articular la pulsión, la realidad sexual con el significante. Sobre el concepto de realidad sugiere tener en cuenta, que Lacan siempre se refiere a la realidad en acto, que se produce en la transferencia. Estos dos conceptos (realidad sexual y significante) son bordes, no hacen uno, por eso es una verdad insostenible.
Haciendo referencia a lo sexual en Lacan, explica como va a introducir lo sexual por la vía del deseo del analista, deseo muy especial que no es deseo que se decanta en la demanda ni del desplazamiento de los significantes. No es un deseo puro, proviene del goce. Para que los dos campos (de la pulsión y del significante) se unan, nombra el Deseo del analista. En la articulación de estos conceptos, Lacan recurre a Freud, sobre el texto “Las pulsiones y sus destinos”.
“Lo qué pasa a primer plano es que el inconsciente si está estructurado como un lenguaje es goce de la repetición. Es decir que la reconsideración de la pulsión a la que asistimos trae como consecuencia la promoción posterior del término goce que se introduce en la estructura misma del Icc.”(Lacan, pag 114). Se refiere a la pulsión, como un concepto límite entre lo somático y lo psíquico, la cual recorta un agujero del cuerpo a partir de la pérdida del objeto a. Para que haya un agujero, un borde, algo se debe haber perdido. La pulsión erotiza una zona del cuerpo y las demás quedan desexualizadas. También va hablar de la pulsión como un montaje, compuesta por elementos. Hay un circuito en la pulsión que va y viene, no cesa. Es siempre la constancia de esos elementos.
Entre el sujeto y la pulsión hay un punto de apoyo que es el amor. La pulsión recorta, despedaza el cuerpo y el narcisismo es el que va a otorgar una imagen de unidad.
La docente se pregunta ¿Cómo están ligados el sujeto y la pulsión? Están ligados por una cuestión topológica. Hay comunidad topológica. La imagen o gráfico del ocho interior sirve para explicar que en el circuito mayor están las demandas y en el circuito más chico el deseo. La libido estaría entre estos, en el cruce, pero no en la intersección. Además conceptualiza el concepto libido. La laminilla como un órgano de la libido. Esa parte que se escapa y se pierde al nacer. También la libido como puro instinto de vida. La libido sería pura vida sin muerte.
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