Locuritas #9 Graciela Esperanza: Todo el mundo es loco no equivale a la despatologización

Locuritas.

Camino a las XVII Jornadas de los CIDs del NOA “La locura de todos, el síntoma de cada uno”, desde Ciudalítica compartimos una serie de destellos de analistas del IOM2 y de la EOL, que trazan una orientación posible para este esperado acontecimiento.

Locuritas #9

En esta ocasión el CID Tucumán pregunta a Graciela Esperanza (directora ejecutiva del IOM2 desde 2016 al 2019, miembro de la EOL y la AMP):

1-  ¡Podríamos ubicar como un antecedente muy temprano del aforismo  «todo el mundo es loco» la referencia de Lacan sobre la locura  en «Acerca de la Causalidad Psíquica»  como «la permanente virtualidad de una grieta abierta en su esencia». ¿Qué podría decirnos sobre esta cuestión que atraviesa la enseñanza de Lacan?

2- Cada vez es más corriente hablar de despatologización y el aforismo «Todo el mundo es loco» podría  leerse en este sentido. ¿Qué lugar entonces para  la clínica psicoanalítica, a la que compete ocuparse del delirio, de la locura, de las psicosis?

¡Los invitamos a leer sus respuestas!


Entiendo que las dos preguntas son en sí mismas un programa de trabajo y lo que yo pueda responder es apenas un esbozo.

1) Grosso modo podemos decir que una y otra formulación sostienen a todo lo largo de la enseñanza de Lacan una interrogación sobre los modos en que el animal humano empuja los límites del lenguaje, en la búsqueda de una libertad que tanto en uno y otro caso se paga con la locura.

Pero si afinamos la lectura tenemos que situar una y otra en su contexto no solo histórico, sino también en el contexto de la enseñanza de Lacan.

En “Acerca de la causalidad psíquica”, estamos en 1946 apenas un año después del fin de la segunda guerra mundial, Lacan toma la palabra en Bonneval. Durante varios años decidió no expresarse: “la humillación de nuestro tiempo, bajo los enemigos del género humano” lo alejaba de hacerlo. Impactante declaración

Y también toma la palabra para demostrar de manera iluminante como el supuesto organodinamismo de Henri Ey se reduce a un mero organicismo,  que define a la enfermedad mental como un insulto a la libertad. Mientras que Lacan dirá que la libertad es la sombra que sigue el movimiento de la locura: su “más fiel compañera” y que esa permanente virtualidad de una grieta abierta en su esencia anuncia la hiancia irreductible entre el yo y el sujeto. Muchas más cuestiones se dirimen en este texto fundante pero solo sitúo estas dos. 

Casi 30 años después, en 1978 Lacan pronuncia la segunda formulación: “Todo el mundo es loco, es decir delirante”. Si nos atenemos solo a la formulación diríamos que la misma en efecto nos iguala, nos fraterniza como mundo …en la locura.

Si en cambio vamos al contexto. éste es totalmente otro, la época es otra, el diálogo es otro, la hiancia es otra, se trata del traslado de la Universidad de Vincennes a Saint Denis y la apuesta de mantener el Departamento de Psicoanálisis en la Universidad, una apuesta en la que se pone de relieve la  irreductible diferencia entre el discurso universitario y el discurso analítico. Verdadera puja de discursos. Y una cuestión de enseñanza que sabemos imposible. 

Miller en la clausura del último Congreso de abril 2022 nos abre a la lectura de esta frase de Lacan. Nos toca ahora comenzar a trabajarla y a extraer sus consecuencias.

2) En principio y por lo que planteaba en la primera respuesta no hago  equivalentes las dos formulaciones. Todo el mundo es loco no equivale a una despatologización pero hay que probarlo, y sobre todo ubicar el alcance de ambas ese será nuestro trabajo, pero antes, ya que la pregunta se refiere al “hablar de”, quiero empezar por una cita que Barthes, inspirado en Jakobson, pronuncia en su lección inaugural en el College de France:

 “la lengua como ejecución de todo lenguaje, no es ni reaccionaria, ni progresista, es simplemente fascista, no tanto por lo que impide decir sino por lo que obliga a decir”.

Y quiero traer también a Freud recordando su advertencia: empezar por ceder en las palabras nos llevará a ceder en los hechos.

Por eso frente a esa pregunta y quizás antes de poder responderla me formulo otras: ¿Estaremos obligados a hablar de despatologización porque la época lo impone en su fresco desconocimiento de todo lo que concierne a la locura, la psicosis y el delirio?

¿No podemos hablar más de enfermos porque la ley de salud mental lo impide? 

¿No estamos renunciando a la subversión propia del discurso analítico si cedemos en decir que somos animales enfermos de lenguaje? Y, además, ¿no hay acaso algo de lo que curarse?

¿Dejaremos caer nuestra clínica en esta dilución fenomenal de la autopercepción que desconoce la opacidad para cada uno del inconsciente? ¿Devendrá la clínica una cosa del pasado? 

Si así fuera, como Miller lo dice en su discurso de clausura tenemos que abordar este momento “sin nostalgia, sin amargura, y sin aires de revancha”, pero también, agregaría, de la mano de nuestro viejo amigo: el Dios Jano.

 

¡Muchas gracias y Buenas Jornadas!

Graciela Esperanza

 

Ciudalitica | 2018

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