Los tres puntos mencionados arriba son coordenadas que nos permiten abordar la cuestión de la histeria, tanto en Freud como en Lacan. Respectivamente se refieren a la conversión como mecanismo de producción del síntoma, a un afecto de contenido sexual que se rechaza y a la pregunta histérica ¿qué es ser una mujer?
Son cuestiones organizadas conceptualmente en un registro psicopatológico, clínico, como discurso y como modo de subjetividad (1)
El cuerpo en la histeria
Los casos de psicoterapia de la histeria de Freud muestran principalmente las formaciones sintomáticas alrededor del cuerpo, que no corresponden a una causa orgánica sino a un contenido psíquico. Sensaciones olfativas en el caso de Miss Lucy, que se constituyen como un símbolo mnémico. En Miss Lucy se destaca el conflicto amoroso. Qué era lo que justificaba la conversión, se pregunta Freud. “…en los casos de adquisición de la histeria es indispensable la existencia de una previa condición: la de que una representación sea expulsada voluntariamente de la conciencia (reprimida) y excluida de la elaboración asociativa”. La cuestión del cuerpo en la histeria queda muy bien expresada en el siguiente párrafo: “la magnitud de excitación que no puede entrar en asociación psíquica encuentra, con tanto mayor facilidad, el camino equivocado, que conduce a una inervación somática” (2)
La sexualidad
El caso Catalina, a diferencia del de Miss Lucy nos muestra claramente el elemento sexual, cuando la paciente es perseguida con fines sexuales. El síntoma se produce, no en un primer momento, sino en escenas que suceden en años posteriores. Freud desarrolla aquí su teoría del trauma, planteando que los efectos sobre la paciente “adquieren más tarde poder traumático” (3)
La pregunta histérica: qué es ser una mujer.
El caso paradigmático de Freud, Dora, extenso y por momentos complejo nos deja múltiples líneas de investigación: el amor al padre, el deseo insatisfecho, la identificación al hombre, pero nos centramos en la pregunta que organiza el síntoma y es qué puede ser deseable en una mujer. Es Dora la que se pregunta, sin hacerse esa pregunta explícitamente, pero sí en la fascinación por la vecina amante del padre. La histérica se pregunta sobre qué es ser una mujer por intermedio de la mirada masculina, de ahí la identificación al hombre, para saber qué desea un hombre en una mujer. Dice Lacan: “Toda la historia de Dora cabe en esta oscilación por la cual ella no sabe si solo se ama a sí misma, a su imagen magnificada en la señora K, o bien si desea a la Sra. K” (4)
*Texto que contiene alguno de los puntos desarrollados en Taller sobre la Histeria en el CID Santiago en el mes de Noviembre del 2022.
Citas
Ciudalitica | 2018
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