Clase n°3: "PERVERSIÓN Y PSICOSIS. RENEGACIÓN Y FORCLUSIÓN". Docente: Patricia Moraga

Psicoanalista, miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis y de la Escuela de la Orientación Lacaniana. Magister en Clínica psicoanalítica de la Universidad Nacional de San Martín y docente de la Facultad de Psicología de la UBA.

 

El retorno sobre el propio cuerpo, la voz media o refleja y la pasividad es en el hacerse. Lacan dice “recién en el tercer tiempo de la pulsión, en la voz pasiva, el circuito de la pulsión termina su recorrido”. Qué quiere decir. Si bien esto es en la voz pasiva, Lacan resalta siempre -leyendo Pulsiones y destinos de pulsión- que en la pulsión hay un primer tiempo, por ejemplo, pegar. ¿Se acuerdan del texto Pegan a un niño? Bueno, voz activa. En el segundo, tenemos pegarse como voz media o refleja. Es tomarse a si mismo como objeto en el cuerpo. En el tercero se tiene que buscar a otro que ejerza la función de sujeto, dice Freud. El sujeto se coloca en el fantasma en el lugar de objeto, haciéndose pegar por el Otro. Entonces, en el tercer tiempo gramatical, es la voz pasiva, pero Lacan dice que la pulsión no es pasiva, la pulsión siempre es activa y, en lugar de decir como Freud, “soy pegado por el Otro”, que sería el tercer tiempo de la pulsión, dice “hacerse pegar por el Otro”, donde resalta lo activo de la pulsión. Este tercer tiempo, el hacerse pegar, Lacan dice es masoquista.

 Por medio de la pulsión Lacan introduce algo que había dejado fuera de su enseñaza y es que para gozar se necesita tener un cuerpo. El goce es siempre en el propio cuerpo, no es en el cuerpo del Otro, por eso llama a ese goce, autista, porque es en el propio cuerpo. Se goza en el cuerpo, el cuerpo se goza, no es que gozamos del cuerpo, el cuerpo se goza. Este tiempo es fundamental. Pero esto es la pulsión, no es la perversión. La pulsión necesita hacer surgir al Otro por medio del masoquismo, en el hacerse pegar. Lo que hace la pulsión es ir a buscar un objeto en el campo del Otro para luego extraer ese objeto del campo del Otro, dar una vuelta en torno al objeto y satisfacerse en el propio cuerpo. El goce es en el cuerpo. ¿Qué quiere decir? Por ejemplo, hacerse pegar por el Otro, hacerse mirar por el Otro, extraer una mirada del Otro, hacerse chupar por el Otro, todas las pulsiones. Quiere decir que, si no hay Otro, la pulsión no puede terminar su recorrido, entonces necesita hacer surgir el campo del Otro y el modo de satisfacción de la pulsión siempre es masoquista. El modo de satisfacción de la pulsión es masoquista, porque es el hacerse. Esto es la pulsión. Lacan dice, la perversión no es la pulsión, la pulsión no es perversa, su modo de satisfacción es masoquista. ¿Cuál es la diferencia?

Volvamos al significante de una falta en el Otro, esto es, el significante de una falta en el Otro es lo mismo que decir no hay Otro del Otro, o el Otro no existe. Porque si existiese el Otro del Otro seria completo, pero si en ese Otro hay una falta eso instaura que el Otro no es completo, pero, además, que no existe. Cuál es el significante que Lacan había dicho que era el significante que hace existir a la batería de los significantes: el Nombre del Padre. Después va a decir, el significante de la falta en el Otro pone en cuestión al Nombre del Padre, no es que el Nombre del Padre es el Otro del Otro, o la garantía. Entonces el Otro no existe, esto es una barra (pizarrón) en el Otro, estructuralmente, hay una falta. Lo que distingue a las estructuras clínicas, a la psicosis no, pero a la neurosis y a la perversión, es qué solución o qué tratamiento se hace, cuál es la respuesta que las estructuras, dan a esta falta en el Otro.

La perversión. Hay dos momentos, el momento en que Lacan trabaja en el Seminario 10 donde él lee la perversión al mismo modo que lo hace Freud. Dice, en el encuentro con la castración del Otro, en el encuentro con la castración materna, el perverso lo que hace es obturar esa castración materna, desmentir esa castración materna, por medio de fijar una imagen que intenta colmar la castración del Otro desmintiéndola: el fetiche. Entonces dice, el menos phi de la castración, como lo escribe Lacan, es colmado para obturar la falta con un objeto a que cumple la función de fetiche. Pero lo gracioso del asunto, esto es, desde el punto de vista del falo, es que ese objeto que va a ir a decir “no, no esta castrado” o “ahí no hay falta”, al mismo tiempo que intenta colmarla resalta que hay castración. Tiene ese doble juego. Pero es una imagen, eso es lo interesante. Es como si el perverso se quedase detenido en un momento anterior dice Freud. Antes sabe que está la castración, no es que no lo sabe, lo sabe, pero lo desmiente y se queda detenido un momento antes, preñado de una imagen que va a venir a ese lugar. Entonces, en el Seminario 10 Lacan sigue a Freud y dice el objeto a, el objeto fetiche, viene al lugar de la falta, viene a tratar de obturar la falta, pero no la colma. En el Seminario 11 Lacan da una vuelta más a la perversión y en el Seminario 16 hay un capítulo que se llama la clínica de las perversiones, que es precioso y fundamental sobre el tema.

En el Seminario 11 Lacan, va a analizar la perversión, pero no la articula con el falo. Va a situar la diferencia con la neurosis, porque si ustedes ven el matema: el menos phi y arriba el a, esto es, la condición neurótica de elección de objeto. Digo, un hombre elije, porque la condición fetichista es del lado masculino, no es del lado femenino, Lacan lo señala, un hombre elije a una mujer por un rasgo, no la elije en su totalidad, la elije por un rasgo. Ese rasgo es lo que determina la elección de objeto. Entonces, en el fantasma se comprueba, del lado masculino, cómo el objeto, que es colocado acá, es colocado en tanto que tiene algo en sí, el falo, que lo hace deseable. Pero este objeto es la condición de deseo y de goce para un hombre. Esto es general, es la condición fetichista general. Un rasgo que tiene que tenerlo, que desencadena el deseo del lado masculino y la condición de goce, pero que tiene que estar presente. Si no esta presente, desaparece el deseo y desaparece el goce del lado masculino. Entonces Lacan dice que lo que caracteriza a la perversión, es la voluntad de goce. Eso es lo principal, que en el perverso hay voluntad de goce.

Lo que me interesa señalar, acá hay una falta (pizarrón), Lacan va a decir que ésta falta que hay acá es como la estructura misma, topológica, que lo que produce es una atracción de goce. Lo que va a ir a este lugar es el objeto a, para tratar de colmar esa falta en el Otro. La diferencia, entre la pulsión y la perversión, es que la posición del sujeto está en el lugar del objeto, él se hace objeto para producir la división en el Otro, para llevar el objeto a, al campo del Otro. Esa es la diferencia. Es la instrumentalización que el perverso hace del objeto.

Los perversos en general no van a análisis primero, si van a análisis duran dos o tres sesiones, porque el perverso sabe como alcanzar el goce, no esta desorientado como el neurótico. Su pregunta no es qué deseo, qué quiero, cómo lograrlo, no. Él sabe cómo lograrlo, sabe cómo alcanzar el punto. Pueden ir a análisis, pero porque tal vez su perversión le ocasiona demasiados problemas, cuando de repente se descubre algo en relación a la mujer, los hijos y demás, en lo social. Pero no van a ir a cuestionar su perversión. Si van a cuestionar su perversión no es un perverso. Seguramente el que se va a cuestionar y se va a angustiar es el analista, no el perverso. Entonces, hay una orientación de Lacan y es que, en la perversión, si uno tiene un encuentro con un perverso, no hay que ir por el lado de señalarle el goce porque eso ya lo sabe, lo sabe mejor que uno, nos puede dar una lección. Sino ir por el lado del deseo y por el lado de la falta, tratando de ubicar lo que no sabe, no el lado del goce, no orientarse por el goce. Lacan dice hay que orientarse por el goce, siempre hay que orientarse interpretando el goce. En el caso de la perversión no, sino nos puede dar la clase y no se modificaría nada.

Lacan sitúa cuatro pulsiones. La pulsión oral con el objeto, siempre es un semblante, un representante, que es el pecho porque como el objeto primero se perdió todo lo que viene después son representantes. Segundo, la pulsión anal -estas dos están en relación a la demanda del Otro-, con las heces como objeto. Tercero, la pulsión escópica, la mirada. Y la pulsión invocante, la voz, el objeto voz.

La mirada, la pulsión escópica, se divide en dos según el tratamiento que se haga del objeto: hacerse ver por el otro, es decir, hacer surgir la mirada en el campo del Otro exhibicionismo, o mirar. Mirar lo imposible de ver, porque el objeto está perdido, imposible de ver, voyeurismo. Esta tiene como objeto la mirada y se trata siempre de, por un acto exhibicionista, por ejemplo, hacerse ver por el otro, hacer surgir la mirada del Otro es hacer surgir el objeto en el campo del Otro. En el mismo lugar donde está la falta en el Otro se hace surgir ese objeto. El exhibicionismo lleva la mirada al campo del Otro, haciéndola surgir. Se podría decir que lleva el goce al campo del Otro. No es una ficción, no es que el Otro goza, el hace surgir la división en el campo del Otro y hace surgir el objeto a mirada en el campo del Otro. Si el Otro no se barra, si el Otro cuando ve un exhibicionismo no hace nada, el perverso exhibicionista fracasa. Es importante el efecto de sorpresa, porque si uno ya sabe que va a pasar eso fracasa. Él es el efecto de sorpresa que produce en el Otro y lo barra. La división es del Otro y el objeto aparece en el campo del Otro.

En la pulsión invocante tenemos dos, como en el objeto voz, el sadismo y el masoquismo como estructura perversa. Lacan introduce una ironía, una ironía terrible y una ironía que interpreta cuando dice que Kant es un perverso, cuando lee el imperativo categórico kantiano que es la ley universal, la ética kantiana. Para Kant hay una ley universal que rige para todos sin excepción, el único que se salva de esta ley es la voluntad santa o la voluntad buena, es una ficción. Pero para Kant para que esta ley se cumpla hay que dejar por fuera, y este es el punto, todo lo que es del orden de lo patológico. La ley no se puede determinar por lo patológico. Pero qué es lo patológico, es el deseo. O, determinar la ley “bueno voy a hacer una ley universal ahora” tiene que ir en contra de eso. No voy a robar, por ejemplo. El imperativo categórico dice que no voy a robar, podría robar en esta situación, pero esta situación se va a convertir en una cuestión universal, voy a hacer una ley de esto “no robaras” y demás. Kant dice no, la ley no puede estar determinada por el gusto, por el placer, por lo estético. Eso es del orden de lo patológico. La ley se determina en sí misma. Entonces Lacan dice que el imperativo categórico kantiano es un imperativo de goce, es a todos el mismo goce, voy a aplicarles a todos la voluntad de goce. Interpreta la voluntad kantiana como voluntad de goce. Porque en especial, esto lo dice en relación al sadismo, cuando uno lee el marques de Sade, Sade escribía y era un teórico, lo libros que escribe son muy aburridos. Bueno, los libros que escribe son sádicos, es más, Krafft-Ebing que es un psiquiatra, clasificó, inventó una perversión y a esa perversión le dio el nombre de sadismo, le puso el nombre del Marqués de Sade; así como a otra perversión le puso masoquismo, y ese masoquismo viene de otro escritor que se llama Leopoldo Sacher-Masoch, que es quien escribió La Venus de las pieles y después se hizo una película. Sacher-Masoch es mucho más divertido porque es otra literatura, es otro el modo de decir, porque son dos estructuras diferentes. Pero Sade, en la vida, como sujeto, no era un sádico, era un masoquista. Estuvo encerrado, pobre, su obra se quemo, desapareció, y fue encerrado por la suegra. Fue una tragedia la vida de Sade.

Lacan dice que el sádico produce la división en el campo del Otro, produce el cuerpo dividido en su existencia en el cuerpo de la victima que es aquel que sufre todos los actos del libertino sadeano. Pero todas las torturas que el libertino realiza sobre sus victimas tienen que ser dichas. El goce que alcanza el sádico no está en el hecho mismo de pegar o de hacer sufrir al Otro, está en el razonamiento que acompaña todos los actos. Por eso lacan dice que el sádico es frío, es analítico, como Kant. Es frío y es analítico porque si hay un goce, es el goce en el pensamiento, es el goce en el razonamiento. Todos los actos violentos, todos los actos que se ejercen, de tortura sobre las victimas, tienen que ser hablados, razonados, tienen que ser justificados. No puede haber ningún goce que esté implicado en hacer la tortura en sí misma, tiene que tratar de vaciar eso del objeto, no tiene que haber nada, no tiene que haber un goce, no tiene que haber un placer, la cuestión está en el razonamiento, en lo analítico de la demostración. Por eso Lacan dice “lo propio del sadismo es la apatía”, uno se aburre, hay un momento en el que uno se aburre, es apático, el texto es apático. Lo propio del sádico es la ironía. Un sádico, dice Lacan, no temería que aquellos sufrimientos o torturas que ejerce sobre el Otro sean ejercidos sobre sí mismo, porque seria alcanzar el colmo de la realización.

George Bataille, que tiene un texto que se llama El erotismo. Bataille decía el Marqués de Sade nos enseña el exceso que nos funda en tanto sujetos, que siempre el goce se presenta bajo la forma del exceso. Dice que no hay ninguna relación entre el lenguaje de los victimarios y el lenguaje de las victimas. En el nivel del goce, esto lo dice Bataille, no hay comunicación posible. Una cosa es lo que dicen los victimarios y otra cosa es lo que dicen las victimas. No hay relación. Lacan señala que la perversión que llega más lejos es el masoquismo. El masoquista, la perversión masoquista nos enseña la importancia que para el masoquista tiene el partenaire, el Otro. El masoquista, como Sacher-Masoch, tiene que encontrar a un partenaire al cual él enseña lo que tiene que hacer, las torturas que le tiene que aplicar a él mismo. Tiene que ser una mujer que se presente como débil, como que no sabe mucho, y él hace de esa mujer débil una mujer poderosa, la convierte en un tirano. Le da el objeto a ella, traslada el objeto al campo del Otro. Cuál es ese objeto, la voz. Y cómo lo hace. Deleuze, en Lo frío y lo cruel, dice que el masoquista es un pedagogo porque tiene que educar a la mujer que va a ser su partenaire. No es que la mujer que es su partenaire es sádica en su naturaleza o tiene un gusto en pegar, no. Él la educa, la convence, le sugiere de tal modo que ella actúe como partenaire de él. Wanda la heroína, de La venus de las pieles, de Sacher Masoch, lo tenía que mantener como mayordomo en su propia casa durante seis meses, pero por contrato, le tenía que dejar dos horas para trabajar, para escribir. El segundo contrato era más estricto, tenía que estar como un perro, iba a dormir al establo, tenía que comer en el piso.

Entonces, en resumidas cuentas, Lacan lo que dice es, el masoquista le da el objeto voz al Otro, lleva el objeto voz al campo del Otro, se queda sin palabras, es ella la que habla y ordena, pero toda la operación es del masoquista. Es ella la que habla y la que ordena y él obedece como un perro, como Sacher-Masoch. La perversión parte de que en el Otro hay una falta y a partir de eso lo que hace es completar al Otro, introduciendo en el Otro un goce por medio del objeto a. Es decir, que hace existir al Otro, le da consistencia. Pero lo que no sabe el perverso y es lo que señala lacan, es que el perverso cree que goza cuando en realidad trabaja para el Otro, trabaja para producir la barradura y el goce en el Otro. Y eso es lo que el perverso desconoce. Lo que desconoce es que es él un objeto, un instrumento del goce del Otro, trabaja para hacerlo gozar y dividirlo, para que el Otro se angustie.

Si el significante del Nombre del Padre es el significante, como decía Lacan en el Seminario 5, es el significante del Otro, es el significante que hace existir al Otro de los significantes. El significante del NP, es el Otro, del Otro.  Si hay forclusión del significante del NP, entonces, lo que hay de entrada es la inexistencia del Otro, el Otro no existe, como lugar del saber. La psicosis no consiente a la impostura paterna, no consiente al semblante del Nombre del Padre. Uno cuando escucha a los psicóticos, escucha una versión del padre delirante, pero no escucha la versión, de que él crea en el padre. El no cree en el padre porque no el significante del NP no opera, no cree en él, y tiene razón, porque está forcluido. No cree en el saber del Otro, de ahí toda la ironía del psicótico, pero sí cree en su voluntad de goce, ese es el problema. No cree en el Otro como saber, no cree en la infatuación del padre. Lo que dice Joyce de su padre. Su padre era carente, era impotente, no le transmitió nada, eso lo dicen los psicóticos, no me dio herramientas, no era un padre, y tiene razón, porque no funciono así, el Nombre del Padre. Pero sí, el goce aparece en el campo del Otro para la psicosis y el sujeto puede quedar como un mero objeto a merced a ese goce. En la psicosis no hay un no querer saber, porque un no querer saber es la neurosis, no hay nada ahí, el psicótico al no tener el NP tiene que inventarlo. Entonces mucho más rutinario es el neurótico, porque el psicótico, al no tenerlo, tiene que inventar las respuestas, las soluciones.

El analista se orienta tratando de ubicar si hay signos forclusivos o no, no lo sabe de entrada. Pero si notas que hay signos forclusivos no hay que seguir por esa vía porque él te lo dice. Vos le haces un equivoco y te mira “¿y qué?” y hay que detenerse porque ahí hay un agujero, no es el no querer saber de la neurosis. Hay que tener cautela, porque el analista con la psicosis, pero también con la neurosis, tendría que ser la posición del analista, dejarse enseñar sobre eso, sobre cuáles fueron los recursos que encontró y acompañarlo de una manera activa en esas soluciones, pero no forzar porque detrás no hay nada.

Al no haber NP lo que hay es el Ideal, funciona el Ideal del yo pero que no es el NP. Entonces, el analista si esta en lugar del Ideal del yo, el peligro es que rápidamente puede virar a la erotomanía, “el Otro me ama”, como en el caso de Schreber, “el Otro quiere tener algo conmigo”, o a la persecución, el analista lo persigue. Y entonces es complicado cómo maniobrar en la transferencia, a qué lugar nos convoca el analizante, porque hay que ir al lugar que nos convoca el analizante, pero sabiendo no caer en el lugar del Otro del saber, porque si no puede aparecer la erotomanía o la paranoia.

Yo había pensado cuando tenía que preparar lo de psicosis, hacer la distinción entre lo que es la psicosis ordinaria y la extraordinaria y lo que me intereso investigar es el concepto de enganches y desenganches. Primero voy a contextualizar el problema.

La investigación de la psicosis ordinaria se inscribe en un programa de investigación que tiene una temporalidad. En 1997 hubo un encuentro clínico que es en Arcachon, que se llamó la conversación de Arcachon y un año antes el conciliábulo de Angers que es de 1996. Esos dos encuentros, que son conversaciones clínicas están agrupados en un libro que se llama Los inclasificables de la clínica psicoanalítica. El tercero que fue en 1998 en Antibes, es de donde proviene el titulo de otro libro que continua estas conversaciones anteriores y que se llama Psicosis ordinaria. En estas dos conversaciones -la de Arcachon y la de Angers- de lo que se trataba era de investigar nuevas formas de presentaciones clínicas que aparecían como siendo atípicas y difíciles de clasificar, eran casos raros. Estaban clasificados como casos raros y que presentaban un problema de diagnóstico para el analista. Esos casos, que eran casos raros, pasaron a ser casos frecuentes. Cuando se empezó a investigar sobre estos casos, lo que se encontró fue que había muchos casos que eran difíciles de diagnosticar, si se trataban de una psicosis o si se trataba de lo que el DSM clasificaba como categorías clínicas difusas, si eran neurosis, si eran borderline.

El concepto de psicosis ordinaria, que no es una categoría clínica, intenta precisar el diagnostico estructural entre neurosis y psicosis, es decir, salir de la nebulosa. Y es además una respuesta política de la AMP en relación a los DSM y a las clasificaciones diagnosticas propuestas por las neurociencias. Entonces, es una cuestión ética y es además una cuestión política porque exige de parte del clínico un esfuerzo por diagnosticar la presencia o ausencia del Nombre del Padre cuando se encuentra con un caso clínico raro. Esto tiene un antecedente. Las formas raras clínicas se las trato de investigar a la luz de dos conceptos, el concepto de sinthome y el lazo social, el problema del lazo social. El antecedente es Joyce porque en el Seminario 23 Lacan dice que la forclusión del NP en el caso de Joyce está probada, pero que sin embargo Joyce no presenta una psicosis clínica, no está desencadenado; como si presenta su hija Lucia que era una esquizofrénica que estuvo internada. Pero es el caso Joyce el que permite investigar la diferencia entre un diagnostico de psicosis estructural y una psicosis desencadenada, porque en el caso de Joyce no esta desencadenado porque hay algo que viene a suplir -estamos en la clínica nodal- la falla en el anudamiento de los tres redondeles. Lo que suple en Joyce, es un invento de Joyce, es la falla en el anudamiento, es el sinthome que inventa Joyce, que es hacerse un nombre, en el lugar de la forclusión del NP, y se hace un nombre por medio de la escritura, ese es el punto en Joyce. Entonces, el sinthome en Joyce es una suplencia del Nombre del Padre que se muestra sólida, se muestra solida porque en Joyce no hay desencadenamiento, no se produce la separación de los nudos, se mantienen unidos por este cuarto que suple la función del NP.

En esta investigación se retoman conceptos lacanianos y se ubica que lo que determina la diferencia entre la neurosis y la psicosis, ya no la perversión, es si hay o no hay inscripción del NP. Si no hay inscripción del NP lo que hay es forclusión, y la forclusión del NP es el diagnostico estructural de psicosis. Lacan en De una cuestión preliminar a todo tratamiento de la psicosis de 1958 dice que el diagnostico de psicosis se comprueba con la forclusión del NP. Y cómo se comprueba. Ubica el desencadenamiento de la psicosis que él llama típico. El desencadenamiento típico es que hay una relación especular imaginaria entre el yo y el otro, a y ‘a, y aparece en posición tercera el un padre. Aparece el un padre en la psicosis -es llamado en esa posición tercera el significante del NP- como hay un agujero que es forclusivo del NP lo que responde en ese lugar es el un padre. Este desencadenamiento es lo que Lacan denomina desencadenamiento típico por el encuentro con: un padre. En el lugar donde es llamado el NP al estar forcluido, aparece, un padre en lo real.

Pero en los casos que se presentan en Los inclasificables de la clínica se constata el agujero forclusivo, que no está inscripto el NP, pero sin embargo en muchos casos no se puede ubicar en la clínica esta forma típica de desencadenamiento. Se produce un desencadenamiento muchas veces por el encuentro con un goce, por ejemplo, ante un encuentro sexual, que se presenta sin poder ser simbolizado para el sujeto. Entonces, Lacan dice, si no puede ser simbolizado por el sujeto, el sujeto no puede significar ese encuentro sexual dándole una significación fálica.  Entonces ubica dos tipos de desencadenamiento, pero los dos son de psicosis. El desencadenamiento típico, que es Po (Pi sub cero) porque lo que está forcluido es el NP, y el segundo desencadenamiento que es el encuentro con el goce, que se presenta como otro goce y que no puede ser significado por el falo porque esta forcluido, y denomina Fi sub cero. Estos dos desencadenamientos producen síntomas diversos.

El desencadenamiento por Po, la forclusión del NP, dice lacan, lo que produce son alucinaciones auditivas, pero además lo que se encuentra como presente es la significación personal, me quiere tal cosa, pero lo que aparece en primer termino son los trastornos del lenguaje, los neologismos. Mientras que en el encuentro con Fi lo que aparecen son los fenómenos en el cuerpo y otros tipos de síntomas que son más difíciles de localizar porque aparecen en otras estructuras que uno no puede comprobar que sea una psicosis, como por ejemplo las alucinaciones visuales, olfativas y demás, que no solamente aparecen en la psicosis, pueden aparecer en otras estructuras. Pero lo propio de este segundo desencadenamiento por Fi es que lo que aparece es una experiencia en el cuerpo que no puede ser localizado, aparece un goce en el cuerpo deslocalizado, los fenómenos de cuerpo. Además, en los relatos que hacen los sujetos, se localiza ese momento por ejemplo de separación del cuerpo, de despersonalización, de verse como separado del propio cuerpo o una invasión de goce que no tiene limites y que no puede ser localizado cuando está el desencadenamiento por Fi, la forclusión del falo.

Ahora bien, cuando Lacan conceptualiza la forclusión del NP está hablando al nivel de los matemas, porque lo que toma como referencia es la metáfora paterna. La metáfora paterna: está el deseo de la madre que es un significante y no se sabe el valor de ese deseo de la madre, es un enigma, es una x que hay que descifrar. Lo que responde por este deseo de la madre es el significante del NP que sustituye al significante del deseo de la madre y significa éste deseo como deseo de falo, le da una significación fálica al deseo. Quiere decir que el Nombre del Padre tiene dos funciones ya en 1958. Por un lado, abrocha el significante y el significado, detiene la significación, y toda significación va a ser fálica, y por el otro lado, significa el goce dándole un valor fálico, es decir, la parte de goce, que puede ser significada como goce fálico.

En 1970 Lacan produce un viraje porque va a pasar de la estructura lingüística a la estructura nodal o topológica. Va a pensar la estructura a partir de los nudos. Va a ubicar tres redondeles de cuerda que son real, imaginario y simbólico. Ya no se trata de la primacía de lo simbólico sobre el registro de lo imaginario y lo real, los tres son unos, los tres tienen existencia y consistencia. Entonces va a decir que en la neurosis el nudo es borromeo. Los tres redondeles están sueltos y lo que los anuda es un cuarto, este cuarto que anuda los tres en la neurosis es el NP. Si se corta el NP los tres se sueltan. En la psicosis el nudo no es borromeo. Qué significa. Que pueden estar dos nudos, dos redondeles de cuerda anudados entre si y un tercero suelto, por ejemplo, como en el caso de Joyce, está anudado el simbólico con el real pero el imaginario está suelto, y lo que anuda, engancha el imaginario a los otros dos es el sinthome como cuarto nudo. Sinthome es lo que remeda el lapsus en el nudo, lo que no está anudado, va a ir al lugar exactamente de la falla en el nudo, del anudamiento.

Cuando Lacan plantea la clínica nodal parte de una forclusión, que no es la forclusión del NP. Lacan dice que hay una forclusión, que es una forclusión generalizada, que vale para todo ser hablante. Esa forclusión generalizada es que la relación sexual no puede escribirse en el inconsciente. No hay escritura de la relación. Esto lo dijo siempre, lo único es que en 1970 dice está es la forclusión generalizada. Porque Freud también lo decía “en el inconsciente solo hay un termino que es el falo”, no hay escritura de lo femenino en el inconsciente, la oposición es fálico-castrado, pero no hay escritura de lo femenino. Si hay escritura de lo femenino podríamos tener la relación escrita pero no la hay, y Lacan viene sosteniendo esto de entrada. Ya en el Seminario 4 dice “para constatar que no hay relación sexual no hace falta más que escuchar las peleas de pareja o lo que hablan las mujeres o los hombres en relación a las parejas, el malentendido es estructural”. Ahora va a decir hay algo que es una forclusión generalizada, se parte de una forclusión generalizada, que es que no se puede escribir la relación sexual. Eso es lo que Lacan denomina lo real como lo imposible de escribir. El NP, por ejemplo, en relación a lo real, “no hay relación sexual”, es un semblante, esto es un cambio.

El NP es el modo en que el neurótico trata lo real. El modo en que significantiza el goce es por medio del NP. Pero no es el único. Lacan va a establecer una equivalencia entre el NP y el sinthome. El sínthoma cuando anuda, cuando cumple una función de anudamiento, es equivalente a la del NP. En la función de anudamiento -yo dije el NP anuda significante y significado- ahora el NP o los síntomas anudan los redondeles de cuerda, abrocha, cumplen una función de broche. Entonces Lacan dice que hay equivalencia entre el significante del NP y el sinthome. Que el sinthome como cuarto tiene una función de anudamiento de los otros tres y que este sinthome en la neurosis es el NP y en la psicosis hay invención. El psicótico nos enseña qué invento para anudar esos tres a falta del NP.  

Y aquí nos encontramos con un pequeño problema porque Lacan en el Seminario 23 dice el sinthome tiene una función de anudamiento y también enlaza, anuda al ser hablante con el Otro sexo, quiere decir que el Otro sexo es puede ser un síntoma para el ser hablante. Miller dice la psicosis ordinaria es una psicosis, es una distinción que hacemos en el interior del campo de la psicosis. ¿Cómo se hace esa distinción? En base a la presencia o ausencia del punto de basta, o a la presencia o ausencia del NP. Pero en el caso de la psicosis ordinaria el asunto es si hay o no hay un síntoma que haga de punto de capitón, que abroche. Entre que haya y no haya, hay toda una gradación. Dice, si no hay punto de basta estamos en la nebulosa. Entonces, si alguien quiere saber lo que es una psicosis ordinaria, lean en Los inclasificables. La nebulosa, un texto que se llama La nebulosa, un paciente que se nombra como tengo una nebulosa, que es de Castanet o De Georges.

Entonces Miller dice el sinthome es el lazo al Otro, nombra a ese Otro como un Otro social, el sinthome anuda y es el lazo al Otro social. Y uno acá puede decir ¿es lo mismo el Otro social que el partenaire, el Otro sexo? Acá empiezan las investigaciones. ¿Es equivalente lo que dice Lacan a lo que dice Miller? Cuando uno dice anuda al Otro social está metiendo un término que es de la primera enseñanza de Lacan, está el sujeto y el Otro; entonces, ¿es lo mismo decir anuda al Otro sexo? ¿Qué es el partenaire sinthome? ¿Qué es el Otro social? No tengo la respuesta. Esto es una investigación.

A partir de considerar que el sinthome permite un lazo al Otro social entonces se puede decir que con el sinthome el ser hablante está en relación a los discursos, hace lazo con el Otro social. Lacan solamente nombró el discurso universitario, el discurso de la histeria, el discurso del amo y el discurso del analista. Dijo que la psicosis no estaba en los discursos, estaba cortado del lazo al Otro. Entonces la psicosis no hacía discurso -y tenía su razón-. Si uno nombra al sinthome como lazo al Otro social, cuando hay sinthome, entonces, hay lazo al Otro y es cierto que sirve. Podemos ponernos rigurosos para pensar si es o no lo mismo, pero es cierto que Joyce estaba en el discurso. Joyce escribía, era escritor, se hizo leer por todos y siguen leyéndolo. No se podría decir que no está en el discurso.

Entonces, cuando Lacan sitúa la forclusión generalizada, el sinthome viene a cumplir la función de anudamiento, como el NP, uno puede decir que se pasa del matema, que es la fórmula de la metáfora paterna, a los nudos. Entonces en este sentido, desde este punto de vista, hay continuidad entre la primera clínica y la segunda. Lo que Miller y todos los clínicos discuten en Los inclasificables y en La psicosis ordinaria es que hay en principio dos clínicas. Una clínica que es discontinuista, que es la clínica estructural, hay o no hay nombre del padre inscripto, esa es discontinuista porque nos da neurosis o psicosis, porque perversión esta con la neurosis, en el sentido que tiene NP-; o es una clínica continuista como es la clínica nodal. Y qué quiere decir que es continuista, no es que se puede pasar de la neurosis a la psicosis, eso no -no piensa nunca que se trate de eso, ni nadie lo piensa-. Lo continuista está dado por el concepto mismo de sinthome, porque si el sinthome es lo que anuda, a veces, el sinthome puede fallar y se produce el desanudamiento y, otras veces entonces, hay que encontrar otras formas de anudamientos. Entonces, es una clínica que permite pensar los sucesivos anudamientos y desanudamientos, o los posibles arreglos y desarreglos que va encontrando un sujeto. En este sentido es continuista, pero no es continuista en el sentido de que no se pasa de una neurosis a una psicosis. Para hablar de psicosis hay que comprobar que haya forclusión del NP. En esta conversación dice, está bien, en la neurosis la forclusión generalizada se suple con el NP, así que el NP es lo que anuda. Cuenta con el Nombre del Padre. Mientras que en la psicosis lo que viene a ese lugar es el sínthoma. Es verdad, hay equivalencia como función entre el NP y el sínthoma. Pero Miller dice, esto no exime al analista de hacer la precisión y la diferencia entre anudamiento por el NP, de una suplencia que no cuenta con el NP, que es otra clase de suplencia. Cómo mantener la rigurosidad, sino entramos en el DSM, dónde tenemos los border. Entonces, en esta conversación surgen términos que tienen que ver con esta definición del sínthoma como lazo al Otro social. Surgen nuevas definiciones. Por ejemplo, hablan de desarraigo-arraigo, en relación con el Otro social, inserción, desinserción, reinserción. Son términos que surgen para tratar de hacer el diagnostico de psicosis y fundamentalmente pensar el tratamiento en cada caso. La clínica es quien lo exige, por eso es investigación.

Surge entonces un concepto que muestra sus frutos, pero también sus problemas, que es el concepto de enganche. El concepto de enganche se puede pensar que es lo mismo que el sinthome porque engancha los tres. Cuando uno empieza a trabajar los textos, estos textos, no es exactamente lo mismo enganche que sinthome. El enganche cumple la función de sinthome, pero el sinthome muestra ser, como en el caso de Joyce, mucho más sólido y firme que un enganche. Cuando es un sínthoma lo que cumple esa función de enganche la estructura se muestra firme. Joyce no se desencadena. Entonces, junto con el enganche surge otro concepto que es desenganche. Y hay un sinónimo que es trabajado en la conversación de psicosis ordinaria que es el neodesencadenamiento. Porque no es el desencadenamiento típico. Estos neodesencadenamientos son sinónimos de desenganche.

 

Enganche

Voy a dar mecanismos de compensación: enganche.

Miller en 2008 presento un texto en un encuentro de la NLS, el texto es muy interesante, es el texto que se va a trabajar y se esta trabajando, en relación al próximo congreso en Barcelona que se llama Efectos retorno sobre la psicosis ordinaria. Es sumamente importante porque cuando ustedes lo lean van a encontrar que hay muchas de las definiciones que trabaja Miller en ese texto, que les va a servir para las nuevas presentaciones clínicas. Se presenta un caso clínico para uno, siempre es la clínica bajo transferencia, y entonces uno duda en el diagnostico. Es una histeria, después dice no es una histeria, para mi es una psicosis, pero no puedo ubicar el desencadenamiento y entonces, no hay fenómenos elementales explícitos, no hay trastornos del lenguaje explícitos, y entonces qué hacemos, es una psicosis, es una neurosis, y estamos todo el tiempo dando vueltas sobre eso. Miller en ese texto trabaja eso exactamente, que son estas nuevas formas de presentaciones clínicas atípicas.

En la conversación del texto de La psicosis ordinaria, un analista por ejemplo presenta un caso de histeria de cinco años. En la conversación surge que eso no es un caso de histeria, sino que es un caso de psicosis ordinaria diagnosticado, y tienen que dar las pruebas de por qué. Pero hay otro caso, por ejemplo, de alguien que atiende a una persona y no puede hacer el diagnostico y dice dudo todavía el diagnostico. Miller le pregunta hace cuánto que lo atiende, cinco años. Dice ya es raro, si cinco años atendiendo a alguien y duda del diagnostico es porque podemos pensar que es una psicosis ordinaria. Entonces, se trata de buscar en el caso los signos de la forclusión, cernir los agujeros, cernir los signos de la forclusión y una vez hecho el diagnostico de psicosis ordinaria -que no es como el de las extraordinarias- una vez hecho el diagnostico ya sea por fenómenos en el cuerpo o por constatar la forclusión, aunque no sea un desencadenamiento, hay que, hacer el diagnostico de psicosis. No sólo lo dice Miller, lo dicen todos, Castanet, De Georges, Maleval, que tienen muchísima clínica. Hay que hacer el diagnostico de qué psicosis se trata, si es una paranoia, una esquizofrenia y demás. Porque podemos pensar que si no se produce un desencadenamiento es porque es una psicosis compensada, es una psicosis sintomatizada. Hay un arreglo que permite el no desencadenamiento. Son psicosis bajo transferencia, o psicosis analizadas o medicalizadas. Son psicosis que se presentan como compensadas.

En ese texto Miller habla de un mecanismo de compensación. Dice, podemos pensar que hay un mecanismo de compensación que evita el desencadenamiento, o que inhibe la producción de los síntomas psicóticos, las alucinaciones, los fenómenos elementales. Lo llama make believe. Encontramos los antecedentes de ese mecanismo en Lacan.

 En el Seminario 3 de la psicosis Lacan analiza, toma los casos que había trabajado Helene Deutsch, donde ella dice que son casos que se presentan como compensados. Lacan habla de identificaciones conformistas. Dice que hay identificaciones que son conformistas, en 1956, la falta en lo simbólico produce un desorden en lo imaginario. Cuando falta no la imago paterna, sino el significante del NP el sujeto tiene que compensar esta falta por medio de una identificación imaginaria. Para esto dice que Helene Deutsch aisló un mecanismo que es el “como si”. Ciertos sujetos que no tienen la virilidad que hubieran recibido por parte del padre, por los emblemas simbólicos, y remedian esa falta por medio de una identificación imaginaria, se identifican con un semejante que le da el “como si”, de lo que tienen que hacer para asumir la virilidad. Es una muleta imaginaria. Encontramos esto en la página 275: “así el mecanismo del como sí que Helene Deutsch destacó como una dimensión significativa de la sintomatología de las esquizofrenias” -él está hablando de un caso de esquizofrenia-, “es un mecanismo de compensación imaginario. Verificaran la utilidad de la distinción de estos tres registros, compensación imaginaria del Edipo ausente”.

 Lacan porque interpreta estas identificaciones imaginarias como compensatorias, del significante del NP que les falto. Entonces, dice, esta falta del significante del NP, es algo que el sujeto deberá asumir largamente en su vida -en el mismo texto- a través de una serie de identificaciones puramente conformistas a personajes que le darán la imagen de qué hay que hacer para ser hombre. Encontramos en muchos casos, cómo la identificación al otro es una identificación que resulta compensatoria para el sujeto, y que le funciona durante un tiempo.

Lacan dice, que se puede producir un cataclismo en el sistema significante, y en lo imaginario por el encuentro del sujeto -esta es la forma de decirlo que tiene en 1956- con un significante que para él es inasimilable, que es el significante del Nombre del Padre. Y dice así, en el mismo Seminario 3, en la página 292, el psicótico vive compensado, tiene comportamientos aparentemente normales y ordinarios y de golpe se descompensa, es decir que eso que le funcionaba como enganche, la identificación imaginaria, en un momento deja de funcionar. Qué vuelve súbitamente insuficientes las muletas imaginarias que permitían al sujeto compensar la ausencia del significante. Cómo interroga o interviene lo que le faltó al sujeto. Cuando tiene que confrontarse con ese significante del NP y no está, eso que le podía funcionar como mecanismo de compensación deja de funcionar. Entonces, las identificaciones imaginarias funcionan como mecanismo de compensación.

En 1974 Lacan responde a esta pregunta de otro modo. ¿Qué es lo que puede funcionar como muleta imaginaria, como compensación? En el seminario 21, Lacan interpreta la civilización del momento, como una época del Otro que no existe. Hay una declinación del padre y lo social puede cumplir una función de anudamiento para el sujeto. Quiere decir que lo social puede cumplir la función para un sujeto de compensación, de mantenerlo sin desencadenarse. Dice, constatamos en la época actual una modificación en lo que hace al modo en que la época vive el amor. Estamos, en un régimen del amor que podríamos decir un régimen de hierro. Se constata la forclusión del NP en el nivel de lo social, en el nivel del discurso, dice, un modo de vivir el amor como un régimen de hierro, es signo de una degeneración catastrófica, porque es signo de la forclusión del NP.

Y entonces uno se encuentra con esto en la clínica. Sujetos que dicen, que no entiende nada cuando el Otro pide cosas en el nivel amoroso, no puede metaforizar, no puede entender, son pequeños signos, tienen que cuidar al hijo de una determinada manera, tienen que levantarlo de una determinada manera, todo lo que es higiénico, todo lo que es del orden de los ideales ellos pueden cumplirlo, pero no pueden ir más allá de los ideales. Si se rompe la relación al ideal, que ordena de manera rígida, se angustian con un goce que les vienen en exceso y no encuentran que hacer, como ser útiles.

Lacan dice: ¿qué es lo que suple esta degeneración catastrófica, que es la forclusión del Nombre del Padre en el nivel de la civilización, no sólo en el nivel del sujeto? Lo que suple, lo que puede suplir esa forclusión es un “ser nombrado para”. Este “ser nombrado para” no proviene del significante del NP, sino que es un ser nombrado que proviene del deseo, solo de la madre. Dice, se constata en una serie de casos donde el sujeto fue nombrado para, “fui nombrado para ser médico, mi madre quería que fuera médico, soy médico, no puedo salir de ahí”. Si el sujeto pierde la profesión de médico se puede producir un desencadenamiento, y así un montón de cuestiones. Entonces dice, es la madre sola, el deseo de la madre el que transmite, el “ser nombrado para” al hijo. Ese “ser nombrado para” cumple una función de suplencia. Lo señala con un detalle: en el caso del amor como régimen de hierro, el “ser nombrado para” es sin el NP.

La madre transmite el NP con el “no”, en el decir “no” con su pequeño cabeceo, al hijo. Y en ese decir no, amoneda, abrocha, el significante del NP y el amor. Entonces hace del amor, un amor vivible. En la clínica con los niños, lo que aparece muchas veces, es esa falta del “no”, que abrocha el NP, y nos encontramos con un amor mortificado, el régimen de hierro.

 

Maleval en un texto dice que las identificaciones imaginarias pueden funcionar como compensación, evitando el desencadenamiento, si están articuladas al ideal. Cuando se articulan al ideal demuestran ser sólidas, pero pueden duran un tiempo. Se produce un desenganche y después hay que buscar otra vez el enganche. Es importante clínicamente tratar de ubicar qué produjo el desenganche. Porque si uno puede ubicar el desenganche, puede orientar el tratamiento en relación con un enganche nuevamente.

Ejemplo de esto, de cómo la identificación imaginaria, articulada al ideal, permite localizar un goce. Les doy un ejemplo de Rousseau. Rousseau se desencadena como una psicosis paranoica, un delirio paranoico persecutorio mucho tiempo después, un primer enganche encontramos que es compensatorio y es mucho anterior al desencadenamiento. Rousseau no sabía qué hacer con su vida, andaba por todos lados, había sido relojero, carpintero, copista de partituras.

Tenía un amigo -en esa época se tenían amigos importantes- que era Diderot. Diderot había sido encarcelado. Lo va a ver a Diderot a la Bastilla, estaba encarcelado. Se angustia mucho por Diderot, el dice en su texto Las confesiones, que había sido encarcelado injustamente. Cuando regresa caminando –hasta ese momento él no sabia qué hacer con su vida–, dice tener una revelación.

Lo que se le impone como revelación es que él va a ser escritor. Esa es su revelación. Había encontrado qué hacer con su vida. Cómo es que se produce esto. Rousseau se identifica con Diderot, el otro imaginario es Diderot. Diderot era victima del Otro, de la maldad del Otro. Quiere decir que Diderot era el objeto de la maldad del Otro. Eso le permite a Rousseau localizar el objeto de goce en el campo del Otro. Y eso desencadena una identificación con Diderot, pero porque estaba articulado a un ideal.

¿Cuál es el ideal? El ideal es que Rousseau se va a convertir en el virtuoso que le va a dictar las leyes al Otro: escribe El contrato social en Francia, para regular la maldad del Otro, para regular el goce del Otro. Esta compensación, que es imaginaria articulada con un ideal, le dura un tiempo. Después se produce un desenganche. Va a dejar toda la ropa que tenía, todo lo que le daba un prestigio, un estatus en lo social y se va a vivir al campo.

Entonces, vuelve al estado de naturaleza y escribe el texto Sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.

Rousseau desencadena un delirio paranoico, muchos años después, es muy interesante ver el contexto del desencadenamiento.

Rousseau se desencadena cuando es tocado su lugar de ser el virtuoso que le dicta las leyes al Otro. Él tenía el lugar ideal de dictar las leyes al Otro. El Otro para Rousseau no sabía nada, él le tenía que dar las leyes. Para Rousseau el Otro tenía una voluntad mala. Pero encontraba una forma de tratamiento con la literatura y en especial con la política. Escribe un libro que es su libro más preciado y querido que es el Emilio. Él dice que es su hijo ese libro. Hay una referencia al padre ahí. Ese libro, no es un delirio paranoico, sucedió de verdad, cuando ese libro sale publicado es censurado, no se permite su publicación, por los padres jesuitas. Segundo, se le cuestiona a Rousseau, el estatuto que Rousseau tenía en lo social, como virtuoso. En ese mismo momento se denuncia que Rousseau -que estaba escribiendo un libro sobre pedagogía, que era cómo educar a los niños, que era el Emilio-, había dejado a sus cinco hijos en un orfanato. En ese momento tiene el desencadenamiento. Desencadena un delirio paranoico que es perseguido por los jesuitas y además tiene que abandonar Paris. Es decir, desencadena un delirio paranoico, dice “estoy sometido a la mirada del Otro, tengo que dar continuamente testimonio de todo lo que soy por temor a que el Otro me juzgue, el Otro es un malvado que tiene malas intenciones, yo soy puro e inocente”.

Pero como muchos paranoicos, tiene razón. Digo, tiene razón de que el libro fue censurado, se prohibió su publicación y además se le ordena a Rousseau que debía abandonar Paris, y Francia. Recién puede volver a Francia muchos años después con una condición: no publicar más. Desde ese momento vive desencadenado porque la escritura sola, no le sirve.

Hume lo invita a su casa en Inglaterra. Hume, se vuelve su perseguidor. Al que llamaban el bueno de Hume, porque era correcto, generoso. Pero claro, Hume le da su lugar en el escritorio, que Rousseau llena todo con sus escritos. Hume dice, que en un momento que Rousseau no estaba, y teniendo alojado en su casa, a la pluma más importante de este siglo, no pudo controlar la tentación de entrar y mirar los papeles –no tocó nada–, mirar lo que había ahí. Rousseau se da cuenta de que habían entrado y dice, “Hume quiere perjudicarme”.

En ese momento, cuando está en el escritorio, Hume dice que lo notó a Rousseau sumamente angustiado, que de repente Rousseau se sube a upa de Hume, lo abraza llorando y le pide perdón. En ese momento tenemos, la única alucinación auditiva comprobada en el caso de Rousseau. Rousseau dice que lo que escucha de Hume -es una alucinación auditiva-, es tengo a Jean-Jacques Rousseau. En ese momento en la angustia, lo abraza a Hume y luego se va.

Entonces, en este caso se puede ver bien cómo una identificación al lugar de la victima de la maldad del Otro sirve como compensación en Rousseau y cómo esa identificación sirve en tanto esta articulada con un ideal, él es el virtuoso que va a dictar las leyes, va a hablar sobre la moral y las costumbres, la pedagogía al Otro, porque el Otro no sabe. El Otro no sabe, pero de lo que no duda, es de la maldad del Otro, o sea, no duda del goce del Otro, duda del saber del Otro.

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