Grupo de lectura Freud a la Letra.
Daniela Lescano*
El grupo de Lectura Freud a la Letra comienza en el año 2023, como una necesidad de recordar y trabajar antiguos textos fundantes del Psicoanálisis. Adentrarnos y volver a la lectura de Freud, para poder acompañar las enseñanzas de Lacan, no sin vueltas y complejidades.
Tomando las indicaciones de Lacan en Caracas, en 1980, en su último seminario cuando expresa, “yo soy freudiano”, en su interés por provocar el retorno a la lectura de Freud. Freud es un acontecimiento del siglo XX, que modifica la noción del ser humano en el mundo. Se atreve a desplazar al hombre del centro del universo, a adentrarse en el campo de la histeria, a estudiar la sexualidad infantil, discurre con personalidades de la época y construye su teoría con otros, utilizado en ocasiones misivas.
La modalidad del grupo: es la lectura con “disciplina del comentario”, de manera virtual y semanalmente (Martes 17:30 hs). Lacan plantea en 1953, que “comentar un texto es como hacer un análisis” y el lector, ha de utilizar todos sus recursos para interrogar al texto no solo en sus relaciones con el autor sino, en especial, para hacerle responder a las preguntas que nos plantea, tratándolo en su valor de transferencia. Y Miller explicita que, en la disciplina del comentario, “el texto pregunta y el texto responde. (…) Y las preguntas que pensamos plantearle, en realidad es el mismo texto el que nos las hace. Y las respuestas no son nuestras respuestas, sino las que buscamos en el texto mismo. Obedeciendo a este rigor el efecto de transferencia se produce de una manera implacable”. No basta entonces con poner distancia respecto al texto, con desalienarse de lo que dice, con “desuponer el saber” al autor. Para poder extraer la enunciación en juego, es necesaria la transferencia. (1)
Con esta modalidad:
En el primer año leímos el caso paradigmático de Dora (1905), que ubica en la cuerda floja con su abandono de análisis, al creador del Psicoanálisis. Lo transporta a pensar en las dificultades de los pacientes para asociar, como también en las dificultades del analista y la necesidad de la transferencia como motor del análisis.
Vimos como en los primeros textos de Freud, se observa todavía su impronta médica, interesado en las manifestaciones somáticas. Pudimos trabajar y comentar la obra fundamental de “Tres ensayos de una teoría sexual”, que dan cuenta del estudio minucioso sobre la sexualidad; considerándola fundamental en la causación de la neurosis. También trabajamos “El método Psicoanalítico” (1903) y “Consejos al médico”.
El segundo año, nos alineamos con el Seminario de Formación Permanente acompañando con la bibliografía propuesta por el CID3. Tomamos el Psicoanálisis desde su nacimiento, y tocamos temas como la hipnosis, histeria, sugestión, el método catártico y analizamos las resistencias. Retomamos textos leídos el año anterior como: “El método psicoanalítico” y “consejos al médico”.
Trabajamos el caso de Breuer (Anna O) que analiza Freud identificando la enseñanza fundamental que nos deja: que el analista se debe dejar guiar por el paciente más allá de sus prejuicios, conocimientos e intuiciones y por sobre todo mantener una distancia que permita operar. Esto dio lugar al método conocido como la “cura del habla”, o “limpieza de chimenea” como lo apodó la paciente. Este sería un antecedente para el método catártico, que posteriormente formuló Breuer, del cual Freud se valió luego para desarrollar la asociación libre. El estrechamiento de la relación entre paciente y médico precipitará la interrupción de la terapia. Por lo que los síntomas de Anna no fueron “curados”, sino que fueron apaciguados y volvieron luego de un tiempo, siendo internada en un centro de salud mental tiempo después.
Otros textos trabajados fueron: “Trabajos sobre técnica psicoanalítica”, “Sobre la iniciación del tratamiento”, “Sobre la dinámica de la transferencia” (1912), “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia “Nuevos consejos sobre la técnica del psicoanálisis” (1912-1914); textos que dan cuenta de la ocupación de Freud por el trabajo del psicoanalista.
Recordar, repetir, reelaborar (1914), texto que muestra el recorrido del autor para asir el inconsciente, casi siempre oculto, opaco, a través de sus manifestaciones.
Y como broche de oro, para acompañar el seminario analizamos con ayuda del profesor de Filosofía Carlos Brandán, “El banquete de Platón”, resultándonos interesante y rico el intercambio como enseñante.
Bibliografía
Freud, S. (1893-1895). Sigmund Freud obras completas. Estudios sobre la histeria (J. Breuer y S. Freud). Amorrortu.
Freud, S. (1896-1899). Sigmund Freud Obras completas. Publicaciones prepsicoanalíticas y manuscritos inéditos en vida de Freud (1966 ed., Vol. Tomo I). Amorrortu.
Freud, S. (1901-1905). Sigmund Freud Obras Completas. Fragmento de análisis de un caso de histeria (Dora). Tres ensayos de teoría sexual y otras obras (2011 ed., Vol. VII). Bs. As., Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1906-1908). Sigmund Freud Obras completas. El delirio y los sueños en la «Gradiva» de W. Jensen y otras obras (2010 ed., Vol. Tomo IX). Bs. As., Argentina: Amorrortu.
Freud, S. (1917-1919). Sigmund Freud Obras Completas. De la historia de una neurosis infantil (el «Hombre de los lobos») y otras obras (2009 ed., Vol. Tomo XVII). Bs. As., Argentina: Amorrortu editores.
Freud, S. (1925-1926). Sigmund Freud Obras completas. Presentación autobiográfica. Inhibición, síntoma y angustia. ¿Pueden los legos ejercer el análisis? y otras obras (Vol. Tomo XX). Amorrortu.
Freud, S. (1932-1936). Sigmund Freud Obras completas. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis y otras obras (2008 ed., Vol. Tomo XXII). Bs. As., Argentina: Amorrortu.
*Integrante del CID Santiago del Estero-IOM3
Grupo de Investigación Lo femenino y lo masculino en Psicoanálisis.
Lo femenino y lo masculino en psicoanálisis. Un trabajo alrededor del falo.
Francisco E. Ruiz*
Considero que el antecedente de la temática de este grupo fueron dos talleres sobre neurosis realizados con colegas del CID un año antes (2022). Un taller sobre histeria y el otro sobre la obsesión. Mi interés por lo femenino y lo masculino en parte proviene de ahí. La relación histeria y feminidad, una relación de oposición, había sido señalada por Lacan en el Seminario 3 Las psicosis. Silvia Tendlarz en uno de sus trabajos sobre la feminidad que hemos incluido en nuestra bibliografía, dice lo siguiente:
“Aquí la histeria y la feminidad quedan diferenciadas: la histeria recurre a la identificación viril para responder a su pregunta acerca de qué es una mujer; en cambio, el volverse mujer no supone de ninguna manera este tipo de identificación, por lo que Lacan señala que volverse mujer y preguntarse qué es son dos cosas diferentes y opuestas” (1)
En la misma dirección, el caso Dora trabajado en el taller sobre la histeria, nos mostraba con su primer sueño la imposibilidad de esta paciente de simbolizar el órgano femenino:
“Allí Lacan indica que la pregunta de Dora acerca de qué es una mujer intenta simbolizar el órgano femenino, pero su particularidad es que lo hace a través de la identificación al hombre portador del pene. La concepción de falo que opera es la de la prevalencia imaginaria, su valor de significado articulado al Edipo.” (2)
Esta incógnita sobre el órgano femenino, tema central en el sueño de Dora, nos conduce a la relación del sujeto freudiano y el falo. Podemos agregar también que desde los inicios del psicoanálisis y en toda la obra de Freud está presente ese punto traumático del encuentro del niño y la niña con la ausencia del órgano en el cuerpo de la madre, o bien la posibilidad de perderlo, o bien aún es pequeño ya crecerá, es decir, hay una consecuencia psíquica de la diferencia sexual anatómica.
Este último punto nos conduce directamente a revisar los textos de Freud como La organización genital infantil, La disolución del complejo de Edipo, La feminidad. Y de Lacan, La niña y el falo, dentro del seminario 5, El falo y la madre insaciable, dentro del seminario 4, entre otros.
Como vemos hasta aquí las elaboraciones sobre el falo, diversas en Freud y de Lacan resultan ser un punto teórico central para el psicoanálisis. Nos vincula tanto a la constitución del sujeto como también a la clínica. El falo es un elemento teórico que nos permite entender la relación del sujeto con la falta y al sujeto neurótico como aquel que no puede salirse del lugar fálico frente al deseo materno. Oscar Masotta, de quien hemos tomado también algunos textos, habla sobre el falo como un órgano con importancia estética, es un miembro que sale de la línea del cuerpo, cambia de tamaño y se erecta. (3) Conceptualmente para Masotta el falo es una “célula teórica original” y que refleja algo de siniestro, porque ser el falo de la madre parecería ser el anhelo de todo sujeto, pero a la vez es un lugar del que a veces no es posible salir. (4)
Por último, apoyarnos en el texto de Miller, Clínica Lacaniana, ha sido fundamental ya que encontramos una organización conceptual cronológica y lógica del falo. Este texto de Miller, así como otros, nos sirven como verdaderos programas de estudio. Para Miller el falo es el “primer elemento del edificio freudiano”, que nace del tratamiento de la sexualidad femenina y que “por el hecho de no existir se vuelve operante” (5)
citas
*Integrante del CID Santiago del Estero-IOM3
Lo femenino y lo masculino en psicoanálisis.
Agustina Cantos*
El siguiente escrito tiene como propósito reflejar el recorrido teórico desplegado en el grupo de lectura titulado “Lo femenino y lo masculino”.
La propuesta inicial del grupo estaba relacionada a la práctica psicoanalítica y a responder inquietudes que provenían de nosotros como participantes, por ejemplo ¿Por qué es tan difícil o genera tanto sufrimiento estar en pareja?. Tomando esto como punto de partida a nivel teórico la expectativas estaban orientadas a tocar puntos como la teoría de la sexuación en Lacan, el goce fálico, el goce del no-todo, la oposición de la histeria vs la feminidad, la relación entre los sexos, entre otros.
En respuesta a esta propuesta, y aclarando que los integrantes no eran analistas en práctica sino estudiantes, las motivaciones para formar parte de este grupo tenían que ver con profundizar en las diferencias entre el sentido común y la teoría psicoanalítica como forma de habitar un poco más el lugar de incomodidad que supone el paso del discurso científico al discurso analítico para los principiantes. En ese mismo sentido, también significaba una oportunidad para hacer el ejercicio de distanciarse de una primera reacción defensiva que emerge hoy al hablar en términos binarios y realmente preguntarse ¿Qué es para el psicoanálisis la posición femenina y la posición masculina? Cuya respuesta tal vez esclarecía una segunda pregunta ¿Cómo no restringir la operatividad del psicoanálisis en tiempos actuales?
Dicho esto se procede a un repaso fiel de los tiempos lógicos y de los puntos teóricos que han sido trabajados en este grupo bajo un ejercicio permanente de cuestionamiento, de retroceder hacia lo básico una y otra vez haciéndole honor con creces a que el psicoanálisis es una práctica de preguntas y no de respuestas.
Lo primero que se tenía que articular era el concepto de estructura para el psicoanálisis como concepto simbólico. Esto significaba renunciar a la imagen proveniente del sentido común de una estructura como un todo completo y articulado entre sí de forma estática. Es verdad que Lacan piensa a la estructura como un conjunto de elementos articulados entre sí, pero teóricamente lo piensa en sentido matemático, es decir que implica que hay una serie de elementos que se unifican arbitrariamente a través de un axioma, distanciando así a la estructura de todo efecto de percepción o fenomenología y agregándole un punto fundamental: en Lacan la lógica de la estructura como sistema simbólico tiene entre sus axiomas de base el hecho de ser incompleta, es decir que tiene como lugar fijo una falta.
En segundo lugar, habiendo establecido que la estructura para el psicoanálisis es el Otro con mayúscula también llamado por Lacan como Otro simbólico, el Otro de la ley, el Otro del lenguaje; a nivel teórico era importante comprender la diferencia entre el Otro sin tachar, y el Otro tachado, el que entraña la falta como tal. Según Rabinovich (2023) para Lacan A sin tachar no existe. Es decir, el Otro completo es un mito humano que puede buscarse en la novela familiar del neurótico. Todos creemos por estructura, no por ingenuidad, el efecto de este Otro como un todo coherente que garantiza la verdad que garantiza la posibilidad de un saber que no es un efecto de error personal, es un efecto de estructura; es decir, no depende de que nos equivoquemos o no sino que la estructura, en cuanto tal, tiende a crear un efecto de completud.
En tercer lugar y solo luego de haber igualado esta falta central planteada en la teoría de Lacan con lo anteriormente planteado por Freud como la castración, era importante ubicar la relación de la estructura y el complejo de castración, es decir, ¿Qué es lo que organiza el complejo de castración en las estructuras neuróticas? Para contestar esta pregunta era necesario introducirnos en la fórmula de la metáfora paterna y qué es lo que se juega en torno a la significación fálica, esa en la que el significante del padre aparece como respuesta al enigma del deseo materno, y ese deseo materno que aparece como teniendo un significante x, lo que teóricamente se llama falo simbólico o genéricamente deseo del Otro tachado.
Entonces, aquello que organiza fundamentalmente la castración es el deseo del sujeto; la posición del sujeto como deseante está caracterizada por la forma particular en que ha procesado el complejo de castración, como se puede teorizar en relación al deseo insatisfecho de la histeria y al deseo imposible de la neurosis obsesiva. En este punto y retomando el efecto de completud de la estructura, aquello que el neurótico evita a toda costa es descubrir que el Otro está castrado, de allí que la pregunta por excelencia en pos de mantener a ese Otro completo es ¿Qué me quiere el Otro?
Así, en la psicopatología de la vida cotidiana puede ubicarse a la histérica como alguien que vive ofreciendo su propia castración imaginaria a modo de sostener la imagen de un padre que ha escapado a la castración, ofreciéndose ella como castrada, como no pudiendo para mantener así la imagen de un Otro completo, un padre potente. No es casualidad, como señala Lacan, que los historiales freudianos tienen como característica una hija al lado de un padre moribundo, enfermo, o impotente. Desde la identificación al hombre, la histeria se pregunta ¿Qué es una mujer? suponiendo que existe un hombre, el amo de la histérica, aquel que tiene un saber sobre el sexo y que le brindará el secreto de la femeneidad.
En el caso de la neurosis obsesiva, se protege a ese Otro de la castración suponiendo un padre muerto, como dice Lacan, un padre que no tiene deseos. La forma que tiene el sujeto obsesivo de asegurarse de que este padre exista es obedeciendo excesivamente a la orden del Otro, obedeciendo a su demanda para evitar a toda costa cualquier signo de que ese Otro es deseante. Desde la identificación al padre muerto, la pregunta del obsesivo tiene que ver con la existencia, y es haciendo de muerto, haciendo de alguien que no está presente como sujeto deseante la forma en la que encuentra la manera de formular su pregunta.
* Integrante del grupo de investigación Lo femenino y lo masculino en Psicoanálisis.
Ciudalitica | 2023
Sitio virtual de publicaciones del CID Santiago del Estero