Clase 2: “La operatividad del discurso analítico”.
Docente a cargo de Cecilia Rubinetti*.
Acompaña Francisco Ruiz.
Reseña
La clase inició con el aporte de Francisco Ruiz:
Lacan en el seminario 1 hará referencia al modo de actuar, operar de Freud, que fue desde el inicio un trabajo en progreso, de construcción e invención. Creó una clínica, lo vemos desde sus primeros casos. Sus intervenciones podían tener un carácter instructivo, se podría decir más del lado médico y de carácter asociativo, cuando interroga a la paciente el ¿por qué se asusta, desde cuándo? Freud con esto sostenía así que el síntoma histérico estaba encadenado a recuerdos de sucesos que no accedían a la conciencia. Se puede leer el cambio de una posición médica, de tener el saber sobre el padecimiento del paciente a una analítica que hay un origen distinto de la causa. Discurso inédito tratando de incorporar otra causalidad que no es científica sino de la historia del sujeto, que el sujeto enlazará al síntoma alguna causa (dimensión analítica). Podemos decir el modo de operar de Freud se sostiene en cierta docta ignorancia, posición no de ignorancia sino saber que algo se ignora. Esa posición permitía que el sujeto se interrogue, se podría pensar entonces que hay una diferencia en relación a su primera posición, pudiendo decir que hay en él un deseo del analista, despojado de la intención de curar.
Luego continuo con el desarrollo de Cecilia Rubinetti:
Se prosigue con la afirmación de la histeria como puerta de entrada para pensar la operatividad del Discurso analítico. Se trabaja de manera detallada el análisis del caso de Ana O., desde Lacan. Primero diremos que hay un nexo entre los síntomas, la enfermedad y la muerte del padre. El hallazgo es lo que conecta el síntoma con su causación, como Breuer va encontrando esa conexión. Podemos tener en cuenta dos fases: la que se denominó fase de incubación: enfermedad del padre, hasta que deja de cuidarlo por una desmejora física de Ana y, la explosión de síntomas, tos nerviosa, mutismo, sonambulismo, parálisis en un brazo y dificultades en el lenguaje (estos dos últimos los mas duraderos). Ante la pregunta de ¿qué ocasiona esos síntomas? ¿Qué relación hay entre la enfermedad del Padre, su muerte y sus síntomas? Esta conexión para el resto invisible, que va descubriendo por retrotraída, a través de la talking cure, nombre que la propia Ana O dio al método de ir relatando vía la rememoración, de ahí las coordenadas de la causalidad. Sin dejar de lado la transferencia de Ana con Breuer, la intensidad de ese lazo, lo reconocía siempre, sus manos al tacto tenían un efecto tranquilizador, convirtiéndose en insustituible. Breuer escribía para cada síntoma una escena, con un relato detallado.
Lacan localiza en el piso superior del Discurso Histerico el S1, encarnado. Cuando este punto de referencia se pierde aparece la respuesta del síntoma histérico, ante esta pérdida fundamental. En relación al seminario 16 “algo se vacía en el cuerpo”, no se trata del cuerpo vaciado, no es vacío, sino que es la posibilidad de ubicar ese vacío a nivel del cuerpo. Si hay algo que el síntoma histérico muestra es el anti-anatomismo. El cuerpo es el que sirve de soporte al síntoma. Un significante nos representa una falta, la división subjetiva se articula entre dos significantes. La vacilación del significante, cuando cae el sostén, encarnado para Ana en el padre, surge en esta caída el síntoma. ¿Cómo pensar entonces la función del S1 paterno en relaciona la estructura? La metáfora Paterna es el tratamiento del exceso que produce el goce, ubica aquí una falta, entonces el funcionamiento del Síntoma histérico muestra la operatividad del Discurso paterno. Ese S1 tiene una encarnadura en relación al Padre, de ahí el valor particular que tiene el Padre en la Histeria.
El síntoma histérico para ubicar la falta, incluso la falta de sentido, “no sé qué me pasa”. La medicina no lo puede explicar. Y es por esa falta que tiene el origen el psicoanálisis.
Si tenemos en cuenta la dimensión del síntoma como solución, Ana O., en lugar de perder el sentido de la vida, usa el cuerpo para sostener una falta, el síntoma histérico es un modo del lazo al Otro, que produce saberes. La mejoría de Ana cuando rearma su Discurso, se dirige a un S1, Breuer, produciendo saber. Esto que aplaca los síntomas. No es aun el pasaje al Discurso analítico, no nos contentamos con el levantamiento de los síntomas, sino que a partir de ahí se podría incorporar el Discurso analítico.
Lacan en su ultimísima enseñanza en 1977 “Consideraciones sobre la histeria”, es crítico con Freud pero lo revaloriza. Las histéricas con su papel social permitieron el nacimiento del psicoanálisis al escucharlas. Las histéricas no saben lo que dicen pero algo dicen con las palabras que le faltan. Freud insiste en que todo esto se resuelve con palabras, apunta a que la sexualidad está capturada en las palabras. Lacan se interroga hasta el final la operatividad, lo que nos interesan son los síntomas y saber cómo con el blablablá lo resolvemos, con las palabras propias de la paciente se evapora el afecto, no es que desaparece, se ventila. Algo sopla en esas palabras que vuelve al afecto inofensivo, habitable. Así el síntoma intento de solución Freud decía “conflicto consigo mismo”, no es lo mismo que la represión. Quiere decir que hay algo estructural en ese conflicto. El goce del parletre.
Lo que a Freud le enseña la histérica, Lacan lo lleva entonces a todo ser hablante: 1) la relación del ser hablante y la palabra, tensión entre significante y significación, no cierra, no se consigue cerrar. No es del todo lo que quise decir, no consigue cerrar la frase, digo más de lo que creo, está abierto al equívoco y 2) que en esos significantes se desliza un goce de sentido sexual. La sexualidad hecha de palabras y su goce. Freud ya lo decía: que la palabra habla de sexualidad y que la palabra supera lo que voy a hablar. El síntoma es sexual.
*AP Miembro de la EOL-AMP. Docente del ICdeBa y del IOM3.
Reseña a cargo del Equipo de Publicaciones
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