MESA DE CONVERSACIÓN: “El psicoanálisis en las instituciones, hoy»
Inés Contreras
J.A. Miller, en el texto El banquete de los analistas nos dice:.. “no se trata de transmitir el psicoanálisis sólo entre psicoanalistas sino precisamente a aquellos que no lo son”.
Este año trabajamos en nuestro CID el Seminario XVII, El reverso del psicoanálisis, donde Jacques Lacan formaliza los discursos y ahí lo llama la “estructura del discurso”, diferenciándose de la lingüística o retórica ya que le agrega la función de broche con el goce. Esta presencia del goce es el dato esencial e inseparable de toda experiencia humana y que el psicoanálisis nos enseña a reconocer. Entonces para Lacan un vínculo social está lejos de ser sólo una simple sucesión de enunciados, ya que está presente el goce o sea una satisfacción….un modo de satisfacción singular, que leemos en cada estructura discursiva. No hay discurso que no sea del goce. Lacan desarrolla cuatro discursos: discurso del amo, discurso histérico, discurso universitario y discurso del analista. Desde el psicoanálisis, el nacimiento del sujeto se da por la palabra, lo simbólico va ordenando lo imaginario, inscribiendo así su lugar. Decimos entonces el sujeto es efecto de discurso.
Cuando decidimos trabajar en instituciones sabemos que ingresamos acorde a la profesión que cada uno trae, sería entonces como psicólogos, enfermeros, médicos, trabajadores sociales, etc., pero esto no impide que cualquiera de los ingresantes decida con su deseo instituir el dispositivo de la escucha y la creación del acto analítico, si se trata de un practicante del psicoanálisis.
¿De qué modo interviene un analista? “nuestra vía no es la de etiquetar, sino la de singularizar…sin olvidar que existen los tipos clínicos” (1) la vía es entonces la lectura y el análisis del lazo social que se sostiene en una estructura discursiva. Intentamos no ocupar el lugar del amo, sin provocar guerras en las diferentes clínicas y en vez de un saber universal, hay un saber que se va extrayendo de la experiencia analítica cada vez. Entendemos que la transferencia de trabajo no se produce de uno para todos sino como lazo uno a uno.
Bibliografía:
1-Laurent, E. “La despatologización neuro del autismo y la nuestra” en Lacaniana 32.Bs.As.Eol 2022.
Interpretación de la Demanda de Transferencia
Mariana Alustiza
“En la práctica institucional, el advenimiento de un analista que modifique la demanda de curación y haga emerger el nivel implícito de la misma, posibilita la aparición del sujeto, representado por su síntoma, permitiéndole abrirse a la significación de la verdad del goce que subyace en el.” (1)
En el lugar donde desarrollé mi práctica, mi labor consta tanto de entrevistas iniciales a nuevos concurrentes, coordinación del equipo terapéutico y abordaje individual. Me centraré en las entrevistas iniciales; destinadas a jóvenes y adultos con Discapacidad Mental que hayan concluido su escolaridad especial o la formación laboral, que por alguna razón diagnóstica no puedan ser incorporados al sistema. Los mismos llegan a partir de los 14 años, por derivación o solicitud particular, estas entrevistas de admisión son realizadas por el médico psiquiatra o psicólogo. En primer lugar, se sabe previamente que ese alguien que llega ya porta consigo (en muchos casos, incluso sin saberlo), una transferencia hacia la institución. Ernesto Sinatra en su libro Las entrevistas preliminares y su entrada en análisis nos dice que puede tratarse de la transferencia a una institución psicoanalítica. Pero que hay algo más a considerar en la transferencia que, simplemente, “un depósito imaginario” (2). Existe un pivote que va más allá de los fenómenos imaginarios que la transferencia suscita al que lacan llamó SSS y J. A Miller “el pivote transfenoménico de la cura” (es decir aquello que soporta la eficacia simbólica de la transferencia). La función simbólica de la transferencia entendida como sujeto supuesto saber no está, necesariamente ubicada en el analista. Y en este caso está localizada en la institución.
Al realizar la entrevista inicial me permito diferenciar las transferencias imaginarias a la institución y al equipo tratante, de la transferencia como la instalación del sujeto supuesto saber operador. En las entrevistas iniciales los pacientes que llegan son derivados de diversas instituciones con una demanda explícita de no adaptación o exclusión, siendo en algunos casos la institución el lugar previo a la internación.
Alegando al proyecto institucional, el mismo se basa en que para la concurrencia de los pacientes a la institución su estabilización es fundamental, y en caso de descompensación o urgencia se realiza una derivación a su médico de cabecera. Paradójicamente la gran mayoría de pacientes que concurren a la institución se encuentran desestabilizados. Trabajar con ese real convierte a la institución en un marco, que puede servir de suplencia para esta desestabilización, funcionando como un refugio simbólico para alojar determinados síntomas. “El lugar pre-interpreta”, quiere decir que determina al analista y determina a los analizantes. La Institución es nombrada implícitamente como el lugar para alojar a aquellos pacientes rechazados de otras instituciones ya sea por su condición de gravedad o desestabilización. El Acto analítico, (acto de interpretar la demanda), no puede normalizarse, porque no se puede anticipar los efectos sino por el contrario, lograr hacer en primera persona, con su propio estilo, asumiendo la responsabilidad de cada encuentro. Responder a una demanda social de asistencia desde salud mental es posiblemente el inicio que marca una serie de procedimientos que la institución protocoliza como tal, ya que la institución se presta a ser investida libidinalmente a un uso. Esa posición de apertura es, por otra parte, solidaria de la pasión de la ignorancia, única que según Lacan es congruente con el deseo del analista, en cuanto hace lugar a una falta fecunda. Donar la propia ignorancia, volverla operativa, es entonces una posición que el analista interpreta como tal. Esta función es hacer lugar a que el saber, que inicialmente está en el Otro, y que se va escribiendo luego en el campo de la transferencia, pase al sujeto. El deseo del analista apunta a que en el campo de la transferencia se escriba ante lo real una respuesta inédita. Se trata entonces de pensar la especificidad de ese campo para cada condición de estructura. Y, por supuesto, es una función que sólo podrá hacer quien haya pasado por la experiencia de un análisis.
En nuestra práctica institucional no aplicamos el dispositivo del psicoanálisis, nos servimos del saber expuesto por el psicoanálisis para orientarnos en nuestra práctica. La transferencia institucional trabaja con la premisa de que el psicoanálisis no es una ciencia, sino que va tomar lo que la ciencia rechaza. El saber que viene del psicoanálisis nos permite inventar un lugar que produzca respuestas a las preguntas que la estructura nos trae, lo cual no podría darse sin antes trabajar la transferencia.
Bibliografía:
(1) COLOFON, boletín de la federación internacional de bibliotecas del campo freudiano. “Elementos para una epistemología del trabajo institucional” 2003.
(2) Sinatra, Ernesto S, “Las entrevistas preliminares y la entrada en análisis”, Buenos Aires: colegio epistemológico y experimental, 2010 Texto basado en dos clases dictadas los Hospitales “J. M. Ramos Mejía” y “Braulio A. Moyano”, Ciudad de Buenos Aires, los días 13.III y 5.VI.2014. Gabriel Bellucci es psicoanalista, profesor regular de la Universidad Favaloro y UCES, docente regular UBA, supervisor de los hospitales “José T. Borda”, “Braulio A. Moyano”, “J. M. Ramos Mejía” y CSM N° 1 (CABA), Hospital “Eva Perón” (San Martín), Residencia PRIM (Hurlingham) y Clínica Ducont (Ramos Mejía). Correspondencia.
HABITAR UNA INSTITUCIÓN ESCOLAR
María de los Ángeles Amestegui
¿Por qué empezar el presente trabajo con un verbo así… habitar…? Lo voy a desarrollar más adelante.
Luego de la jubilación del directivo ocurre una contingencia, la muerte trágica del vicedirector (única autoridad que tenía la institución) en horario de trabajo. Esta contingencia sume a la institución en un silencio gozoso frente a esta falta. Desde las autoridades superiores la respuesta recibida es nombrar un encargado de dirección. El Reglamento General de Escuelas señala que el director será el responsable de la marcha general de la escuela. De ahí la importancia que esa función esté operando.
¿Qué pasa entonces en esta institución con esa función ausente? El resto de los actores institucionales quedan expuestos a mandatos muchas veces insensatos, sin fundamento legal, que generan angustia y desorientación en las tareas, en nombre de “la escuela tiene que marchar”. ¿Marchar a dónde? Sin la función ni la ley orientando, el camino a recorrer es el del estrago generalizado. Estrago en relación a ser un… “producto tan consumible como los otros”. Como plantea E. Sinatra, el verdadero síntoma social que caracteriza a la vida contemporánea del discurso capitalista es que los individuos son el verdadero objeto del consumo. El pseudo discurso capitalista produce modificaciones del lazo social a ritmo de vértigo. Se han fracturado los dispositivos tradicionales de las relaciones de los individuos con el Estado -otrora protector regido ahora por el par costo-beneficio. El amo moderno a decir de Lacan es el llamado capitalista, “porque el discurso capitalista es una pequeña inversión (del discurso del Amo) simplemente entre el S1 y el $ es suficiente para que esto marche sobre ruedas, pero justamente marcha demasiado rápido, se consuma, se consuma tan bien que se consume”. Nos consume y desecha.
Cuando Lacan presenta en la Conferencia de Milán al discurso capitalista lo hace para alertarnos sobre una variación con relación al goce que se ha producido. Hay una acumulación del mismo sin sentido. Tiene como característica principal el rechazo de la castración, rasgo decisivo de la subjetividad posmoderna, rasgo que fundamenta la modalidad discursiva del capitalismo: “para ti, todo es posible” a costa de tu vida.
Entonces ¿Qué hacer desde la Orientación Lacaniana en la institución? Lo que hemos hallado como solución (temporal seguramente) es el Trabajo con Otros apelando a las leyes vigentes operando como corte de goce. Así la falta que está instaurada en la institución sostendrá la hiancia fundamental… no-todo se puede.
Y de esta manera, habitar la institución mediante una actividad comunitaria y artesanal la volverá vivificante cada vez y para cada uno.
Bibliografía
Seminario XVII El Reverso del Psicoanálisis. Jacques Lacan.
Presentación del tema del IX° Congreso de la AMP por Jacques-Alain Miller Lo real en el siglo XXI
Du discours psychanalytique – 12 mai 1972 – à l’ Université de Milan. Jacques Lacan. Ecole Lacanienne de Psychanalyse (Francia)
El toxicómano es un sin-vergüenza. Ernesto Sinatra – http://www.eol.org.ar/virtualia/ 3 #17 Enero/ Febrero – 2008
Cuando S1 solo impera. Walter Leone.https:// Antroposmoderno.comHabitar: Una condición exclusivamente humana. Juan José Cuervo Calle. ICONOFACTO. 2008.
Hacer existir el psicoanálisis en el hospital, volverse útil
Agustina Luque
Los inicios de mi práctica hospitalaria sucedieron en tiempos difíciles, cuando fui convocada a ingresar al equipo interdisciplinario de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Mama Antula, creado para responder a la emergencia sanitaria causada por la pandemia de COVID-19.
Qué hago aquí, qué es posible hacer con el psicoanálisis en una terapia intensiva como esta, son algunas de las preguntas que se me presentaron, una respuesta se fue armando a partir del deseo del analista y del primado de la práctica.
Las instituciones hospitalarias claramente no son ciudades analíticas, en el hospital trabajamos entre varios, el analista es ahí uno/a entre otros/s y a la vez éxtimo. Considero esto como el desafío y la riqueza de trabajar en una institución.
Hacer existir el discurso y la práctica analítica es siempre un trabajo, no está asegurado de antemano, ni en los consultorios ni en los hospitales. Hoy más que nunca, en épocas de rechazo al inconsciente, de tan poco amor al saber del que es capaz el inconsciente, requiere de docilidad y esfuerzo, de ingeniárselas para volverse útil, para convertirse en ese objeto maleable, dúctil, que se espera en el lugar del analista.
El dispositivo analítico es siempre una invención, claramente no es un invento ex-nihilo. Se orienta en una doctrina y una ética y se sostiene en el deseo del analista, que puede entenderse como el deseo decidido por captar y hacer lugar a lo más singular en cada quien, a lo real que anida en el síntoma. Estar advertido y orientarse por lo real, estar disponible para ofrecerse a la transferencia, no es solo producto de la formación epistémica sino, sobre todo, del propio análisis.
Por su lado las instituciones hospitalarias, históricamente ordenadas bajo la lógica del discurso del amo, están hoy fuertemente comandadas por el pseudo-discurso capitalista. Se trata entonces del discurso médico supeditado a la técnica cada vez más sofisticada, ambos trabajan hoy para que eso, no solo marche, sino que lo haga sin fallas, sin fisuras, ni imposibles. No es menor recordar que le debemos a eso muchas vidas, sobre todo pensando en instituciones como las del hospital en el que trabajo, donde se internaron cientos de pacientes graves y críticos.
Foucault[i] propuso en sus estudios sobre biopolítica y biopoder que el imperativo a “hacer vivir”, comanda el modo actual de ejercer el poder. E. Laurent[ii] volvió sobre esto para mostrar su reverso.
Lo que el psicoanálisis nos enseña y su práctica no para de demostrar es que, por supuesto, eso no marcha, al menos casi nunca del todo bien y otras fracasa de manera estrepitosa. En ambos casos somos convocados a intervenir, no los psicoanalistas sino los psicólogos que trabajamos en los hospitales.
Generalmente se nos demanda disolver rápidamente la falla, el impedimento; el síntoma no como un hecho de discurso ni como tratamiento de lo real, sino como trastorno. Se nos solicita hacer que las cosas funcionen, que los pacientes respondan, colaboren con el tratamiento médico, que no lloren o que duerman, que eso desaparezca lo más rápido posible.
Lacan, define lo real de varias maneras a lo largo de su enseñanza, en La tercera, conferencia que pronuncia en Roma, lo define como obstáculo incesante:
“Lo real es justamente lo que no anda, el palo en la rueda – más aún, lo que no cesa de repetirse para entorpecer esa marcha”[iii]
Somos convocados a intervenir porque lo real irrumpe y hace obstáculo en las instituciones, angustiando a pacientes y profesionales. Hace fracasar el para todos de los protocolos y predicciones y el ideal biomédico y biopolítico de la salud y la normalización.
Pero el real que anida en el síntoma no solo hace naufragar al imperativo médico y toda idea de tendencia a la homeostasis, sino también puede hacerle la vida imposible a quien lo padece, hacer de la vida una experiencia insoportable, conducir a lo peor.
Por ese penar de más, por ese insoportable y por ninguna otra razón, se justifica nuestra práctica, que intenta incidir sobre ese exceso, no para eliminarlo, lo que sería además de necio, imposible; sino para darle un tratamiento, para volverlo otra cosa, encontrarle un nuevo uso. Se trata de una solución que no conduce a la ciega eliminación del síntoma, sino a un trabajo arduo de localización y rectificación del goce en juego, que solo es posible sostenido en ese lazo amoroso que llamamos transferencia.
Quizás convenga no olvidar que el analista es ahí un partenaire vivo y disponible, que se ofrece a ser el objeto que convenga, no solo al paciente y su familia, sino también al equipo con el que trabaja y que esta es una apuesta cada vez, caso por caso y sin garantías.
Bibliografía:
[i] Foucault, M. Historia de la sexualidad I: la voluntad de saber, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2016
[ii] Laurent, E. El reverso de la biopolítica, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2016.
[iii] Lacan, J. (1974), La tercera, revista Lacaniana nro. 18, pág. 14, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2015.
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